"El conejo es barato pero no cutre"
Llega al restaurante tan puntual como acelerado. Sonríe: es un hombre simpático que lo demuestra a la primera. Cuelga el impermeable y la chaqueta en el respaldo de la silla y confiesa de golpe que lleva varios días sin dormir. La pregunta es automática: "No puede dormir por lo que dijo sobre el conejo, ¿no?". Él vuelve a sonreír: "No, hombre, no. Vengo sin dormir por la negociación del vino en Bruselas, que ha sido dura. Por cierto, ¿qué vino tomamos?".
El secretario de Agricultura explica por qué recomendó conejo esta Navidad
Josep Puxeu, de 49 años y antiguo agricultor de Tarragona, secretario general de Agricultura, acudió hace una semana a un supermercado de la cadena DIA de Madrid para hacer una campaña alimenticia. Se trataba de promocionar la carne de conejo, de la que viven, aproximadamente, unas 6.000 familias en España. Y Puxeu, delante de unos cocineros que ultimaban un conejo en salsa, lo hizo: "El conejo tiene una carne sana, ligera, muy apetecible y barata". "Hay productos que no son típicamente navideños, pero que se encuentran a precios razonables". "En estos tiempos de consumo alocado, recomendamos una cesta de la compra equilibrada." Y se lió.
Al día siguiente le llovieron las críticas y las bromitas: comentaristas, dibujantes, editoriales, tertulianos, asociaciones de consumidores, ciudadanos de a pie, tenderos, todos o casi todos pusieron a este hombre a caer de un burro por lo del conejo. Un verdadero aluvión que, en general, le reclamó más medidas contra la subida de los precios de los alimentos y menos consejos gastronómicos.
Viene el camarero con la carta y Puxeu, hombre coherente, ni la mira: "Conejo con alioli para mí". Luego sonríe de nuevo y explica: "En mis 30 años de trabajo en las instituciones he hecho casi 300 campañas de este tipo. De todo: de aceite, de cordero, de cerdo... Y ésta era una más. Pero coincidió con la publicación del último índice de precios al consumo (IPC) con el comentario del vicepresidente Pedro Solbes sobre la propina del euro, y ya la tienes", explica.
Tal vez no fuera el mejor momento para hacer publicidad del modesto conejo. A los consumidores les basta estos días acercarse al mercado para sentir la temblequera en el bolsillo: la leche ha subido este año un 30%; el pan, un 14%; los huevos, un 9,7%. No es sólo eso: la revista The Economist avisaba el 8 de diciembre de que la comida barata se ha terminado en el mundo.
Aquí Puxeu se pone repentinamente serio: "Es verdad: desde Kioto, debido a los biocombustibles, el precio de los cereales ya estará para siempre ligado al precio del petróleo, y esto cambia el juego".
Después vuelve a explicarse: "Mi intención sólo era ayudar a esas 6.000 familias que crían conejos, que carecen de ayudas oficiales y que regentan granjas muy modestas. Sin perjudicar a nadie. Sin obligar a nadie. Cada uno es muy dueño de arruinarse como quiera. Además, el conejo es barato pero no cutre", afirma, enarbolando una tajada: "Y que conste que al alioli está bueno, pero en salsa lo está más".
Al terminar, este hombre afable que va en metro por Madrid concluye: "En fin: dos años negociando en Bruselas, trabajando duro, y al final me voy a quedar como el tío del conejo".
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