_
_
_
_
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

La otra crisis

Rosa Montero

Con la congoja y el acoquine que nos produce la crisis estamos descuidando un asunto esencial: la educación. Hace unas semanas se publicó un estudio que demostraba que los profesores tienen la autoestima por los suelos y que están infravalorados socialmente. Me recordó aquel chiste del desaparecido Eugenio: "Mamá, no quiero ir al colegio, los profesores me odian y los niños se burlan de mí. Hijo, no tienes más remedio que hacerlo. Primero, porque es tu obligación, y, segundo, porque eres el director del colegio". El caso es que los profesores se sienten fatal y creen que los culpables son los padres, que cuestionan sus decisiones ante los alumnos (un 75% opina así), y los continuos cambios legislativos (71%).

Es verdad que los profesores españoles están entre los peores pagados de Europa y que cambiar las leyes educativas cada dos días es una estupidez monumental, pero supongo que los docentes también tendrán alguna culpa. Y no sólo ellos: alguna responsabilidad tendremos todos por no haber sabido transmitir el principio de la responsabilidad y del esfuerzo. Somos el segundo país de la UE con más abandono escolar. Y al contrario que el primero, Portugal, que va mejorando, nosotros empeoramos: en 2006 tuvimos un 29,9% de abandonos, en 2007 un 31% (la media de la UE es un 14,8%). Aún más: al parecer la Universidad española es la peor entre los 17 países más avanzados del mundo. Los padres de la España pobre del desarrollismo sabían que la mayor riqueza es una buena formación cultural, y empeñaron hasta las pestañas para que sus hijos se instruyeran. Hoy vamos de arrogantes y de ricos e inauguramos millonarias cúpulas con mucho tronío, pero mientras tanto la sociedad se hace cada día un poco menos competitiva y más borrica. Y eso sí que es una crisis de proporciones incalculables, mucho peor que la de la Bolsa.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_