Respuestas tipo
Si encierras en una jaula a una rana en celo y la abandonas en el jardín, enseguida estará rodeada de machos llegados de todos los confines del barrio. Entre esos machos asoma a veces un lagarto despistado, crápula, o curioso dispuesto a mojar. ¿Qué animal, de todo ese conjunto, llamaría nuestra atención? El lagarto, sin duda, por estar donde no debe. Ahora bien, si metemos en nuestra cabeza una frase interrogativa, enseguida aparecerán respuestas convencionales. Entre ellas, con suerte, veremos una contestación extraña, rara, que no pertenece en apariencia a la naturaleza o a la lógica de la pregunta. Ésa es sin embargo la contestación que interesa, entre otras cosas porque no abundan las respuestas raras, que son las verdaderamente productivas. El resultado de cruzar una rana hembra con una rana macho ya lo conocemos, es el de siempre. En ese cruce no hay progreso ni sorpresa, sólo una especie de círculo vicioso, un vuelta a empezar que ya fatiga. Lo interesante sería ver cómo se lo monta el lagarto, cómo reacciona la rana, y qué sale de ese apareamiento contra natura.
La pregunta frente a la crisis (¿cómo hemos llegado a esto?) ha atraído a miles de respuestas normales, respuestas macho, podríamos decir, cuyas pautas conocemos de sobra. Pero tales respuestas son improductivas porque equivalen a señalar que un kilómetro tiene 1.000 metros, y eso ya estaba contenido en la pregunta. Lo que a estas alturas necesitamos es una respuesta rara, inaudita, anómala, una respuesta original, que nos ayude a entender el desastre en el que braceamos con desesperación y quizá a salir de él. A ver si se le ocurre a alguien. Entre tanto, espanten de los alrededores de su cabeza a esas ranas macho que han acudido al olor de las feromonas y que buscan lo de siempre. Luego, como es habitual, si te he visto no me acuerdo.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.