Un héroe griego
Manoli Glazos, líder de la resistencia antinazi, lucha ahora contra el fuego
A Manoli Glazos le sobresale el porte distinguido desde la distancia. Es del tipo de personajes que se sabe que son especiales en medio de una multitud. A sus 85 años y un bypass en el corazón, acaba de regresar de la carretera entre Kalamata y Esparta, al sur del Peloponeso, donde estuvo ayudando en las labores de extinción e interesándose por sus habitantes. La gente se detiene en la carretera aparcando de cualquier manera sólo para saludarlo y explicarle sus problemas. Desde que en la noche del 30 de mayo de 1941 se encaramó junto a su amigo Apóstolos Santas al Partenón para robar la bandera nazi, Glazos es un héroe nacional, al menos para la parte de Grecia que se opuso a la ocupación alemana.
En mayo de 1941 se encaramó al Partenón para robar la bandera nazi
"En los incendios hay tres hechos: cuando hace dos meses se quemaba el monte Parnés
el Gobierno hizo un gran esfuerzo por salvar el casino. Lo mismo ha sucedido ahora con las ruinas de Olimpia, descuidando la protección de los pueblos y olvidando que es el hombre el creador de cultura y de civilizaciones. Por el número de muertos, esto ha sido una hecatombe".
Con el cabello rafaelalbertiano -blanco y largo sobre el cuello-, Glazos se da un aire también con Mario Benedetti. En las elecciones del 16 de septiembre se presenta a diputado en Kalamata por la coalición Sinapismós Syriza, una alianza de izquierdas más o menos radicales. "Obtener escaño era antes imposible; ahora, existe una pequeña probabilidad". Habla de Picasso, a quien conoció cuando estuvo exiliado en París, y hace gala de una memoria prodigiosa. "Me gusta el sonido de la lengua española, pero no la hablo. Aprendí el inglés en la cárcel leyéndolo en los libros, pero nunca tuve a alguien enfrente con quien hablarlo".
Este hombre que camina erguido y lleno de energía y agilidad es la historia viva del siglo XX de Grecia. Condenado a muerte tres veces, pasó casi 12 años en la cárcel -y cuatro de exilio- bajo diversos regímenes en una rara unanimidad: nazis, fascistas italianos, fascistas griegos y, por supuesto, los coroneles.
"Trataremos de buscar a los responsables de los incendios en el Gobierno porque no se tomaron las medidas de prevención adecuadas. Sabemos desde hace 30 años lo que sucede cada verano. Aquellos municipios que tomaron la iniciativa y organizaron sus brigadas antiincendio y crearon cortafuegos se han salvado. Es una lección para el futuro".
Cuando uno se interesa por su hazaña del Partenón (que le costó su primera condena a muerte en rebeldía), esquiva la respuesta. Tras un segundo intento, horas después, replica que ya habló de ello una vez en la televisión y lo escribió en un libro, y que no lo va a recordar más. "Si se lo digo, se lo tendré que decir a los demás periodistas, y desde hace tiempo sólo le cuento esa historia a mis nietos cuando cumplen los 12 años". Glazos sostiene un libro entre las manos. Es sobre la resistencia, y se emociona al señalar una foto. Recoge el texto que escribió su hermano dentro de su gorra antes de morir, el 10 de mayo de 1944: "Me despido de ti, madre. Me llevan para fusilarme. Un beso. Viva el pueblo".
Si se le pregunta por su secreto para alcanzar los 85 años repleto de vitalidad, contesta veloz: "Vivir con todas las células de mi cuerpo sin perjudicar a nadie", y después añade escondido detrás de una sonrisa traviesa: "También sigo algunas normas, como, por ejemplo, dormir la siesta".
Glazos cree que los incendios del Peloponeso van a pasar factura a los dos grandes partidos, porque la mala respuesta del Estado tendrá un coste de credibilidad para los políticos. Espera que ese descontento no hinche la abstención, sino que beneficie a Sinapismós Syriza. "Éste es un Estado ausente cuando hay que proteger al ciudadano, y demasiado presente cuando hay que castigar. En Naxos [su isla natal, de la que fue presidente y en la que dio refugio a la familia del portugués Otelo Saraiva de Carvalho] tenemos un refrán: 'Tenga cuidado el hombre cuando el toro sea consciente de su fuerza".
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