Aduriz y 22 más
Siempre se ha dicho que cada español lleva un seleccionador de fútbol dentro, lo cual no debe ser ni medio bueno para la salud. Por esa razón, históricamente se han levantado encendidas polémicas sobre si este o aquel jugador debía o no defender la camiseta roja del equipo. La memoria se traslada así a la época de Javier Clemente, hombre pausado donde los haya, concretamente a 1992, el año en que el por entonces seleccionador tomó la decisión de borrar de su lista a la Quinta del Buitre en pleno, por mucho que el rendimiento de algunos de ellos en el Madrid fuera excelente. Su simbólica patada en el culo a Michel fue sonada y se alargó en el tiempo, con improperios varios del uno al otro y del otro al uno. Más reciente fue el caso de Raúl, al que el recordado Luis Aragonés eliminó de la plantilla poco antes de que España conquistara la Eurocopa de 2008, lo que dio pie a una conclusión entre repugnante y perversa: con Raúl, España no habría ganado el torneo. Hubo muchos más debates, claro, siempre con futbolistas de alguno de los grandes, nombres de enorme repercusión mediática. Con ese recuerdo, uno se pregunta: ¿Qué estaría ocurriendo en este país si Aritz Aduriz jugara en el Barça o en el Madrid? Respuesta: el apocalipsis.
Porque Aduriz, el mejor goleador español, lleva tiempo sin ser llamado a la selección. Al desconocerse los motivos se multiplican los interrogantes. ¿Sus 35 años, quizá? Sería un argumento convincente si se estuviera haciendo un equipo para el futuro, qué sé yo, para los Juegos Olímpicos de Madrid del año póngase la cifra que se quiera. Pero lo que se está haciendo es un equipo para una Eurocopa que echa a andar en tres meses. Podría ser, entonces, que el olvido que la selección ha tenido de un chico que lleva 30 goles en el zurrón esté provocado por un comportamiento ruin en el campo que ni el más observador de los hinchas conoce. Sucede que a esta selección suele ir Diego Costa, un futbolista en cuyo currículo de pendencias caben escupitajos, pisotones, zarandeos, en fin, todo un catálogo de juego sucio que asustaría al FBI. Un Diego Costa con el que la Federación movió todos los resortes posibles, y los imposibles, para que jugara en la selección española, como si de Van Basten se tratara, y cuyo bagaje con La Roja se reduce a un gol en 10 actuaciones.
También podría suceder que Aduriz fuera un tipo de esos que lejos del terreno de juego acumula episodios polémicos, faltas de respeto, que fuera dueño de una cachondez mental, una chulería, un tú no sabes con quién estás hablando y una falta de educación divertidísimas. No lo es, pero si lo fuera tampoco valdría para excluirle del equipo. Más que nada porque en ese equipo está Gerard Piqué.
Vistas así las cosas y no habiendo motivos extraños que justifiquen que el mejor goleador español no juegue en la selección española, solo queda confiar en que el técnico, Vicente del Bosque, hombre cabal y ponderado donde los haya, cuente por fin con él. Al caer está la lista de 23 convocados para los compromisos amistosos frente a Rumania e Italia. El propio Del Bosque ya ha puesto de manifiesto que la relación de jugadores se parecerá enormemente a la que acuda a la Eurocopa de Francia que arranca en junio. Podrá tener dudas el seleccionador, y en su derecho está. Y se planteará si llamar a este o aquel, a Fulano o a Mengano. Pero ocurre que hoy por hoy nadie admite comparación con Aduriz. Y menos en una lista en la que habitualmente goleadores, lo que se dice goleadores dignos de llevar ese nombre hay, para ser exactos, ninguno.
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