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Rice se apodera del Barça y del clásico

La fantástica actuación del base estadounidense, con 30 puntos, abruma al Madrid (93-99) y pone a su equipo en la final en la que se enfrentará al Gran Canaria

Rice lanza nate Doncic
Rice lanza nate Doncicacbmedia

El clásico añadió en la Supercopa de Vitoria un nuevo nombre a la ristra de leyendas. Se llama Tyrese Rice. Es un base liviano. Pulula con una banda de color blanco en la cabeza —ignorante del significado de los colores en estas lides— y es capaz de desconchar a la defensa más pintada. Y bien que lo sabía el Madrid, víctima de la eficacia y el talento de Rice en aquella final de la Euroliga de 2014 ante el Maccabi. El base de 28 años, fichado este verano por el Barcelona, repitió en su primer clásico, con 30 puntos y seis asistencias, y metió a su equipo en la final de la Supercopa, en la que se enfrentará al Gran Canaria.

REAL MADRID, 93; BARCELONA, 99

Real Madrid: Llull (27), Taylor (0), Rudy Fernández (15), Randolph (7), Ayón (4) –equipo inicial-; Draper (9), Nocioni (0), Doncic (8), Felipe Reyes (6), Carroll (10) y Hunter (7).

Barcelona Lassa: Rice (30), Oleson (6), Perperoglou (6), Claver (16), Tomic (14) –equipo inicial-; Doellman (11), Dorsey (6), Pau Ribas (4), Navarro (6) y Vezenkov (0).

Parciales: 26-26, 22-21, 22-26 y 23-23.

Árbitros: García González, Benjamín Jiménez y Carlos Peruga. Señalaron una falta técnica al banquillo del Real Madrid.

Buesa Arena de Vitoria. 9.257 espectadores. El Barcelona Lassa se medirá este sábado (19.00, Movistar Deportes 1) en la final al Gran Canaria, que derrotó al Baskonia por 80-84.

Claver y Tomic fueron los mejores colaboradores de Rice, junto a Doellman, providencial en los instantes finales. No estuvo Koponen, todavía magullado tras su accidente de tráfico el pasado domingo, pero el nuevo Barcelona de Bartzokas brindó buenas sensaciones. No se deshizo en las dos o tres fases en que dominó el Madrid y fue escrupuloso y certero en los momentos decisivos.

Llull, magnífico, con seis triples y 27 puntos, arrancó con una decisión y un acierto ofensivo que puso en muchos apuros a Rice, del que ya se sabía que no destaca precisamente por su eficacia defensiva. Pero éste compensó sus lagunas atrás con un despliegue ofensivo demoledor. Rice juega y hace jugar, anota y maneja a la perfección los tiempos, procesa cada acción frente al aro contrario y cuando lo estima oportuno, que es a menudo, acuchilla la defensa rival.

El festival anotador del primer tiempo, de la mano de Llull y Rudy Fernández por un lado, de Rice y Tomic por el otro, enervó a ambos entrenadores. Demasiadas alfombras rojas en sus dispositivos defensivos. El talento de Rice se deslizó sin que pudiera evitarlo Taylor, al que Laso encomendó su marcaje. El Barcelona concedió muchísimo a los triplistas del Madrid que acumularon siete aciertos en 20 minutos. Los triples y los tiros libres le dieron aire al Madrid. Llegó a acumular nueve puntos de ventaja (48-39). Pero justo entonces, a dos minutos para el descanso, apretó el Barcelona y se desconectó el Madrid. El parcial, 0-8, apretó de nuevo el marcador (48-47).

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Claver está de vuelta

El Madrid volvió a dar un estiró a la vuelta a la cancha. (56-49), pero en un visto y no visto le pilló el Barcelona, con Rice, Tomic y Claver en vena de aciertos. Mandaba el Barça (59-64). Y en esas que el base de Richmond, con pasaporte de Montenegro, entró directo una vez más a canasta y cuando se elevó cayó mal y sintió un latigazo en la rodilla izquierda. Dejó la cancha. Cundió el pavor en las filas azulgrana. Corrieron los médicos.

 Claver adquirió protagonismo, abrió brecha con un triple (61-68), pasó a jugar de tres y llevó a su equipo con ventaja hasta el final del tercer cuarto (70-73). La versión pocas veces vista de Claver (16 puntos y siete rebotes) supuso una magnífica noticia para el Barcelona. También llamó la atención Doncic. Tiene 17 años, pero ya se le observan pocos errores de novato. El versátil y talentoso jugador esloveno, que acabó lastimado en un tobillo, ha regresado como un toro tras el verano. Sumó ocho puntos y otros tantos rebotes. Todo lo contrario que Vezenkov, el búlgaro del Barcelona, que no acaba de hacerse acreedor a más minutos.

Volvió Rice a la cancha. Había sido solo un susto. Se superó. Se adueñó definitivamente del juego, a pesar de la réplica de Llull. El partido estuvo en un puño. Un tiro desde la esquina y en una posición desequilibrada de Doellman dejó al Madrid al borde del abismo 91-95, a falta de 33 segundos. Anotó rápido Ayón. Faltaban 26 segundos. Pero contestó el Barcelona, de nuevo Doellman. El clásico estaba sentenciado.

Laso: “Ya conocíamos a Rice. No estuvimos listos”

“Es un gran jugador. Ya lo conocíamos”, resumió Pablo Laso cuando le pidieron su opinión sobre Tyrece Rice al acabar la semifinal de la Supercopa. El base estadounidense, de 29 años, cerró su hoja de servicios en el primer partido oficial con el Barça con 30 puntos —con 8 de 14 en tiros de 2, 2 de 4 en triples y 8 de 9 en tiros libres—, seis asistencias, tres rebotes y 10 faltas recibidas para un total de 34 de valoración. Otro episodio en su galería de exhibiciones ante el Madrid que comenzó en 2014 en el Mediolanum Forum de Milan. Aquel día se hizo un hueco en la lista de demonios de la enciclopedia madridista con 26 puntos, cuatro rebotes y dos asistencias que negaron la gloria al conjunto de Laso en la Final Four. Dos temporadas más tarde, en la 2015-16, volvió a enfrentarse al Madrid, esta vez como jugador del Khimki. Nuevamente, el base se lució con 12 puntos y 9 asistencias en la ida y 24 puntos, 4 asistencias en la vuelta.

“Hemos hecho muchas cosas bien para la altura de la temporada en la que estamos, pero nos ha faltado consistencia. Nos sacaron de nuestro ataque en el tercer cuarto. No hemos estado listos”, analizó Laso tras la derrota. “Nos queda mucho rodaje todavía, pero hemos controlado los momentos importantes. Rice ha jugado con una motivación especial para dedicárselo a Koponen”, explicó Víctor Claver.

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Sobre la firma

Robert Álvarez
Licenciado en Periodismo por la Autónoma de Barcelona, se incorporó a EL PAÍS en 1988. Anteriormente trabajó en La Hoja del Lunes, El Noticiero Universal y el diari Avui.

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