Unicaja vence a Valencia Basket y alarga la final de la Eurocup
Los locales barren en el rebote y el título se decidirá el miércoles en La Fonteta
Este viernes no era día para ver un campeón. El Valencia Basket tenía en su mano proclamarse vencedor de la Eurocup, pero no era el día ni el lugar. Unicaja saltó al parqué de su feudo, el Martín Carpena, sin ninguna gana de fiesta, y menos ajena. Cuando sí la habrá seguro será el próximo miércoles en Valencia. El tercer partido de esta final decidirá el campeón del segundo torneo continental y, lo que es más importante, repartirá un billete para la próxima Euroliga.
Unicaja, 79 - Valencia, 71
Unicaja (21+22+21+15): Díaz (7), Nedovic (5), Waczynski (6), Brooks (9), Omic (12)- cinco inicial-, Okouo (4), Fogg (6), Díez (4), Smith (20) y Suárez (6).
Valencia Basket (16+18+17+20): Van Rossom (11), Sikma (2), San Emeterio (9) Sastre (3), Dubljevic (11)- cinco inicial- Thomas (2), Sato (9), Martínez (8), Vives (14) y Oriola (2).
Árbitros: Javor (SLO), Belosevic (SER) y Panther (GER). Señalizaron técnico al entrenador del Valencia Basket Pedro Martínez, minuto 36.
Incidencias: Segundo partido de la final de la Eurocopa disputado en el Martín Carpena de Málaga ante 11.000 espectadores.
La Eurocup es un largo y pedregoso camino. Liguillas interminables con viajes lejanos y unos playoffs durísimos para rematar. Pero dado que casi todas las plazas para la Euroliga están repartidas de antemano, ganar este torneo es la única vía a la gloria europea. No es de extrañar, por lo tanto, que Valencia y Unicaja estén luchando con todo lo que tienen por el título.
Ayer desde el salto inicial se vio que Unicaja no iba a permitir que se sacase la copa en su casa. Pusieron más garra, más nervio, más ambición y más baloncesto que su rival, que al final de eso se trata.
Empezaron finos los de Joan Plaza. Su juego de pase alcanzó tal fluidez que los defensores del Valencia siempre llegaban tarde para puntear el tiro. El ataque rozaba la perfección y las primeras ventajas no tardaron en aparecer (21-11) casi al final del primer cuarto. Todo el mundo estaba enchufado en el equipo local. Los exteriores la metían de fuera y los de dentro cerraban el aro propio y se comían el ajeno. En total, los verdes agarraron 15 rebotes más que su rival.
A base de triples se metió Valencia en el duelo. Sato y Van Rossom aprovecharon una leve pájara del equipo malagueño para estrechar el marcador. Mientras tanto el partido se había embarrado. La sinfonía de Unicaja del primer cuarto dejó de sonar. Las canastas eran más trabajadas y sudadas, pero el dominio debajo del aro hacía crecer a los de Plaza. Alen Omic era un gigante intocable para el Valencia y Dubljevic estaba desaparecido. La diferencia reboteadora era estruendosa ya al descanso: 23-10 a favor de Unicaja.
El Martín Carpena estaba caldeado por la tensión de toda una final europea, pero en el tercer cuarto entró en ebullición. Un solo hombre bastó para desatar la locura y que Unicaja sentenciase. El show de Jamar Smith sepultó a un Valencia que había salido del vestuario con la intención de dar alguna vuelta de tuerca a su defensa, de hecho, se puso a solo tres. Smith lo estaba viendo desde el banquillo, estudiando cómo reventar el partido en cuanto saliera, y a fe que lo hizo. Solo cinco minutos le bastaron para anotar 14 puntos, con cuatro triples, y poner a su equipo rumbo a Valencia.
Solo Guillem Vives
La efervescencia era tal que hasta Omic se atrevía a meterlas desde fuera, sin dejar de hacer su trabajo de limpieza bajo los aros. La sangría en el rebote se mantenía e incluso se agravaba para el Valencia, que si no ponía remedio a eso no tenía la más mínima posibilidad en el partido. Solo Guillem Vives cumplía en los taronjas porque la tímida aportación de Dubljevic no sacaba de la pobreza a los de Pedro Martínez.
Hubo algún intento de los visitantes por acercarse, pero Unicaja lo tenía todo controlado. La final volverá a Valencia y allí se tendrá que decidir el campeón.
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