"En la Masía me hice fuerte"
Pedrito ya es Pedro Rodríguez, aunque en su correo electrónico este futbolista que hoy cumple 23 y que ya es millonario sigue conservando el diminutivo. Nació a la gloria cuando Pep Guardiola, su entrenador en las categorías inferiores del Barça, lo puso en la primera plantilla. Escaló en un año todas las escarpadas montañas de la competición de élite y es ahora uno de los muchachos que ganaron para España, con Vicente Del Bosque, el Campeonato del Mundo de fútbol.
Le vimos en su pueblo, Abades, al sur de Tenerife, en el mismo escenario en que sus paisanos le dedicaron un homenaje en cuanto volvió de Sudáfrica. La taxista que nos recogió en Abades y nos escuchó hablar de Pedro, nos dijo: "¿Hablan de Pedrito el nuestro?" Es, allí, Pedrito el nuestro. Le abordan en los bares, en la calle, le piden autógrafos los muchachos que fueron sus compañeros de escuela o de campos de tierra. Con el periodista usó al principio esa timidez que los canarios usan para tantear el terreno: "¿Bien o qué?", fue su saludo. Pero ya no es aquel Pedrito que empezó a celebrar sus goles como si fuera un avión despegando.
"Tuve la suerte de tener un entrenador grande como Guardiola"
"La vida", dice, "ha cambiado bastante. Era un niño criado en un pueblito pequeño y ahora te conoce tanta gente". Y para sus padres; el padre es empleado en una gasolinera. El hijo ya piensa en el futuro del padre. Dicen que Guardiola le dijo: "De jugador de Tercera a campeón del mundo". Antes hubo campo de tierra, en el San Isidro de Granadilla, en el sur de Tenerife. A los 16 años el Barça se fijó en él. Y se fue a la Masía. "Me hice más fuerte, aunque la adaptación fue muy dura. Aquí tuve que dejar a mis amigos, a mi familia. Y la progresión fue difícil, de juveniles a Tercera, y de Tercera al B. Al final tuve la suerte de tener un entrenador grande como Guardiola, que me ha dado la oportunidad de estar en Primera División".
Le descubrió un ojeador del Barça, Josep Colomer (Pedro pronuncia muy bien el catalán: se lo enseñaron en la Masía), en Alajeró (La Gomera), en un torneo internacional en el que participaba la selección del sur de Tenerife. Y ahí comenzó a cumplirse "un sueño que tenía desde pequeño, jugar en el Barça". En la Masía acabó segundo de Bachillerato y empezó INEF. Los estudios están aparcados. Ahora la asignatura es llegar a "mantenerte en el equipo y tener esas condiciones que tienen jugadores como Xavi o como Puyol, que cada día compiten al máximo nivel".
Al máximo nivel ya está, lo demostró en Sudáfrica. Con Del Bosque "hay una relación buena". El vestuario, como en el Barça, "es magnífico". Y a los novatos "nos han tratado muy bien desde el principio". Vicente "es un hombre muy correcto, muy sincero". "Desde el principio me dijo lo que tenía que hacer: intentar ayudar en labores defensivas, y encarar cuando tuviera el balón". En una de estas se produjo la polémica jugada en la que no le pasó el balón a Torres. Se dijo de todo, pero no le molestó que le criticaran. Dice: "Creo que era una jugada clara. Y al final lo dije: tomé una mala decisión; quizá se le dio más importancia que la que tenía. Pero no me molestó lo que dijeron. En el fútbol pasan estas cosas y tienes que cargar con las consecuencias".
Aquel muchacho tímido de Abades ahora habla con el aplomo de un veterano que ya redondea el pasado para cerrarlo. "La verdad es que Torres estaba solo, y eso lo vi en la tele. Pero en ese momento yo también estaba solo, tenía que encarar la puerta, era lo único que veía, y por eso tomé una mala decisión. Creo que no había que haberle dado tantas vueltas como se le dio, pero bueno...".
Aquí está, en pantalón corto, serio hasta que vienen a abrazarle los vecinos de Abades. Entonces ríe. Es un chico del sur de Tenerife. La tele lo ha agrandado, su cuerpo es, aquí, al natural, el de un muchacho que hace nada se rompía los pies jugando y ahora está en la élite del fútbol mundial. Eso no le ha hecho más grande físicamente, pero ya es don Pedro en la historia del fútbol. Y ahora, ¿cuál es su inquietud como ser humano? "Que la familia esté bien, que sean felices los amigos que me rodean". Y que ahora son más que nunca.
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