Froome aventaja a Contador y Valverde en la Dauphiné

Richie Porte sube ligero, muy consciente de su propia importancia y su calidad estos días de Dauphiné y de preparación para el Tour. Asciende el Mont du Chat, una tortura de más del 10% en el Jura, a su ritmo rápido, llevando a rueda a Chris Froome, que está nervioso por las cosas que pasan en su equipo. Por detrás se han quedado ya Alejandro Valverde y Alberto Contador, sudando en la canícula de una tarde de primeros de junio que podría pasar perfectamente por una de pleno Tour, tanta luz, tanto calor. El murciano, que dice que, a sus 37 años, solo corre para divertirse, ha disfrutado al principio de la ascensión, atacando como un juvenil sin preocupaciones. El chico de Pinto, que piensa en ganar el Tour, ha cumplido su palabra los días anteriores: "no estoy para luchar por la victoria en la Dauphiné, vengo, simplemente, a ponerme en forma para el Tour..."

Por delante mandan, ataque conjunto del Astana, el danés Jakob Fuglsang, un escalador irregular, y su líder, Fabio Aru, el sardo que no disputaba una carrera desde que se retiró con pulmonía de la Tirreno en marzo (y después se dio un buen golpe en la rodilla entrenándose en Sierra Nevada y no pudo correr el Giro, que salía de su isla). Para ellos, la etapa es un objetivo en sí (objetivo conseguido: ganó Fuglsang); para Froome, Porte y Contador, también la victoria, el orgullo, cuenta, pero es, sobre todo, un experimento: el Mont du Chat y sus pendientes tan elevadas y regulares será uno de los momentos más importantes del próximo Tour. Se llegará allí el noveno día después de una etapa mucho más dura, con dos hors catégorie antes, y con el mismo descenso criminal después, carretera estrecha, curvas irregulares, gravilla. Lo que hace sonreír a Froome, y le da ideas malignas.

El Tour del 16 lo ganó el inglés, evidentemente, ascendiendo a pie el Ventoux, pero los cimientos de su triunfo los había puesto bajando como un loco pedaleante el Peyresourde. El del 17, avisó a Porte, que se cree a su altura, lo podría ganar bajando el Chat hasta Chambéry. Se lo dijo con un interior de escalofrío al comienzo del descenso. Se lanzó Froome hacia abajo y puso de los nervios a todos. Terminado el descenso, en los pocos kilómetros llanos hasta meta, se reajuntaron los cuatro, y tantas ganas tenía Froome, tanto interés tenía en dejar bien claro que su mala contrarreloj del miércoles no había sido sino un accidente, que hasta, como si fuera un sprinter, lanzó la llegada y hasta intentó cerrar con sus codos tan extendidos a Porte, quien le devolvió el interior en los últimos metros. A ambos les ganó Fuglsang. Y la sensatez, representada por Porte, líder, con 39s de ventaja sobre Froome, 1m 15s sobre Fuglsang y 1m 20s sobre Valverde, pudo con todos, finalmente. La etapa fijó una jerarquía que quizás se repita en el Tour.

Casi un minuto más tarde, a 50s, llegaron Valverde, el juvenil casi cuarentón (el Mont du Chat solo se ha subido una vez en el Tour: fue en el 74, y un casi cuarentón llamado Raymond Poulidor, de 38 años entonces, le ganó al Merckx 11 años más joven) y Bardet, el escalador francés demasiado presionado para buscar resultados todos los días. Contador llegó 16s más tarde. “Se me cruzó bajando un ciclista de una escapada temprana y por poco no me caigo, por eso levanté el pie bajando”, dice Contador, que añade que también levantó el pie subiendo, y prefirió hacerlo a rebufo de Valverde, a ritmo, porque aún no está para cambios de ritmo explosivos. “Estoy muy contento de cómo van las cosas”, añade. “Y seguiré siendo conservador el fin de semana”.