"Sueño que estoy desnudo, y no me gusta"

Pregunta. Estamos ya en pleno acontecimiento histórico y planetario: Obama preside Estados Unidos y Zapatero, la UE. ¿Se caerá el cielo, como en Astérix?

Respuesta. No. El cielo estará lleno de estrellas europeas, luminoso, y será un cielo español. Los movimientos astrales ya se han producido. Nos ha tocado una presidencia muy inesperada: poner en marcha el Tratado de Lisboa, la crisis económica, la decepción de Copenhague.

P. ¿Usted es galo de a pie, druida, jefe de la marmita?

R. El jefe de la marmita es José Luis Rodríguez Zapatero. Pero tiene que haber alguien que ensamble las piezas y prepare el programa.

P. Pues si lo ha preparado usted, va listo. El Financial Times dice que es "extraordinariamente anodino". Y The Economist...

R. Para ser benévolo, quienes hicieron esos editoriales tan superficiales no se habían leído el programa.

P. ¿Con qué va a sorprender a Europa?

R. Tenemos prevista una presidencia muy ambiciosa y transformadora. Europa tiene que sacar de la crisis al continente. Y el objetivo que más me ilusiona es poner en la agenda europea la lucha contra la lacra mayor que tiene la humanidad: la violencia contra la mujer.

P. Yo creía que les sorprendería cantando unos boleros, como es su costumbre.

R. En seis meses me va a dar tiempo, seguro. Le diré a Europa: Si tú me dices ven, lo dejo todo.

P. Cuando Zapatero afirma que la Tierra es del viento, ¿demuestra que le ha dado un aire?

R. No. Eso lo dijo Toro Sentado, el jefe indio.

P. ¿Les ve parecidos?

R. Toro Sentado amaba la libertad. Y Zapatero, también.

P. ¿En qué se le nota el toque pilarista?

R. Yo no lo sabría. Me dijo una vez la jueza Manuela Carmena que los que habíamos estado en el Colegio del Pilar teníamos cierta veneración por las mujeres, por esto de la Virgen María y la Virgen del Pilar.

P. Es el mayor de 13 hermanos. ¿Había merienda para todos?

R. Sí, había para todos.

P. ¿Ser secretario de Estado es la antesala para ser ministro?

R. No. Aquí hay una galería de fotos de los secretarios de Estado, y la mitad han sido ministros y la otra mitad, no.

P. Veo que lleva la cuenta con esmero.

R. Mi objetivo es la presidencia española.

P. Creo que tiene el ego estupendamente puesto.

R. Sí, yo creo que sí [ríe].

P. Se encuentra seductor, fascinante y atractivo. ¿Dónde se ha mirado?

R. Cuando yo digo esas cosas, las digo en broma.

P. Pero cuando el río suena...

R. Cuanto más mayor soy, más a gusto me encuentro conmigo mismo. Creo que es una de las cosas buenas de crecer.

P. ¿Su vena exhibicionista se acaba en la canción?

R. Quizá no. La política tiene algo de estar siempre un poco desnudo. El deporte, al que yo jugué casi profesionalmente, también es una actividad de exhibición.

P. Le gustan las manzanas. ¿Mejor la de Eva o la de Guillermo Tell?

R. La de Eva. Vivir tan intensamente el presente lleva a degustarlo de una forma insaciable. Es como la mujer fatal. Esa que te lleva al despeñadero. Lo sabes, pero no puedes resistirte.

P. ¿Y a usted le llevan más al despeñadero o al huerto?

R. Sólo me llevan al despeñadero cosas por las que merece la pensa despeñarse.

P. Los juveniles del Madrid le descubrieron en el Aravaca. ¿No le hubiera cundido más quedarse en pantalón corto?

R. ¿Por qué? Yo estoy muy contento con mi carrera política. No jugué en el Madrid porque el día de la prueba decidí que prefería mi carrera intelectual, porque me permitiría que fuera más larga.

P. ¿Cuál ha sido su mejor gol en la vida?

R. Pues hace un mes que me casé. En Cádiz. Fue una boda deliciosa, absolutamente clandestina.

P. ¿Y eso de que es aburridísimo y austero como un monje?

R. Iinfundios. No me gusta beber ni fumar, pero soy disfrutón, y ni aburridísimo ni austero.

P. ¿Qué malabarismo hay que hacer para suscitarle una pasión?

R. En eso no soy parco en absoluto. No tendría problemas como náufrago en una isla si tuviera libros y música. Aunque luego echo mucho de menos a mis afectos, Robinson es una figura mítica en mis ensoñaciones.

P. ¿Qué más tiene en sus ensoñaciones?

R. Yo tengo sueños muy poco realistas, muy oníricos. A veces aparezco desnudo, y no me gusta. Me pregunto por qué estoy desnudo, y salgo corriendo.

P. ¿Tan tremendo es lo que ve?

R. Supongo que se por mi actividad, en gran parte pública, que requiere estar frente a la gente.

P. ¿Pero de esa guisa?

R. Bueno, los sueños, y más las pesadillas, son siempre surrealistas e irreales.Quizá me pasa cuando he cenado demasiado.