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Price y Peterhansel embrujan el Dakar

El australiano logra su primer touareg mientras que el francés añade el 12º a su colección

GORKA PÉREZ
Stephane Peterhansel (derecha) y su copiloto Jean Paul Cottret.
Stephane Peterhansel (derecha) y su copiloto Jean Paul Cottret.MARCOS BRINDICCI (REUTERS)

Unas cincuenta personas con gran desapego por las sábanas se reunieron a las siete de la mañana en una explanada verde de Río Cuarto, en la provincia de Córdoba. Familias, casi todas, que esperaban contemplar desde muy temprano la llegada de los pilotos en el punto en el que terminaba la especial de la última etapa del Dakar. No importaba el madrugón, ni siquiera que el sol decidiera acompañares en la espera desde las siete y media. Quedaban al menos un par de horas hasta que aparecieran los ganadores, ya que el orden de salida en esta ocasión fue el inverso a la clasificación del día anterior, -solo en el caso de las motos para que así pudieran coincidir en el tiempo con el de coches-, por lo que había mucho calor que tragar por delante.

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No pareció incomodarles la compañía. De hecho el público fue en aumento generándose una especie de ola dispuesta a recoger a los supervivientes, exhaustos todos, felices también, tras más de 9.500 kilómetros. No es que el título de ninguna de las categorías dependiera del desenlace de la última jornada, ya que las diferencias resultaban suficientes para asegurar a todos los líderes un desenlace sosegado, pero en una carrera como esta el susto definitivo siempre está por llegar. Al menos es lo que sienten los pilotos hasta que ponen un pie en tierra firme.

No se movió la tierra para ninguno de ellos cuando alrededor de las nueve empezaron a hacer su aparición por Río Cuarto. Media hora después se presentó Toby Price, eufórico, el primer australiano que consigue la victoria en el Dakar, y de qué manera. El piloto de KTM recoge el testigo de Marc Coma en motos a lo grande, después de haber ganado cinco de las 13 etapas de la carrera, y de haberse consolidado como uno de los pilotos punteros con tan solo dos participaciones. Su tercer puesto en 2015 fue más bien una advertencia que ahora parecen haber descifrado todos sus rivales.

“Es el mejor sentimiento que haya tenido nunca. Todo el equipo ha trabajado conmigo. Mis compañeros me han ayudado mucho con la navegación y la verdad es que estoy muy contento”, confesó Price a su llegada. Lo cierto es que mantuvo un gesto alegre, calmado incluso, mientras montado sobre su KTM, que suma su 15ª victoria en el Dakar, más que ninguna otra marca, atendía a los medios hasta que en un momento dado algo empezó a salir de sus ojos. Se emocionó recordando lo que ha supuesto para él conseguir una carrera que con la que siempre había soñado. “Es una locura todo esto, tengo ganas de volver a casa, de ver a mis padres, a mis hermanos, a mis amigos…”, aseguró el australiano entre lágrimas.

El segundo puesto sobre las dos ruedas fue para el eslovaco Stefan Svitko, otro KTM, que aunque lo intentó con ansia en las etapas de navegación no fue capaz de poner nervioso al australiano. El tercer puesto del cajón se lo apropió Pablo Quintanilla, el chileno de Husqvarna, ganador de la última etapa, que le arrebató el protagonismo a Kevin Benavides, una de las sorpresas de este Dakar. El piloto salteño resultó el mejor debutante de la categoría con su Honda, y se postula como uno de los personajes a seguir en las próximas ediciones.

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Igualmente satisfecho se mostró Gerard Farrés, el mejor piloto español, que terminó en octavo puesto. “Estoy muy orgulloso de la oportunidad que me ha dado el equipo HIMOINSA. Ha sido un Dakar muy duro y la verdad es que estoy satisfecho después de cómo lo había pasado de mal los últimos dos años”, comentó el piloto catalán, que se abrazó con cada uno de sus otros cuatro compañeros de equipo a medida que iban asomando por Río Cuarto.

Menos contenta aunque igualmente satisfecha por haber completado su sexto Dakar se mostró Laia Sanz, que finalmente terminó en 15ª posición. “Si antes de empezar con el nivel de pilotos que ha habido este año me dicen que iba a quedar en este puesto no me lo hubiera creído. Aun así, sigo pensando que la decisión de recortar varias etapas me han acabado perjudicando”, refrendó la piloto de Corbera.

De la destronada categoría de motos al cortijo de los coches. No porque haya existido una hegemonía inamovible hasta el momento, sino más bien, por la recuperación del asiento de mando por parte del piloto con más trayectoria y palmarés de la competición. Stéphane Peterhansel, ese hombre sereno y nada estresado –al menos en apariencia-, que sumó su 12º Dakar, el sexto en coches, a lomos de un Peugeot que se ha tragado a sus rivales. El DKR 2008 ha resultado una bestia colosal, la más veloz en nueve etapas, tres de ellas con la firma De Peterhansel, que se convierte en el primer piloto francés que consigue la victoria con la marca gala, la quinta de la escudería en su trayectoria en el Dakar.

“Me va a hacer falta una bandera gigante de Francia para poder representar a todos los franceses que componen el equipo Peugeot”, bromeó Peterhansel. “La verdad es que sin el apoyo de todos ellos no lo habría conseguido. Empecé la carrera muy motivado pero en varios momentos vi que Carlos [Sainz] era más rápido que yo e incluso cometí algún pequeño error de navegación en alguna etapa pero al final todo fue bien”, añadió el galo mientras mostraba una sonrisa de oreja a oreja.

En quads la victoria fue finalmente para Marcos Patronelli que regresaba al Dakar tras un año de ausencia para dedicarse por completo a la empresa familiar que gestiona junto a su hermano Alejandro, que terminó segundo. Tras los abandonos del chileno Ignacio Casale, tras fracturarse la clavícula en Uyuni, y Rafal Sonik, por problemas mecánicos, el título de los cuadriciclos ha resultado un asunto de familia. Marcos, el menor de los hermanos, se adjudicó tres victorias de etapa, por una sola de Alejandro, gracias a las que sumó su tercer toureg tras los obtenidos en 2010 y 2013.

Seguramente una de las sorpresas más inesperadas de este Dakar tuvo lugar en la categoría de los camiones donde los rusos de Kamaz, una auténtica superpotencia, han claudicado ante la constancia y el buen hacer de los IVECO. El holandés Gerard De Rooy se llevó la victoria por delante de Airat Mardeev, ganador del año pasado, y que en esta edición no ha podido acercarse a su rival. De hecho, la escudería rusa tampoco ha conseguido colocar a otro piloto en el tercer escalón del podio, que ha sido para el argentino Federico Villagra, también de IVECO.

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Sobre la firma

GORKA PÉREZ
Es redactor de la sección de Economía y está especializado en temas laborales. Ha desarrollado la mayor parte de su carrera en EL PAÍS. Antes trabajó en Cadena Ser. Es licenciado en Periodismo por la Universidad del País Vasco y Máster en Información Económica de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo.

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