Descifrando El Cairo
Además de las pirámides y el Museo Egipcio, la megalópolis del Nilo oculta atractivos como el Soma Café, consagrado a la cantante Um Kalsum, o el célebre restaurante de cocina local Abu el Sid
Es una de las diez ciudades más pobladas del planeta, con casi 17 millones de vecinos. Llueve dos días al año, pero el polvo del desierto, la contaminación y sobre todo las bocinas del tráfico ("the egyptian ecuation", la ecuación egipcia) no consiguen minar su sentido del humor, ni menos aún las imágenes que de sí misma proyecta. "La madre del mundo", "la victoriosa" (Al Qahira), la capital indiscutible del mundo árabe. Mucho más que una puerta de entrada al país de los faraones. Por suerte o por desgracia, son tantas las maravillas que aguardan aguas arriba del Nilo que los turistas no acotan mucho tiempo a este prólogo caótico y fascinante. Se les va el plazo en cumplir el programa obligado: visitar las pirámides (1), darse un baño de multitudes en el Museo Egipcio (2) subir a la Ciudadela para luego bajar al mercado de Jan el Jalili (3) una excursión a Menfis y Saqara (con la tramposa e inevitable parada en alguna "escuela" de alfombras), tal vez un crucero nocturno por el Nilo, con cena y danza del vientre incluidas. Quienes puedan añadir unas horas más de estancia tendrán ocasión de descubrir otra urbe, la de la vida urgente y cotidiana, cafés de artistas y cafetines populares, cines, pastelerías, todo ese bullón de cosas que hacen de El Cairo una ciudad como las demás, pero diferente a todas.
9.00 Descubriendo el Centro
Downtown, así es como llaman ahora al distrito Centro, oficialmente Tahrir (por la calle y plaza homónimas). O sea, el "barrio europeo", vertebrado por la calle Tal'at Harb (4), llena de tiendas y hermosos edificios mal llamados coloniales, donde vivía la gente rica antes de la revolución de 1952; luego se mudó al barrio de Zamalek. Eso lo cuenta muy bien Alaa al Aswany en su reciente novela El edificio Yacobián (editada en español por Maeva, se ha hecho también una película). El clásico café de artistas de la zona es el Riche (17, Tal'at Harb). Hay dos pastelerías que son una institución, El Abd (25, Tal'at Harb), siempre a rebosar, con dulcería egipcia, y Groppi (Tal'at Harb Square), más europea y cercenada en su antiguo esplendor; en el piso de arriba se encuentra El Club Griego, restaurante a buen precio que sirve alcohol. Pero lo mejor es perderse por las calles que brotan de esa arteria principal, muchas peatonales. Así podrá uno descubrir cafetines y terrazas como los de la calle Tawfekaeh. Y un verdadero santuario nacional: el Soma Café (5) (Saraya el Azbakya), consagrado a la cantante Um Kalsum; sus efigies doradas y retratos con jefes de Estado o músicos como Said Meklavy o El Kasabqe (que sólo componía para ella) presiden sus rincones.
11.00 El metro, vagones separados
Pocas agencias incluyen una visita al barrio copto, en El Cairo Viejo o Al Fustat (6). Se puede ir en metro, que es limpio, seguro y cómodo, con vagones separados para hombres y mujeres (una libra el trayecto, unos 15 céntimos de euro); hay que apearse en la estación Mari Girgis. Se topa uno al salir con restos de murallas romanas y un puñado de iglesias que van del siglo IV a la Edad Media. Las más interesantes son la iglesia Colgante, Abu Sirga o San Sergio (con cripta levantada en el lugar del descanso de la Sagrada Familia en su huida a Egipto), Santa Bárbara y Mari Girgis o San Jorge (en obras). Los coptos suman entre el 10% y el 15% de la población egipcia. La sinagoga Ben Ezra (7), rodeada de iglesias, parece una más, y es que efectivamente la compró un rico judío a una parroquia copta que no podía pagar los impuestos. Queda la otra religión, la de los "creyentes"; descubrir El Cairo islámico (barrio de El Azhar o El Ghouri) puede llevar días; desde la fundación de la ciudad omeya en 640 se han sucedido dinastías y estilos equivalentes a lo que en Europa sería pasar del periodo medieval al renacimiento, y luego al barroco, al neoclasicismo y hasta el modernismo. Una opción recomendable es empezar por la puerta (bab) El Futuh (8) y seguir la renovada calle Muiz hasta la puerta opuesta de bab Zuwaila (9). A un lado queda Jan el Jalili, del que nadie se libra, y donde está el callejón Midaq, con el Fishawi o café de los espejos; es El callejón de los milagros, del nobel Naguib Mahfuz (editorial Martínez Roca), quien, además, trazó en su Trilogía de El Cairo un minucioso fresco de la sociedad egipcia entre 1917 y 1944 (editada en español por Alcor).
