El juez amplía al banco Sabadell la responsabilidad por las cuotas CAM
Un abogado denunció que la heredera de la caja se benefició de comercializar los títulos
Los ahorradores que perdieron su dinero con las cuotas participativas de la CAM tienen nuevas esperanzas. El juez de la Audiencia Nacional Javier Gómez Bermúdez ha ampliado al Banco Sabadell la responsabilidad civil subsidiaria en la pieza en la que investiga a la excúpula de la CAM por la emisión de cuotas participativas (valores similares a las acciones, pero sin derechos políticos).
El magistrado ha tomado esta decisión en un auto, al que ha tenido acceso este viernes Efe, para "evitar una situación de indefensión", ya que "fue el negocio financiero que compró Banco Sabadell (Banco CAM) el que llevó a cabo la comercialización de las cuotas participativas y obtuvo los beneficios de la misma".
Gómez Bermúdez ha accedido así a la petición que le hizo el abogado de la Fundación CAM designado por el FROB Carlos Gómez-Jara para que declarara la responsabilidad civil subsidiaria del Sabadell.
Fuentes del Sabadell han explicado que es "totalmente entendible que la audiencia extienda esa responsabilidad civil ante la petición en ese sentido de la antigua caja para no causarnos indefensión". No obstante, las fuentes precisan que "en cualquier caso, esa responsabilidad no es por el importe de las mismas, pues el capital no fue en ningún caso heredado por la entidad adjudicataria, en este caso el Banco Sabadell".
Gómez Bermúdez recuerda en su auto que en septiembre de 2012 ya declaró la responsabilidad civil de la caja alicantina, momento en el que decidió abrir una pieza separada contra la antigua cúpula de la CAM sobre cuotas participativas -de las que la entidad llegó a vender casi 300 millones a 50.000 afectados- de aquella principal en la que también investiga a sus máximos responsables.
En julio de 2008, la CAM se convirtió en la primera caja de ahorros en salir a bolsa y lo hizo con la puesta en circulación de cuotas participativas, valores similares a las acciones pero que no daban derechos de voto a sus titulares.
Dichas cuotas fueron vendidas principalmente entre sus clientes y la plantilla y estuvieron cotizando incluso después de que la caja fuera intervenida por el Banco de España en el verano de 2011.
No obstante, pocos días antes de que el supervisor tomara las riendas de la caja alicantina, el consejo de la CAM intentó amortizarlas a un precio de 4,7714 euros por título. Esa estrategia nunca prosperó y a finales de 2011, cuando la caja se vendió al precio simbólico de un euro al Banco Sabadell, el grupo catalán aclaró que las cuotas eran ajenas al Banco CAM, la entidad que realmente se había subastado y aglutinaba el negocio de la caja desde hacía meses.
Además, el Sabadell advirtió en ese momento de que, tal y como estaba diseñada la compra de la entidad alicantina, era de prever que las cuotas no tendrían un valor económico significativo, lo que esfumaba la esperanza de algunos tenedores de recibir un canje.
Fue entonces cuando la CNMV decidió suspender de cotización las cuotas participativas de la CAM y quedaron atrapados miles de clientes que aún las conservaban. Posteriormente, ya en el verano de 2012 la propia caja inició su proceso de disolución tras 137 años y valoró a cero sus cuotas participativas.
La asamblea que puso fin a la centenaria CAM estaba presidida por los interventores del FROB, el fondo de rescate español, duró más de cuatro horas y se desarrolló en un ambiente tenso con gritos e insultos de cerca de un centenar de titulares de las cuotas participativas, que representaban a unos 54.000 afectados.
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