_
_
_
_
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Sin remedio

Elvira Lindo

Es una vieja tendencia española pensar que todo aquel que durante un tiempo trabaja en el extranjero lo hace para forrarse. El extranjero en sí, en toda su inmensidad abstracta, nos provoca una gran desconfianza. Sólo quienes trabajan para las instituciones encargadas de la difusión cultural fuera de nuestro país saben qué precarios son los presupuestos con los que contamos en comparación con las cantidades que manejan otros países europeos. Pero da igual, es imposible variar una empecinada mentira que se ve alimentada, en ocasiones, por la propia casta política. En el caso de Garzón, que ocupó un año la cátedra Rey Juan Carlos I en Nueva York, el chisme es especialmente injusto.

Aquellos que tanto se quejan de que España es invisible en el mundo y los que sabemos lo difícil que es atraer a un auditorio no español a nuestros actos culturales, debiéramos estar agradecidos a este juez que utilizó su prestigio internacional para organizar unas mesas redondas en NYU con personajes de tal relevancia que a otras organizaciones españolas les hubiera resultado imposible convocar. Los coloquios de Garzón, referidos al terrorismo, seguridad internacional o la universalidad en la defensa de los derechos humanos, reunieron a brillantes ponentes y a un público atentísimo, neoyorquino, latinoamericano, español (no en mayor medida).

Para defender su labor en aquel tiempo bastaría con hacer públicos la relación de los invitados y el interés que despertaron los debates. Habiendo asistido a algunas de aquellas veladas siento vergüenza al ver despreciado ese trabajo y mucho asombro cuando se cuestiona que, en el país de la filantropía, el juez buscara la manera más común de financiar un acto cultural: el patrocinio de un banquero. ¡Es la práctica común! Una manera, por otra parte, de ahorrarle dinero al Estado. No tenemos remedio.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Elvira Lindo
Es escritora y guionista. Trabajó en RNE toda la década de los 80. Ganó el Premio Nacional de Literatura Infantil y Juvenil por 'Los Trapos Sucios' y el Biblioteca Breve por 'Una palabra tuya'. Otras novelas suyas son: 'Lo que me queda por vivir' y 'A corazón abierto'. Su último libro es 'En la boca del lobo'. Colabora en EL PAÍS y la Cadena SER.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_