La mayoría de los edificios no están preparados para evitar incendios
«La situación de los cuerpos de bomberos en España es lamentable», afirmó Jesús de Benito, director del Cuerpo de Bomberos del Ayuntamiento de Madrid, «mientras que la media europea es de un bombero por cada mil habitantes, Madrid y Barcelona, las ciudades mejor dotadas de España, tienen 736 y unos setecientas bomberos, respectivamente. Solamente en estas ciudades hay un departamento de prevención de incendios, en el resto se carece hasta de las instalaciones más elementales».«En Sevilla», añade el director del Cuerpo de Bomberos de dicha ciudad, «tenemos un solo parque con 122 bomberos para una población de 750.000 habitantes. El área que tenemos que cubrir es muy extensa, por lo que, en la mayoría de las veces, y en contra de nuestra voluntad, no llegamos al lugar del incendio con la rapidez necesaria». Otro aspecto grave de esta situación es que la edad media de los bomberos españoles supera los cuarenta años de edad. A todo esto se une la falta de una legislación unificada a nivel nacional sobre prevención de incendios.
«Los aseguradores contra incendios, al igual que las demás instituciones afectadas por estos problemas, echamos en falta una reglamentación que señale con precisión y obligue a cumplir unas normas de prevención de incendios», manifiesta José Arenal, presidente de la Comisión de Prevención de Incendios de la Unión Española de Entidades Aseguradoras.
Estas normas existen a nivel local en diversos ayuntamientos. En Madrid, el 26 de marzo de 1976 entró en vigor una ordenanza municipal de prevención de incendios por la que, entre otras cosas, se prohibía fumar en los grandes almacenes y comercios, se obligaba a la desaparición de anaqueles móviles y se fijaba la proporción de espacio-personas en industrias, almacenes, oficinas y hoteles, así como otras medidas de carácter estructural, tipo salidas de urgencia o materiales empleados en la construcción y decoración.
« La mayoría de los materiales no cumplen las normas sobre prevención de incendios del Instituto Nacional de Racionalización y NormaIización, y algunos equipos de protección contra incendios no llegan a cumplir las normas obligatorias que impone la ley, así, el 90% de los extintores para automóviles no están fabricados de acuerdo con las formas vigentes», dice José de la Gándara, presidente del Equipo de Protección y Material contra Incendios del mencionado Instituto de Normalización.
A pesar de las campañas de mentalización, la mayoría de las personas no saben cómo actuar ante un incendio. Entre los consejos prácticos figura en primer orden el avisar a los bomberos y luego intentar la extinción. Muchas personas llaman a los bomberos cuando ellos ya no pueden dominar el fuego, perdiéndose durante ese tiempo valiosos minutos. Otra precaución básica es cortar los suministros de gas y electricidad. Si se trata de un fuego seco (madera, papel, tejidos, etcétera) deberá atacarse con agua, pero si el fuego es de hidrocarburos (gasolina, alcoholes), nunca se debe emplear agua, intentando apagarlo con una manta, tierra o arena. Si se inflama la bombona de gas butano debe apagarse la llama antes de cerrar la llave de salida, ya que de lo contrario podría explotar.
Proteger la nariz y la boca con un pañuelo mojado, acelerar la respiración y andar agachado son recursos útiles para evitar los efectos del humo. Para auxiliar a una persona que tenga los vestidos inflamados debe impedirse que corra, tirándola al suelo y cubriéndola con una manta o abrigo.
«Falta mucho para que la gente se mentalice sobre lo que significan los incendios. La prensa sólo se hace eso de ellos cuando hay víctimas, pero diariamente se pierden muchos millones de pesetas a causa de estos siniestros, que en su mayoría pueden evitarse. » Declara el director del Cuerpo de Bomberos de Madrid: «Hay que mentalizarse en que invertir dinero en prevenir incendios es rentable. Los arquitectos ignoran normalmente la prevención de incendios en sus proyectos. La especulación es la causa de muchos peligros, por influir en la construcción de los edificios. La seguridad supone unos gastos adicionales que muchas constructoras no quieren afrontar. »
«Nosotros no podemos hacernos responsables», añade, «de la evacuación de personas de edificios con más de ocho plantas o veinticinco-veintiocho metros de altura, ya que nuestras escaleras no llegan más arriba. »
Entre los principios básicos de seguridad contra incendios podrían citarse la compartimentación adecuada de los edificios, que evite al máximo la propagación del siniestro. Colocar las escaleras necesarias para garantizar la evacuación total. Proyectar y construir una estructura estable. Establecer alarmas por plantas, de manera que se evite la situación de pánico general y disponer de un sistema eficaz de detección de humos, temperatura o llamas, así como de medios de lucha contra el fuego.
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