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“Franco ha estado en la calle de forma impune”

Manel Risques, comisario de la exposición del Born, afirma que la muestra se ha instrumentalizado políticamente

Blanca Cia
Manel Risques, comisario de la exposición del Born, delante de la figura de Franco.
Manel Risques, comisario de la exposición del Born, delante de la figura de Franco.MASSIMILIANO MINOCRI

El historiador Manel Risques, comisario de la exposición Franco, Victòria, República. Impunitat i Espai urbà que se exhibe desde ayer en el Born Centro de Cultura y Memoria (BCCM), es un experto en el tema de la Transición y del régimen franquista. Sobre ellos han girado otras tres exposiciones que él comisarió —algunas conjuntamente con Ricard Vinyes, actual comisionado de Memoria del Ayuntamiento de Barcelona— en 1999 en el Muhba, en el 2003 en el Museo de Historia de Cataluña y en 2007 en el CCCB. En ninguna de ellas pudo utilizar la figura ecuestre de Franco o La Victoria, las dos estatuas que tanta polémica han desatado al colocarse en la plaza junto al Born, porque las dos seguían en sus pedestales: Franco en el Museo Militar de Montjuïc y La Victoria a los pies del obelisco en la Diagonal. “Claro que me hubiera gustado pero es que seguían en su lugar, sin que nadie dijera nada. Durante años hemos convivido con ellas en el espacio público. Franco ha estado en la calle mucho tiempo de forma impune. Y eso es, precisamente lo que aborda y explica la muestra”.

Lo cuenta en el recinto del Born, después de contemplar como a cada hora que pasa el aspecto de la figura ecuestre del dictador se va alterando: a veces con una lluvia de huevos, otras con pintura o con la colocación de objetos tan singulares como una muñeca hinchable.

El Born tuvo ayer una afluencia de público fuera de lo habitual. Risques dice que esperaba que la muestra despertara expectación, pero no tanta. Y argumenta que eso ha sido así, “porque se ha instrumentalizado políticamente por los mismos que, por cierto, no movieron un dedo para quitar esas mismas estatuas de la calle durante años”. Parecidas voces —del arco independentista— que también recriminan a los organizadores, empezando por la propia alcaldesa Ada Colau y terminando por Risques, colocar esa simbología precisamente en el Born, que durante sus dos primeros años de vida ha girado exclusivamente en torno a la batalla del 1714 y sus consecuencias. “La idea no va contra el Born ni mucho menos. Si se hubiera hecho esta exposición en el Muhba o en el Museo de Historia de Cataluña, las figuras hubieran estado en la calle igualmente. No tengo ninguna duda”.

La cabeza del dictador, un ‘toque de humor’

La exposición sobre Franco del Born arranca en la calle de forma contundente y termina, al final del recorrido del interior de la sala, también de forma espectacular, con una cabeza del dictador de silicona del artista Eugenio Merino.

“Conocía la obra y pensé enseguida en ella para cerrar la muestra. Como un toque de humor, como diciendo esto es el final. Una caricatura de una figura que está incompleta en la calle”.

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Lo que sí comparte Risques es el sentimiento de rechazo que inspiran las figuras de la calle, especialmente la de Franco: “A mi también me da repelús y por eso entiendo la indignación del que ha sufrido la dictadura al verlas, pero no sirve de nada quedarse solo con la indignación y esta exposición pretende ir más allá e invitar a pensar”. Esa reflexión es lo que plantea el material de la sala que gira en torno a las dos estatuas de la calle junto con La República y a sus autores, Frederic Marès y Josep Viladomat.

Y el espacio público es la columna vertebral porque las tres, pese a representar ideas tan dispares como La República y La Victoria junto con Franco, llegaron a convivir con toda normalidad en las calles de Barcelona desde 1990. Ese año, La República, la escultura de Viladomat que había sido retirada del obelisco de la Diagonal para ser reemplazada por La Victoria en 1939, salió del almacén para ir a una plaza de Nou Barris. “A unos kilómetros Franco seguía en el castillo de Montjuïc y La Victoria en la Diagonal. Toda una metáfora de lo que ha ocurrido durante años en los que los políticos, con mayorías absolutas como las de Felipe González en el gobierno central o Jordi Pujol en Cataluña evitaban los temas de la Memoria”.

La exposición apunta algunos de esos silencios y, por contra, los primeros años de la Transición en los que sí hubo una impugnación de la simbología franquista como las acciones de protesta en las que se cubrió con senyeras y se taparon los ojos a La Victoria. Luego se quedó tan tranquila, hasta 2011.

 

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Sobre la firma

Blanca Cia
Redactora de la edición de EL PAÍS de Cataluña, en la que ha desarrollado la mayor parte de su carrera profesional en diferentes secciones, entre ellas información judicial, local, cultural y política. Licenciada en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona.

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