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Los guardianes del tesoro

La Filmoteca de Andalucía, en Córdoba, busca transformarse en un centro para la divulgación del cine

Antonio J. Mora
Fotograma de 'Sevilla tuvo que ser', de Bollaín.
Fotograma de 'Sevilla tuvo que ser', de Bollaín.
Fotograma de la cinta 'Julio Romero de Torres'.
Fotograma de la cinta 'Julio Romero de Torres'.

A escasos metros de la Mezquita-Catedral de Córdoba se esconde un tesoro. En concreto, más de 3.500 piezas de incalculable valor. Pero no son diamantes, ni rubíes ni monedas de oro. Esta peculiar cueva de Alí Babá no es otra que el antiguo hospital de San Sebastián, un edificio construido entre 1512 y 1516 por el arquitecto Hernán Ruiz El viejo y convertido desde hace poco más de un cuarto de siglo en la Filmoteca de Andalucía. Entre sus joyas deslumbran películas como Un día por Málaga, de 1914; la versión de Platero y yo de Alfredo Castellón; o La Alameda de Juan Sebastián Bollaín, pionero de la producción cinematográfica andaluza. Durante años, esta institución ha compaginado las tareas de conservación y restauración de cintas como las anteriores con su exhibición. Ahora, la revolución digital está cuestionando su funcionalidad.

“Las filmotecas se encuentran ante la encrucijada de seguir retrocediendo hasta convertirse en un nido de cinéfilos o de avanzar y constituirse en un centro cultural para la divulgación del cine”, explica el director de la Filmoteca de Andalucía, Pablo García Casado, en el cargo desde hace casi ocho años. Y es que, el nuevo escenario digital ha transformado de forma radical el quehacer diario de estas instituciones. “Con las nuevas tecnologías, investigadores e interesados por el séptimo arte acuden cada vez menos a una filmoteca para encontrar un archivo. Prefieren ir a Internet, a plataformas de archivos compartidos…”, reconoce García Casado. “A esto se suma que los iconos del cine ya han sido recuperados”, añade. Ante esta realidad, las filmotecas se enfrentan a un doble destino. “O convertirse en museo del recuerdo o adoptar una actitud proactiva y hacer memoria”, apunta el responsable. Y la Filmoteca de Andalucía ha optado por el segundo camino.

Con sedes en Sevilla, Granada y Almería, la institución trabaja para convertirse en un centro cultural polivalente, “capaz de generar debate, diálogo y reflexión…”. Y para ello, deben crear espectadores. “Notamos que el cine como acto social, hecho cultural, se está perdiendo… La gente va cada vez menos a las salas de cine. Si antes las filmotecas nos planteábamos salvar las películas, ahora nos planteamos salvar el cine. Hay una gran carencia de cultura cinematográfica, está gravemente en peligro”, apunta García Casado. “Hay películas como Psicosis que están hechas para que se vean en la gran pantalla, para que el espectador pueda sentir miedo de verdad”, pone como ejemplo. “Hay que trabajar para que la gente descubra el cine tal y como es”, señala.

Para ello, la institución celebra proyecciones y programas para escolares, universitarios y personas mayores. “El año pasado participaron unos 12.000 alumnos. Con que el 10% se hiciera espectador, ya lograríamos mucho”, asegura. Con una media anual de 40.000 espectadores, la cifra ha crecido este año un 3,7%. Al programa puesto en marcha el año pasado para personas mayores, en el que se proyectaron clásicos de Orson Welles y Roberto Rossellini, la institución también ha puesto en marcha un club de lectura en el que literatura y cine van de la mano. En este cuarto de siglo, la institución ha ofrecido más de 14.000 proyecciones.

La institución ha restaurado más de 100 cintas y suma 14.000 proyecciones
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La Filmoteca de Andalucía cuenta con un presupuesto de 60.000 euros anuales para actividades. “El cine está desfalleciente y las filmotecas no pueden estar cruzada de brazos, no pueden hacer como los violinistas de Titanic, tienen que actuar”, agrega García Casado, quien asegura que para que estos organismos sobrevivan es muy importante que se integren en el tejido cultural de la ciudad.

Hay que trabajar para que la gente descubra el cine tal y como es

Pablo García Casado, director de la Filmoteca de Andalucía

Pero este no es el único reto que acarrea la revolución digital. “No hay criterios homogéneos para conservar los soportes digitales. El acetato sabemos que dura unos 100 años pero ¿cuánto duran los discos duros? ¿Y la nube? Al parecer, la perdurabilidad de un disco duro son 10 años, después de ese tiempo no sabemos cómo se irá deteriorando el contenido. Y los expertos no están dando respuestas concluyentes”, señala García Casado, quien explica que su filmoteca está conservando los nuevos contenidos en sus servidores. Estos documentos conviven en un archivo en el que se encuentra toda la producción andaluza industrial, desde los años ochenta y noventa con Solas, de Benito Zambrano; hasta La isla mínima, de Alberto Rodríguez. Este archivo fílmico se completa con uno documental con más de 10.000 carteles y material publicitario.

Y pese a estos cambios, hay algo que no ha cambiado. La filmoteca sigue trabajando en la recuperación y restauración de estas joyas. “En los 26 años de vida de la filmoteca, se ha restaurado un centenar de películas. Cuando las recibimos o nos la donan, lo primero que hacemos es analizar su rareza para determinar si merece la pena ponerse manos a la obra”, cuantifica García Casado, quien señala que estos trabajos pueden alargarse durante meses. “Al año, restauramos entre tres y cinco películas. Todo depende, del estado en el que se encuentren”, apunta el experto antes de recordar que se estima que más del 80% de la producción fílmica de los primeros 20 años de vida del cinematógrafo acabaron destruidos.

Entre los trabajos más importantes desarrollados en esta área, se encuentra la restauración de la obra de José Val del Omar, ejemplo del cine experimental español del siglo XX y que se expone en museos como el Reina Sofía o el MOMA de Nueva York. Los últimos se han centrado en cintas de Juan Sebastián Bollaín. “Estaban a punto de perder el color”, apunta García Casado. Además de La Alameda, se ha recuperado la Tetralogía sevillana (Sevilla tuvo que ser, Sevilla en tres niveles, Sevilla rota y La ciudad es el recuerdo) y C. A. 79, Un enigma de futuro. Las tres películas fueron presentadas el año pasado en el Festival de Cine Europeo de Sevilla y recorrerán las distintas filmotecas españolas. “Es una joya que debemos mostrar”, dice García Casado.

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Sobre la firma

Antonio J. Mora
Ha desarrollado la mayor parte de su carrera en EL PAÍS. Fue redactor en la delegación en Andalucía durante más de seis años y, actualmente, es portadista web. Licenciado en Periodismo por la Universidad de Málaga y Máster de periodismo de EL PAÍS, también trabajó en Diario Sur e Infolocalia. En 2009, ganó el premio nacional Alma de Periodista.

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