Tontunas
Empieza a preocuparme mi salud mental, porque los grandes conflictos nacionales de los últimos días me parecen una completa tontería. Cada semana elevamos una nueva bobada al paroxismo, como si fuera un hecho trascendental capaz de resquebrajar los fundamentos del Estado. Primero fue (y aún es) la gloriosa cruzada para que nos inviten a una reunión puramente formal que, como escribió mi admirado Enric González, no va a servir para nada. Y a la semana siguiente, zas, el escandalazo de la Reina. Una abuela convencional y conservadora (¿alguien esperaba que una reina, la Reina, fuera contracultural?) expresa sus ideas, y se monta un pifostio inacabable. Tal vez pecara de cierta imprudencia mediática, pero esa nimiedad sin consecuencias (la Reina no tiene poder efectivo), ¿merece de verdad tanto papel, tanta polémica? Incluso este periódico dedicó el sábado dos páginas enteras al asunto Sofía, y sólo media columnita miserable, perdida en una página par poco visible, a los ataques que están sufriendo los desplazados de Congo. Y eso que, desde mi punto de vista, EL PAÍS tiene una estupenda sección de Internacional. Pero nada, decenas de miles de personas sometidas al horror, al fuego, a la violencia, y nosotros hablando hasta el aburrimiento de la Reina.
Yo no sé si toda esta agitación insustancial por asuntos menores nos sale de natural, porque el miedo a la crisis y a la inseguridad mundial nos hace buscar de manera inconsciente temas tontos con los que alienarnos; o si hay cierto dirigismo por parte de los políticos en el asunto, ya saben, pan y circo, Reina parlanchina y afrenta patriótica, tontadas para comer el coco de la gente y desviar su atención de la vida real. Sea como fuere, se diría que estamos instalados en la necedad. A ver qué nueva serpiente de invierno vamos a exagerar la semana que viene.
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