Agradecimiento
El nuevo ministro de Economía, ajeno a la euforia inversora prometida por Mariano Rajoy en su programa electoral, nos amenaza con recesión y paro por un tubo. ¿Ignora acaso que no había mitin ni entrevista ni declaración a la prensa donde no se hablara de la confianza mundial que generaría el simple hecho de que el PP gobernara? Que nos lo expliquen, que digan si mentían entonces, si se equivocaron de buena fe o si la realidad ha dado un giro de 180 grados. Y que Sáenz de Santamaría chequee de inmediato la lucidez intelectual del citado Luis de Guindos, responsable en su día de un chiringuito financiero (Lehman Brothers) que le estalló en la cara como al que manipula sin conocimientos una bomba de fabricación casera, provocando una onda expansiva que arruinó a medio mundo. Se trata de saber si con el estallido perdió el poco olfato demostrado entonces o se le activó una zona dormida del cerebro. A veces, un golpe en la cabeza provoca efectos mágicos. Disminuyen unas capacidades pero aumentan otras, hay gente que ve a Dios. Quiere decirse que quizá acierte en su diagnóstico, quizá venga más paro y más recesión y más crujir de dientes, no se lo vamos a discutir a un hombre con ese trauma, pero a efectos éticos estaría bien que confesara si conocía o no conocía el apartado de la euforia del programa electoral al que sirve. Tenemos derecho a saber si nos engañaron o si no vieron las dimensiones de la crisis, que era el reproche que hacían con justicia a Zapatero. De otro lado, agradeceríamos muchísimo a De Guindos que llame paro al paro y recesión a la recesión (al pan pan y al vino vino, también estaba en el programa de Rajoy). No empecemos, por favor, como los de CiU, que llaman "tique moderador sanitario" al cobro de un euro por receta. ¿O es que el estallido de la bomba le dañó también la zona del lenguaje?
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