El vino lleva mal el calentamiento
El cambio climático alterará las características del viñedo - Las bodegas estudian cambiar de variedades y alguna planta ya en zonas frías - El calor da vinos duros y con más alcohol
Hace sol, pero el camino que lleva hacia los viñedos de la bodega Torres en Tremp (Lleida) está helado. Los árboles y las desigualdades del terreno impiden que le dé el sol durante todo el día. Aún conserva el fresco de la noche. A su vera, en pleno pre-Pirineo catalán, transcurren hectáreas de viñas todavía sin hojas. Crecen en un clima ideal: calor diurno y noches frías. Este viñedo, el más alto de Cataluña con 900 metros, fue plantado en esa zona para escapar de un posible aumento del calor y de las consecuencias que el cambio climático pueda tener en el vino.
Caldos con mayor graduación alcohólica, menor acidez y que probablemente durarán menos tiempo en botella. La subida de temperaturas y la irregularidad en las lluvias que provocará el calentamiento global cambiarán los vinos españoles. Bodegas y enólogos buscan fórmulas para frenar sus efectos. Cambio de variedades, modificación de técnicas de cultivo o traslado de cepas. Prácticas que pueden alterar las denominaciones de origen.
El calor provoca vinos con más alcohol y menos acidez
La vendimia se ha adelantado una media de 10 días en todas las regiones
"Este calor en pleno invierno no es normal y no es bueno", dice un agricultor de Tremp. Poda cuidadosamente las viñas mientras mira al cielo. Casi 20 grados de temperatura. No es el único en preocuparse. "Hasta ahora el aumento del calor ha favorecido al vino, pero subirán aún más las temperaturas y esto perjudicará a toda la agricultura. También al viñedo", dice Fernando Zamora, decano de la Facultad de Enología de la Universidad de Tarragona.
El calentamiento ya se nota. Un estudio realizado en 27 regiones vinícolas -de España, sólo Rioja- por el geógrafo Gregory Jones, de la Southern Oregon University, revela una subida de 1,2 grados de la temperatura media. La vendimia se ha adelantado 10 días en la mayoría de regiones españolas. Esa maduración acelerada causada por el aumento de las temperaturas y la falta de lluvia perjudica al vino. "La pulpa de la uva madura más rápido y alcanza altas concentraciones de azúcar, bajas concentraciones de ácidos y un pH alto. Se producirá un desfase entre la madurez de la pulpa y la de la piel y semillas. Esto dará vinos más duros", asegura Zamora.
"Un vino de calidad necesita maduración lenta", explica Vicente Sotés, profesor de Viticultura de la Universidad Politécnica de Madrid y presidente del grupo de expertos en medio ambiente vitícola y cambio climático de la Organización Internacional de la Viña y el Vino. Un pH alto aclara el color de los vinos tintos y hace que los caldos tengan más riesgo de desarrollar microorganismos. Además, el exceso de alcohol, fruto de una maduración rápida, afecta a la calidad aromática del vino. También resulta más caro. Algunos países gravan fiscalmente los vinos de alta graduación.
En el interior de los viveros que las bodegas Torres tienen en Vilafranca del Penedès el aire es casi irrespirable. Dentro de las paredes de grueso plástico se cultivan nuevas variedades de uva y se ensayan formas de cultivo. "No descartamos usar tipos que aguanten mejor el calor y la falta de agua, y que hoy se cultivan en otras zonas", explica Miguel Torres, presidente de las bodegas. Buscar y seleccionar esas variedades resistentes no es la única solución. También cambiar la manera de cultivo, modificar la densidad de plantación o no deshojar la planta para paliar su exposición al sol.
Junto a una carpa dedicada a recuperar variedades de viña casi extinguidas, Torres reserva un terreno para estudiar cómo se comportará el viñedo si las previsiones sobre cambio climático se cumplen. "Cubriremos con mallas parte de las cepas para observar las diferencias de su exposición al sol", explica Torres. Además, plantarán viñas en dos torretas y las someterán a distintas exposiciones de CO2. Torres asegura que no descarta mover sus cepas. Un ascenso de 100 metros supone un descenso de 0,6 grados. "Hay que estudiar la altitud y la latitud del terreno y buscar no sólo el clima ideal, también el terruño", dice. Tan importante para las características de un vino son el clima, el agua, la uva y el terreno.
Sin embargo, esas variaciones entrañan un gran coste para las bodegas. También un cambio en la industria. "Estas prácticas pueden llevar a una alteración en las denominaciones de origen. Además, habrá que revisar las políticas agrarias, tanto españolas como comunitarias", asegura Pascal Chatonnet, enólogo y asesor de bodegas como Vega Sicilia o La Rioja Alta. Algunas de las medidas que se estudian chocan con la legislación. La falta de agua, por ejemplo, puede ocasionar que algunas zonas necesiten regar, algo prohibido en denominaciones como Rioja.
España, con 1,2 millones de hectáreas destinadas al cultivo de la uva, es el país con mayor extensión de viñedo de la UE. También será uno de los que más notará los efectos del cambio climático. "Hay que adaptarse y cambiar muchas cosas para enfrentarse a lo que vendrá", asegura Sotés. El grupo de expertos que preside prepara un borrador sobre los efectos del cambio climático y las posibles soluciones para evitar que afecte al vino. También las bodegas se están moviendo. Una treintena de ellas -Torres, Matarromera, en Ribera del Duero, Rodas en Rioja y Juvé & Camps y Gramona en Cava, entre otras- han ideado un proyecto de investigación para estudiar soluciones.
Caldos holandeses o noruegos
El Champagne y los vinos de Alsacia están de enhorabuena. El aumento de las temperaturas en toda Europa ha logrado que sus zonas de cultivo alcancen el clima ideal. El calentamiento global no sólo alterará las características del vino. El aumento de temperaturas está desplazando hacia el norte -en el hemisferio norte- las zonas de cultivo de la vid. Algunas regiones que hasta ahora han producido vinos de calidad dejarán de tener las condiciones climáticas adecuadas para hacerlo. Otras, en las que jamás ha habido vid, podrán comenzar a cultivarla, según los expertos. El mapa vinícola mundial se está replanteando."Cambiarán las variedades en casi todas las zonas. En regiones frescas, que ahora solo producen vinos blancos porque las tintas no maduran, se podrán cultivar variedades rojas. Hay estudios que prevén la introducción de uva merlot en zonas de Alemania o la expansión de la syrah hacia zonas frescas de Francia", dice Vicente Sotés, profesor de enología.El calentamiento desplazará los límites septentrionales de cultivo de la vid entre 10 y 30 kilómetros por década, según Fernando Zamora, decano de la facultad de Enología de la Universidad de Tarragona. Una velocidad que se duplicará entre el 2010 y el 2050. "Los ingleses están encantados con el aumento de las temperaturas. Se empiezan a elaborar vinos de calidad incluso en el sur de Inglaterra", dice Zamora. Puede que unos años se puedan comprar vinos noruegos u holandeses.
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