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Venezuela busca la fe perdida

La Vinotinto encomienda a su nuevo entrenador, Rafael Dudamel, el vuelco de la pobre imagen en las series mundialistas

Salomón Rondón celebra un gol contra Perú.
Salomón Rondón celebra un gol contra Perú. CARLOS RAMÍREZ (GETTY)

Dijo Rafael Dudamel, el técnico que asumió en abril el mando de la selección de Venezuela, que el once que saldrá a la cancha a jugar la Copa América Centenario estará compuesto por jugadores que se ericen al escuchar el himno nacional. No es una declaración patriotera. El exarquero tiene claro que los jugadores que dirigirá reunidos, es el mejor equipo en muchos años. Pero les hace falta recuperar la confianza y las ganas de competir que perdieron durante el accidentado ciclo de Noel Sanvicente.

Nadie mejor que Dudamel entre los técnicos que podía costear la Federación Venezolana de Fútbol, inmersa en una crisis económica sin precedentes tras la prisión en Estados Unidos de su máximo referente Rafael Esquivel por los casos de corrupción en la FIFA, para encarar ese desafío. Acostumbrado a competir siempre en desventaja, desarrolló, en su etapa como jugador, una personalidad recia que no se amilanaba ante las adversidades. Dudamel recibía cinco goles como golero de la Vinotinto de la década de 1990, cuando el mote de la Cenicienta de Sudamérica era el que mejor le acomodaba a su ingenuidad futbolística, pero al mismo tiempo era el formidable competidor que llegó a ser subcampeón de la Copa Libertadores de 1999 con el Deportivo Cali. Como timonel, en 2013 clasificó a Venezuela al Mundial sub-17 cuando pocos apostaban a esa gesta.

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El técnico, que llega al seleccionado mayor con la eliminatoria para Rusia 2018 en marcha, en la que Venezuela está casi eliminada con un punto de 18 posibles, se ha propuesto rescatar la moral de un equipo que cuenta con jugadores atractivos para los clubes de mitad de tabla en Europa. Resaltan José Salomón Rondón (West Bromwich), Tomás Rincón (Génova), Josef Martínez (Torino), Roberto Rosales (Málaga) y las jóvenes promesas Adalberto Peñaranda (Granada), Juanpi (Málaga) y Rómulo Otero (Huachipato). Es una generación que ve en la Copa la posibilidad de revancha con ellos mismos, pero también espera cotizarse mejor en el mercado para dar el salto a mejores equipos.

Dudamel ha reunido a los mejores jugadores, aunque da la impresión de ser un equipo frágil en la defensa. No está Fernando Amorebieta (Fulham) por una disputa con la federación, y que solía darle al equipo el carácter que nunca tuvo en la retaguardia, Miku (Rayo Vallecano), Carlos Cermeño (Deportivo Táchira), Ronald Vargas (AEK) y Alain Baroja (AEK), que ha sido el gran damnificado del ciclo anterior. El portero nunca supo darle a la zaga la seguridad que requiere en partidos tan competitivos como los de la eliminatoria mundialista.

Venezuela no lo tiene fácil para trascender en su grupo. México y Uruguay son los favoritos para pasar de fase. La Vinotinto va con la ilusión de llegar lo más lejos posible e igualar el cuarto lugar obtenido en la edición de 2011 celebrada en Argentina. No se han puesto un límite, pero quizá deba conformarse con un premio no menor. La afición y su técnico pueden darse por satisfechos si el equipo logra recuperar el extraviado espíritu de la competitividad.

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