El fantasma de la Dama Blanca
Leyendas y recuerdos de zares y artistas en Haapsalu, la ciudad balneario de Estonia
Al doctor Carl Abraham Hunnius no le fallaron los cálculos: tomar un aperitivo de vodka, pepinillos y miel frente a la bahía de Haapsalu tiene poder curativo y revitalizante. El viajero aventurado en tal terapia -que ya a principios del siglo XIX se completaba con baños de barro y curas termales- encontrará una calma plácida que pronto identificará con su estancia en esa ciudad balneario de Estonia.
Habíamos leído que era una ciudad de fama y leyenda. Desde que el primer spa se inaugurara en 1825, esta pequeña localidad costera del Báltico había adquirido renombre como destino de vacaciones. Pronto, tanto aristócratas como artistas e intelectuales, desde la familia del zar hasta el compositor ruso Piotr Chaikovski, vendrían a gozar de las propiedades terapéuticas del barro local y a inocular su estilo de vida en el entorno. El paseo vespertino, a lo largo de la Promenade que curva y acompaña la bahía, era un hábito social necesario para exhibir la última moda en sombreros de San Petersburgo, ultimar negocios, cortejar a las damas. La Promenade es hoy, en el siglo XXI, el espacio que permite reencontrarnos con Haapsalu.
África es la playa del extremo norte de la Promenade. Desde allí hasta Paralepa, la playa del extremo sur, se desplegaron los tanques, los puntos de control y las torres de vigilancia cuando Haapsalu era un enclave estratégico soviético por ser salida al Báltico y límite con el área capitalista occidental. El centro se desalojó para convertirse en zona militar.
África es hoy un acuífero poblado de juncos. Los bañistas decimonónicos y los militares del telón de acero se han transformado en multitud de pájaros de las más diversas y bellas especies. Desde la nueva torre de hierro rojo, abierta al mar Báltico, especialmente construida para observar los pájaros, divisamos esta rica reserva natural con la emoción de escuchar sus sonidos limpios, sus rumores de vida. Hacia el lado opuesto, en la ciudad, se amontonan las pequeñas casas de madera, de uno o dos pisos, algunas recién pintadas de colores claros, otras abandonadas, las más en reconstrucción.
Si dejamos atrás África y seguimos el recorrido por la Promenade, es posible que nos acompañe algún cisne negro o incluso un grupo de cisnes blancos. Se pararán al llegar al Kuursaal, un edificio de esplendor decadente erigido como salón social en 1890, y que ahora alberga un restaurante de los más originales de Haapsalu.
Llegados a este punto, y conscientes de que todo lugar que se precie cuenta con su propio fantasma, uno siente la llamada de la mítica Dama Blanca de Haapsalu. Cuenta la leyenda que una fantasmagórica figura de mujer vestida de blanco se presenta cada mes de agosto en la ventana del Castillo Episcopal. Es el espíritu, dicen, de aquella que fue empalada entre sus muros cuando se descubrió que su amante secreto, un joven cura, la visitaba con frecuencia disfrazado de chico del coro. Los menos crédulos pueden desviarse de la Promenade por la calle de Suurmere hasta el Castillo Episcopal, y en la fortaleza (que sirvió desde el siglo XIII hasta el reinado de Pedro el Grande tanto de fuerte militar como centro de la diócesis de Saare-Lääne) podrán comprobar, en noches de luna llena, cómo la configuración arquitectónica de la ventana del castillo favorece la aparición del blanco efecto visual. La magia sigue presente; no en vano el lugar congrega anualmente a las mejores voces del jazz y blues internacional durante el Festival de la Dama Blanca. Este breve desvío invita también a gozar de algunos de los bares más frecuentados de la ciudad: Klubi@Kaheksa (Ehte, 8) organiza Progressive saturdays con los mejores dj's de Estonia; Hermannuse Maja, junto al castillo, o Store Kelder, un local donde la carne protagoniza el menú servido en rústicas mesas de madera.
Pero fieles a la Promenade, volvemos al cuidado jardín de rosas que bordea el Kuursaal para admirar la caída de la noche. La superficie del mar es una balsa de bruma y color. En el camino se encuentra un pequeño monumento en forma de banco parlante conmemorativo del verano de 1867, cuando Chaikovski vino a Haapsalu en busca de baños e inspiración.
Sauna estonia
Los baños siguen siendo hoy la principal atracción de Haapsalu. Si bien la mayoría de los hoteles que se suceden a lo largo de la Promenade cuentan con la clásica sauna estonia, un bañista independiente preferiría los placeres acuáticos del Centro de Agua, donde por cuatro euros la diversión y el relax están garantizados gracias a varias saunas, una piscina tobogán, chorros y baños de burbujas.
Haapsalu nos sumerge y emerge. Así, cuando debemos abandonar la ciudad y sólo podemos hacerlo en un autobús de línea hacia Tallin (www.bussireisid.ee), sentimos que mereció despedidas mejores. Percibimos, entonces, que justo en la Promenade, frente a la desolada plaza en la que nos recoge el autobús, se conserva una estación de tren sobrecogedora. La estación muerta de Haapsalu es una alargada construcción de madera, en torno a un único andén, decorada con enormes ventanales de tonos amarillos y naranjas. Fue concebida en 1907 para distinguir la ciudad termal ante la llegada anual del zar. Irónicamente, el tren imperial jamás alcanzó la estación. Su peculiar arquitectura permite hoy albergar un Museo del Ferrocarril repleto de reliquias. Entre billetes antiguos, mapas, fotos, vagones y campanas, el viajero puede pulsar un botón y escuchar, como si se acercara, el bramido de la vieja locomotora que nunca estrenó su andén.
Julia Piera es autora del libro de poemas Conversaciones con Mary Shelley (Icaria)
GUÍA PRÁCTICA
Datos básicos- Situación: Haapsalu está a 100 kilómetros de Tallin. Población: unos 12.000 habitantes. Moneda: corona (un euro equivale a unas 15 coronas). Prefijo telefónico: 00 372.Cómo llegar- Lufthansa (www.lufthansa.es; 902 22 01 01) tiene vuelos, con escala, desde Madrid y Barcelona a Tallin, a partir de 343,78 euros.Información- Oficina de turismo en Haapsalu (473 32 48; www.haapsalu.ee).- www.visitestonia.com.
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