Tormenta sobre Montreal
En 1972, el problema político de los Juegos Olímpicos de Munich, al margen de la matanza de israelíes y palestinos, fue la expulsión de Rodesia a consecuencia de la protesta de los países del Africa negra, por el apartheid del señor Smith. El Comité Olímpico Internacional tendrá que reunirse en sesión de urgencia esta semana, quizá mañana, para resolver dos cuestiones previas.De un lado, la República Popular China, que mantiene relaciones diplomáticas con Canadá, se niega a que Taiwan desfile bajo el nombre de China. Canadá, le ha dado la espalda a los isleños. El COI cuenta entre sus miembros con partidarios de anular los Juegos Olímpicos, retirar su enseña y dejar simplemente en Juegos de Canadá al magno espectáculo deportivo de Montreal. La tesis de estos miembros del COI se sustenta en la teoría de que Canadá propuso su candidatura sin discriminaciones de ningún tipo. El COI se considera el auténtico anfitrión y por lo tanto no renuncia a sus derechos.
De otra parte, los países miembros de la OUA, reunidos en la Isla Mauricio, han anunciado un telegrama en el que amenazan con no participar si entre los países inscritos figura Nueva Zelanda, que envió recientemente a Sudáfrica, país segregacionista, un equipo nacional de rugby. Los países del Africa negra vuelven a plantear una situación similar a la de Munich, aunque menos justificada, ya que en 1972, el conflicto fue directo.
Los Juegos Olímpicos nacieron como la gran fiesta de la juventud mundial. Por diversas razones, el espíritu fundacional se ha perdido. El tema no es nuevo. Hitler se marchó del estadio olímpico de Berlín para no ver la coronación del negrito USA, Jese Owens.