13.00 Parques con precio de entrada
Para leer a Mahfuz o coetáneos menos célebres, como Abbas Mahmoud el Akkad o Taha Hussein (Los días, Ediciones del Viento), o incluso una aproximación externa como la magnífica de Max Rodenbeck El Cairo. La ciudad victoriosa (Almed), nada mejor que la paz de los parques. Oasis solitarios, porque hay que pagar para entrar. Junto al barrio islámico, el reciente El Azhar Park (10), construido sobre parte de "la ciudad de los muertos", tiene románticas panorámicas, y se puede comer a orillas de un lago. Otro parque recoleto es el que arropa a la Torre del Cairo(11) (0020 2 273 65112), símbolo cairota de los años cincuenta en Gezirah ("la isla"). A 185 metros del suelo tiene un restaurante giratorio, y encima, un café. A los pies de la torre están la Ópera y el más exclusivo club de ocio, El Ahly (hay que ser miembro o ir acompañado de un socio para entrar). Menos elitista es el club El Gezirah, al otro lado de la Torre.
16.00 De galerías en Zamalek
Estamos en Zamalek, que es el nombre de pila de Gezirah ("la isla"). Aquí se vino la clase alta, pero ahora muchos edificios son embajadas, y los ricos escapan a las nuevas ciudades del desierto, lejos del padre Nilo: Heliópolis, New Cairo, Nasser City, Katemeya, todas por la zona del aeropuerto. Zamalek está atravesada por la avenida 26 de Julio (12), llena de anticuarios, tiendas de licores, galerías de arte como The Townhouse Gallery (10, Nabrawy St.) o modernas librerías como Diwan (159, 26th July St.), donde también se puede comprar música o leer tomando un café. Al lado está el mejor restaurante de comida egipcia, Abu el Sid (13) (157, 26th July St.; 0020 2 27 35 96 40), sólo comparable al Arabesque (14) del downtown (6, Qasr el Nil Sharia; 0020 2 25 74 78 98). Un rincón inolvidable para merendar o cenar se puede encontrar en el hotel Marriot (15), levantado sobre un palacio y que engloba desde las terrazas del Gardens' Café al exquisito japonés Torii o un clásico: Harry's Bar (16 Saray El Gezirah; 0020 2 27 28 30 00).
19.00 La ciudad que no duerme
Muy cerca se encuentran Sequoia (16), tipo chill out y muy trendy (3, Abu el Feda St.; 0020 2 27 35 00 14), y La Bodega (17) (157, 26th July St.; 0020 2 27 35 67 61). Los cairotas comen a todas horas y no parece que duerman nunca. Se puede ver a familias con niños entrando o saliendo de los cines a las doce de la noche. A las parejas les encanta pasear por la corniche (muelles del Nilo) o ver atardecer en una faluca nubia (el embarcadero está frente al Hyatt - (18); 5 euros media hora). Para tomar una copa, After 8 (19) (6, Qasr el Nil), música fusión en directo; Flux (20) (2, Gameat el Nasar) o Cairo Jazz Club (21) (197, 26th July St.). Para dormir, la cadena española Barceló (22) acaba de abrir un hotel (229, Pyramids Road; 0020 235 82 33 00), donde, además de sentirse uno en casa (por el idioma), se puede disfrutar de una excelente cocina.
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