El Sporting castiga el conservadurismo de Simeone
Los de Abelardo remontan el tanto inicial de Griezmann y sacan los colores al Atlético
Esta vez la ecuación tan italiana del Atlético de no encajar y rentabilizar un gol no le funcionó a Simeone. Esta vez, los cambios tácticos a la búsqueda de amarrar los tres puntos con media hora de juego por delante no le dieron fruto al técnico argentino. Como no hay defensa desde el resultado, este tipo de partidos son los que cuestionan la altura de su propuesta ante determinados rivales. Visitaba al penúltimo de la Liga y el Atlético se desempeñó con poca grandeza. Quiso ganar refugiado en su campo y acabó desbordado, dando ese paso atrás que puede terminar por sentenciar la Liga ya de manera irreversible si el Barça gana en Villarreal. El Sporting volteó el marcador en el segundo tiempo primero desde una intensidad tobillera que segaba la hierba y después por velocidad, valentía y arrestos. El punto de fuerza y la marcha de más que puso el equipo de Abelardo en el segundo tiempo encajonó al Atlético hasta provocar su desplome. Ni con la pelota ni sin la pelota, ni defendiéndose desde los espacios, su gran especialidad, pudieron sostener los hombres de Simeone los empellones del Sporting, desatado desde la desesperación de su situación y animado por la respuesta pacata que encontró enfrente. Los cambios de Simeone, sobre todo el de Gabi por Correa y el de Juanfran por Vietto, le invitaron a envalentonarse más aún de lo que ya estaba. Fueron mensajes que denotaron la intención visitante de tratar de aguantar el 0-1 logrado a la media hora de juego. Si el Sporting quiso morir en el área del Atlético, él pretendió sobrevivir y lo pagó con la derrota.
Un toque preciso en lo que era un partido fabril no fue suficiente esta vez. La curva a la escuadra de Griezmann en un libre directo desde la media luna a la media hora de juego, cuando no pasaba nada, cuando Atlético y Sporting solo sudaban y discutían por los espacios y regañaban con el balón, fue lo mejor de los madrileños. La técnica individual por encima del juego o de las propuestas. Un alivio en medio de un páramo futbolístico. Un instante para la estética, para refrescar tanto fútbol pizarrero durante esa primera parte soporífera. Por filosofía, el equipo de Simeone está justo de toque, a veces también por precisión en el pase cuando se acelera, pero a balón parado tiene tobillos privilegiados. Cuando no es Koke desde el banderín o en una falta lateral, puede ser Griezmann, sublime en esa ejecución que pudo abrir el campeonato si el Barça pincha en Villarreal. Dio el toque justo en un partido plagado de imprecisiones y de algunas entradas tobilleras y feas por parte de algunos jugadores del Sporting. Saúl, Koke, Griezmann y Giménez padecieron esa intensidad que segaba la hierba. Hubo en las entradas ese punto de intimidación que los equipos que pelean el descenso emplean en casa cuando el campeonato entra en su recta final. Sucede que el Atlético es un buen encajador de ese tipo de partidos desde su rocosidad porque tampoco acostumbra a esconder la pierna cuando el juego se eriza y se pone áspero. Pero mantenerse en pie ante ese ímpetu esta vez no le rentó. Dio igual que estuviera blindado con esa fórmula de cuatro mediocentros.
Lanzado por el empuje de Lora, por el buen hacer de Cases, por la verticalidad de Jony y las ratonerías de Sanabria, el Sporting fue acorralando al Atlético, incapaz de montar un par de contragolpes. De nuevo Vietto naufragó como punta de lanza de las contras. Tampoco Correa se encontró cómodo entre tanto defender y defender. El empate del Sporting a diez minutos se intuía. Sanabria ya había astillado el palo poco antes de reventar el balón en una falta centrada dentro de la media luna. Se la sacaron en corto y su golpeo violento superó a Oblak tras tocar en Kranevitter. Castro, redimiéndose de su anterior fallo a puerta vacía, en una jugada en la que la velocidad arrasó a la defensa terminó por ajusticiar y castigar el conservadurismo de Simeone. El baile final con la pelota en el córner fue un digno colofón a ese final de alto voltaje que desplomó al Atlético.
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