Jon Rahm tiene los mismos sueños que Seve
El golfista vasco encara el Open Británico lleno de confianza y encantado de la comparación con el genio
Jon Rahm no había nacido en 1976, pero cuenta como si hubiera estado ahí lo que pasó en el Open Británico de ese año en el campo de Royal Birkdale, la misma brisa, la misma hierba, que este jueves acogen el inicio del grande inglés. Fue el torneo en el que un jovencísimo Seve Ballesteros, de 19 años, tres menos de los que hoy tiene Rahm, se dio a conocer al mundo. Fue, curiosamente, el Open que no ganó Seve pese a salir colíder el último día, y en el que tuvo que escuchar al estadounidense Johnny Miller decirle aquello de: “Créeme, es mejor que hayas perdido hoy, te servirá para ganar otras veces”.
A Seve, claro, eso le dio más rabia todavía. No quería ni oír hablar de perder. Y aún tardó tres años, hasta 1979, en quitarse el amargo sabor de la derrota y ganar por fin el Open, el grande que más desean los españoles, el grande también con el que más sueña Rahm. El vasco, como Seve, solo habla de ganar pese a que este sea solo su cuarto grande como profesional: 59º en el pasado Open Británico, 27º en el Masters de este año, y fuera del corte en el US Open, un golpe de realidad para un jugador que se expresa con la confianza de los grandes campeones.
Récord: tres españoles entre los 20 mejores del mundo
A Sergio García le brillan los ojos cuando habla de Royal Birkdale y de sus rápidos greens, y sueña con ganar el Open después de vestir de verde en el Masters. El Niño es la punta de lanza de la Armada, quinto del mundo. Séptimo es Jon Rahm, y 17º Rafael Cabrera-Bello después de su victoria el domingo en el Open de Escocia, lo que no solo suponía una segunda semana seguida victoriosa tras el triunfo de Rahm en Irlanda, sino que situaba a tres españoles entre los 20 mejores del mundo por primera vez desde que existe la clasificación oficial, en 1986. En este Open se habla español.
“El nuevo Sevi”, le llama un periodista en la sala de prensa del Open, donde se mueve con la soltura de un veterano. Y Rahm, lejos de achicarse, se crece. “Seve fue tan, tan especial, abrió tantas puertas para el golf español... Aunque sea que me relacionen con él de una forma muy pequeña, es un honor, un orgullo. Claro que intentaré emularle, pero Seve es Seve, y Jon es Jon. Soy diferente”.
“Son diferentes, sí”, analiza Manuel Piñero, histórico jugador que vio tantos golpes únicos de Seve, y que ve cómo a Rahm “se le ilumina la cara” cuando habla del gran maestro. “Seve y Rahm son estilos distintos. Seve era intuición pura. Rahm es más consistencia, es más como Jack Nicklaus. Seve era un genio. Nicklaus transmitía seguridad”. Piñero, capitán español en los Juegos de Río, no cree sin embargo que esta comparación vaya a pesar sobre los anchos hombros del jugador de Barrika: “Nada. Está muy confiado, muy seguro de sí mismo”. Y remata: “Jon va a marcar una época”.
Rahm habla con reverencia de Seve, pero también de Olazabal y de Sergio García. “Gracias a ellos aquí en el Open nos tienen bien vistos a los españoles”, dice. Y recuerda claro a Tiger Woods y su revolución: “Yo crecí con él como referente”.
El cambio de bola, a Taylormade —la controla más— y su trabajo con Adam Hayes como caddie han elevado el rendimiento de Rahm, según explica, respecto a su versión de hace un año en el Open, cuando hizo su debut en un major como profesional. “Estoy a años luz del Jon de entonces. He aprendido mucho de mí mismo”, afirma el vasco, de quien no se separa su mánager, Tim Mickelson, el hermano de Phil. “Ganar el Open de Irlanda me ha hecho ver que puedo jugar bien en un links. Y con el ambiente que se respira aquí, con Seve en el 76... Yo no pienso en ser favorito, solo pienso en mí mismo, en ganar. Todo depende de mí... Pero tampoco debo anticiparme a lo que pueda venir, tengo que manejar mis propias expectativas. En este año todo ha ido a una velocidad increíble. He logrado objetivos que no estaban en mi mente...”.
Hay en Rahm una lucha interna entre la voz que le dice que baje los pies a la tierra y la que le susurra que sueñe con algo grandes porque está destinado a ello. A veces manda la primera voz, pero la segunda es más poderosa y sale siempre a flote. “¿Sueños? Sueño cada día. Mi vida ha sido un sueño. Y me quedan muchos”. Mañana, en el Open Británico, en Royal Birkdale, empieza otro. El mismo que tenía Seve.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.