Leganés, hambre de Primera
El equipo del sur de Madrid, con Garitano a la cabeza, ambiciona un ascenso histórico
En diciembre de 2008 el Atlético B visitaba el estadio de Butarque para jugar con el Leganés. Cuando el árbitro pitó el inicio, los jugadores locales pusieron una rodilla sobre el césped y así estuvieron durante un minuto. Los oponentes no les atacaron en señal de respeto y solidaridad con unos futbolistas que llevaban casi un año sin cobrar. La escena de protesta no sorprendió en aquella época de fútbol en bancarrota, de clubes que pagaban los excesos económicos del pasado. Hoy el panorama es muy distinto en el municipio del sur de Madrid, que ve a su equipo en la cima de Segunda y sus jugadores y empleados cobran a final de mes.
La victoria de la jornada anterior ante el Alavés situó por primera vez al Club Deportivo Leganés como líder de la categoría de plata con la Liga tan avanzada y aspira a estrenarse el curso que viene en Primera. “El objetivo es el ascenso directo”, afirma sin tapujos Asier Garitano, entrenador del cuadro pepinero, “pero quedan 45 puntos por jugar y muchos equipos fuertes ahí metidos”. En el entrenamiento del pasado jueves una pancarta permanecía en la grada. “Gracias, Garitano”, se leía. Y es que para casi todos este guipuzcoano de 46 años es la gran estrella de un equipo sin grandes nombres en el campo. “Tener un buen bloque te da posibilidades de luchar. Pero hay muy buenos jugadores en Segunda. Luego hay que hacer un buen grupo y trabajar”, apunta el técnico.
El club resucitó tras padecer numerosos problemas económicos
Garitano, que no tiene nada que ver con Gaizka, exentrenador del Eibar, llegó a Leganés en 2013, con el equipo en 2ªB, donde ya llevaba nueve años. Atrás quedaba la época dorada del club, cuando encadenó once temporadas seguidas en el segundo peldaño del fútbol español (1993-2004). El comienzo de la época dura tuvo su origen en la llegada del empresario argentino Daniel Grinbank, con el que llegaron Pekerman de director deportivo y Carlos Aimar de entrenador, además de una quincena de jugadores de ese país. Grinbank abandonó el proyecto a los pocos meses y el club empezó la cuesta abajo.
A finales de 2008, con el equipo asfixiado por las deudas, aterrizaron los empresarios inmobiliarios Felipe Moreno Romero y Victoria Pavón, que asumió la presidencia del club. “La situación era crítica, no había viabilidad”, recuerda la presidenta. “El presupuesto era muy grande para un equipo de 2ªB y no se había pagado ninguna mensualidad de ese año”. Muy poco a poco el club fue saneándose económicamente y recuperando una afición que le había dado la espalda. En 2014, ya con Garitano, llegó el ansiado ascenso.
“Lo realmente difícil es salir de 2ªB, una categoría con 80 equipos, luego eliminatorias…”, señala el actual técnico. Con el equipo arriba, y aunque falte mucho aún, es inevitable pensar en Primera. “La ilusión está ahí, pero es difícil. No hay tiempo de soñar”, sostiene la presidenta. Para Garitano la palabra clave es “hambre”, la emplea con asiduidad. “No hay que conformarse con estar en Segunda. Tenemos que tener hambre de ser más. Primera es mi objetivo y el de mis jugadores”, sostiene destilando ambición.
Garitano no se esconde: "El objetivo es el ascenso directo"
La ilusión también se palpa en el pueblo de casi 200.000 habitantes. Como en estos municipios satélite de Madrid, la afición balompédica se reparte entre Atlético y Madrid, pero no falta un grupo fiel que es el corazón de Butarque. José Antonio Bodoque, fisioterapeuta del Centro de Alto Rendimiento de Madrid, es abonado desde hace una década y aunque se confiesa seguidor histórico del Real Madrid el Lega le tiene ganado. “Esto es distinto porque les ves entrenar, hablas con ellos… Ahora soy del Lega a muerte. Es un sentimiento”, declara con pasión.
El pasado domingo Butarque se llenó por cuarta vez desde su apertura, en 1998. Es un estadio pequeño, caben poco más de 8.000, pero bien cuidado. Recientemente se han superado los 5.000 abonados, y el aforo se puede quedar corto si se asciende. “Hay un núcleo de miles de seguidores muy fieles, que vamos llueva o haga sol. Aquí no creo que pase como en Getafe”, cuenta Bodoque en referencia al desapego que hay entre equipo y afición en la ciudad vecina, acostumbrada a ver a su equipo en la élite. En Leganés, de momento, impera la alegría.
La conexión vasca
Al margen de Asier Garitano y su equipo, hasta seis jugadores del Leganés son del País Vasco. Desde el portero Serantes –el menos goleado- al prometedor delantero Guillermo, pasando por el defensa Bustinza. Estos dos últimos son cedidos del Athletic. Una relación que comenzó con el préstamo de Eraso en 2013 por dos temporadas. “No hay un motivo especial. En su momento pedimos jugadores a Madrid y Atlético, pero el que accedió fue el Athletic”, cuenta Garitano. “Este año volvimos a pedir y son los propios jugadores los que eligen venir aquí, porque les querían muchos equipos”.
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