La Agencia Mundial Antidopaje pide la exclusión de Rusia de Río 2016
El ejecutivo del COI se reunirá el martes por teléfono para decidir qué sanción merece el "ataque sin precedentes a la integridad del deporte” desvelado por el Informe McLaren
Después de que el fin de semana, una decena de agencias antidopaje nacionales, lideradas por EE UU y Canadá y entre las que está España, solicitara al Comité Olímpico Internacional (COI), la exclusión de Rusia de los Juegos de Río, y pocos minutos después de la publicación del informe McLaren la misma petición la hizo la propia Agencia Mundial Antidopaje (AMA), un organismo hijo del COI, que lo financia al 50% a medias con los Estados. “La pelota está ahora en el patio del COI”, dijo McLaren, quien en su informe, no vinculante, no incluye recomendaciones de medidas a tomar.
Las declaraciones del presidente del Comité Olímpico Internacional (COI), Thomas Bach, el rey Salomón de la geopolítica deportiva mundial, son más complicadas de entender de lo que parece. Su primera reacción, una hora después de que la Agencia Mundial Antidopaje (AMA) colgara en su web los 100 folios del informe McLaren, fue extraordinariamente dura. “Los resultados de la investigación muestran una ataque sin precedentes y sorprendente a la integridad del deporte y de los Juegos Olímpicos”, dijo Bach desde su oficina de Lausana como declaración de principios también sin precedentes. La finura y habilidad vaticanas del campeón de esgrima Bach sobresalen en su segunda frase: “El COI no dudará en sancionar de la manera más dura posible a cualquier persona individual u organización implicada”. Bach ha convocado para el martes a su ejecutivo, que en una reunión telefónica decidirá las sanciones con relación a los Juegos de Río, que empiezan en tres semanas.
El intríngulis de esta declaración en apariencia terrorífica reside en que como personas implicadas, en el informe no figuran más que una serie de funcionarios de nivel inferior y el ministro de Deportes, Vitaly Mutko, y su viceministro, Yuri Nagornykh. Y como organizaciones, la policía secreta FSB, la antigua KGB, y la agencia antidopaje rusa. Y sobre ninguna de estas personas u organismos tiene el COI la más mínima capacidad sancionadora. Sí que la tendría para sancionar al Comité Olímpico Ruso (ROC) o a atletas individuales cuyo dopaje hubiera probado el informe. El ROC aparece en el informe para ser exculpado, pues McLaren afirma que no tuvo nada que ver en los manejos. Y solo sancionando al ROC, el organismo que inscribe a los deportistas, puede el COI impedir su participación en Río. Tampoco el nombre de ningún atleta cuyo positivo se hubiera tapado con la metodología Mutko, figura en el centenar de folios que detalla el dopaje de Estado.
Es significativo en este sentido que el presidente del ROC, Alexander Zhukov, se felicitara inmediatamente de que el informe no incluyera recomendaciones de sanciones.
Hasta el presente, Bach, se ha mostrado renuente a romper su filosofía de buscar con las sanciones un equilibrio entre el castigo a los organismos y la salvaguarda de los derechos de los atletas limpios. Así, parece improbable que el COI decida en la plácida Lausana prohibir la participación de Rusia, lo que desencadenaría una crisis sin precedentes en el movimiento olímpico en vísperas de unos Juegos cuyos preparativos no han sido ideales.
A imagen de la federación internacional de atletismo (IAAF), las federaciones internacionales afectadas, prácticamente todas las de los Juegos de verano, podrían sancionar a todos los deportistas rusos. Si tuvieran esa voluntad, que ninguna ha mostrado —empezando por la de gimnasia, que no tiene deportistas implicados y se ha mostrado en contra de cualquier sanción colectiva—, seguramente no darán ningún paso hasta el jueves, que será cuando el Tribunal Arbitral del Deporte (TAS), decida sobre la reclamación del ROC y 68 atletas rusos para participar en Río.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.