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Perspectivas favorables para la siderurgia española

El consumo de acero en 1975 fue de 10.010.000 toneladas, cifra que representa una disminución del 14,9 por 100 en relación con la del año 1974, e inferior en un 17,6 por 100 a la previsión establecida por el programa siderúrgico nacional, según el informe que publica la revista Economía Industrial (del Servicio de Publicaciones del Ministerio de Industria), en su número de julio y agosto.

La producción nacional de acero, así como la de sus variantes ha sufrido una evolución positiva a partir de los años setenta. Pero en 1975 el incremento descendió considerablemente, quedando por debajo de la cifra alcanzada el año anterior.El valor de la balanza comercial de productos siderúrgicos arroja un déficit continuado que varía desde los 26.756 millones de pesetas en 1970 a los 16.632 millones de pesetas contabilizados para 1975.

Como demuestran las estadísticas de los últimos años, la siderurgia española ha dado un salto espectacular al pasar desde los tres millones de toneladas de producción de acero en 1965, a los 11,1 millones de toneladas registrados en 1975.

A pesar de las dificultades coyunturales, el decreto 669/74 que estableció el Programa Siderúrgico Nacional para el período 1974-1982 hace ver con optimismo las posibilidades futuras que tendrá el sector siderúrgico nacional.

En la situación actual, al sector se le ofrece la alternativa de proseguir su expansión en los próximos años. «A este respecto -señala el informe de Economía Industrial- hay que afirmar que a pesar de las dificultades de tipo coyuntural en las que hoy se desenvuelve, las capacidades potencial y operativa del mismo le otorgan un grado de confianza suficiente como para responder a los dictados de la demanda futura de productos siderúrgicos con plenas garantías.

En el editorial del citado boletín del Ministerio de Industria se señala que la industria siderúrgica es una industria muy sensible a las fluctuaciones económicas y a la inversión industrial, dado su carácter básico en el conjunto de actividades productivas del sector secundario. Por lo tanto, las expectativas de recuperación de la demanda de acero no pueden entenderse mientras que la situación de depresión continúe tan generalizada en el conjunto de países occidentales.

En España es de destacar un aspecto muy importante del decreto antes citado para las perspectivas del sector. Se trata del tema de la acción regional, desde el doble enfoque de disminución de los desequilibrios regionales y una mejor distribución geográfica de la oferta del sector. A ello contribuirá la instalación de una planta con una capacidad mínima de 500.000 toneladas/año en el Campo de Gibraltar y otra, con un mínimo de producción de 300.000 toneladas/año en el área industrial de Galicia.

Por lo que se refiere a la segunda acción concertada para el sector, en fecha reciente, el 1 de junio pasado se firmó la última de las actas del concierto entre las empresas y la Administración. Con la puesta en marcha de los proyectos comprometidos se prevén alcanzar, entre otros, unos objetivos de producción, mejora de calidades, fortalecimiento de las dimensiones empresariales, etcétera.

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