El universo, desde Canarias
Así ha sido el proceso de gestación del telescopio GTC, que este viernes inauguran los Reyes
Años ochenta. Se acaba de construir el telescopio William Herschel (WHT) en La Palma. El telescopio de Palomar lleva funcionando 40 años. Las mesas de diseño a ambos lados del Atlántico trabajan a pleno rendimiento. En California se trabaja sin descanso en lo que entonces era el TMT (Ten Meter Telescope) y que poco después se convertiría en los dos telescopios Keck. En Europa, el Observatorio Europeo del Sur (ESO), espoleado por el progreso de California, trabaja en el Very Large Telescope (VLT), un conjunto de cuatro telescopios de ocho metros de diámetro, que a finales de los años ochenta tenían cúpulas inflables... También en el Instituto de Astrofisica de Canarias (IAC) había actividad. En su Área de Instrumentación se diseñaba un banco de pruebas para el control de la deformación de un espejo delgado de ocho metros de diámetro. Esto era clave para la construcción de la nueva generación de telescopios, cuyos espejos habrían de ser delgados, por razón de su peso, y por tanto poco rígidos, hasta el punto de tener que controlar su forma activamente. Por su parte la dirección del IAC estaba en tratos con nuestros colegas británicos, para colaborar en la construcción en La Palma de un telescopio de ocho metros, con importante participación española.
Por razones que se me escapan, las conversaciones con los británicos no llegaron a buen fin. El Reino Unido terminó uniéndose al proyecto Gemini, que por aquella época empezaba a cobrar forma. Gemini consistía en la construcción de dos telescopios de ocho metros, uno en el Hemisferio Norte, el otro en el Sur. Por su parte la dirección del IAC mantuvo su ímpetu, con la clara convicción de que el Observatorio del Roque de los Muchachos es un activo valioso que no se podía dejar decaer. Así que tras varios años de altos y bajos, en 1993-94 se crea en el IAC la Oficina de Proyecto (OP) del futuro telescopio de ocho metros. Inicialmente con unas pocas personas. La consigna es preparar un proyecto de viabilidad para dicho telescopio de ocho metros. Esta inicial OP realizó un diseño muy preliminar de lo que podría ser el futuro telescopio español de ese tamaño, diseño que se plasmó en un libro blanco y fue sometido a revisión pública el año 1995 ante un comité internacional de expertos, formado por los directores de los proyectos más importantes de grandes telescopios en fase de construcción entonces, así como los artífices de los telescopios ya finalizados de la última generación, tales como el WHT o el NOT. La revisión procedió con presentaciones por nuestra parte del proyecto de telescopio de ocho metros, proyecto aún sin financiación, lo que quizás explicaba la candidez con que el panel de experto acogió nuestra propuesta.
Cambio de proyecto
El último día recuerdo que se les hizo la siguiente pregunta: ¿Si ustedes iniciaran ahora su respectivos proyectos harían un telescopio con espejo monolítico, o con espejo primario segmentado, como el Keck? La respuesta, quizás estuvo dominada por la fuerte personalidad de Jerry Nelson, director científico del Keck, y por el hecho de que dicho telescopio ya estaba funcionando en pruebas. Lo cierto es que incluso M. Tarenghi (VLT) exclamó: "Nosotros (ESO) ya lo estamos haciendo segmentado", refiriéndose a los cuatro telescopios de ocho metros del VLT. En poco tiempo organizamos un viaje de exploración al telescopio Keck, visitamos a sus responsables, a sus ingenieros, a las empresas que habían fabricado y pulido sus segmentos. A las pocas semanas habíamos cambiado el proyecto y se inició un diseño conceptual de un telescopio de 10 metros con espejo primario segmentado. Las razones del cambio eran principalmente de futuro. Además, por el mismo presupuesto tendríamos un telescopio de 10 metros.
El proyecto tomaba impulso. La ingeniería avanzaba. Se hicieron los primeros diseños. El calendario, siempre optimista, mezcla de ignorancia y de ingenuidad, y así se comenzó la difícil tarea de construir el telescopio más grande del mundo. Se hizo la primera convocatoria para dotar el telescopio de instrumentos, y se llevó a cabo un intenso programa de charlas y conferencias para mostrar el proyecto e invitar a participar en él a universidades y centros de investigación tanto de Europa como de América, la India o Israel. Todo era ilusión en el equipo, ilusión que se ha mantenido hasta el final, con algunos altibajos, como era de esperar. Los primeros contratos salieron, se puso la Primera Piedra. Hubo momentos memorables, y momentos miserables. Se empezó a ver el edificio crecer, luego el telescopio. La óptica progresaba en paralelo. También los instrumentos científicos iniciaron su diseño, y en la OP se estableció un calendario de revisiones periódicas, informes mensuales, etcétera.
Hubo crisis severas, como la colocación del anillo de acimut, el anillo de acero sobre el que descansan y deslizan en su movimiento de rotación las cuatro patas del telescopio. O la obtención del sustrato de berilio para el espejo secundario, que se consiguió sólo después de cuatro intentos; o lo que se tardó en conseguir el primer segmento pulido... Pero el proyecto seguía, y un día se tuvo Primera Luz, vimos imágenes espectaculares que nos entusiasmaron, porque, en realidad, el telescopio estaba en precario. El espejo primario se fue completando, hasta llegar a los 36 segmentos, hecho que ocurrió en otoño de 2008. Todo esto entre miles de pruebas, resolviendo fallos, avanzando en fiabilidad, introduciendo nuevas prestaciones, etc. Así se ha llegado a donde estamos. No todo está hecho, ni todos los problemas resueltos, ¿Cuándo se podrá decir que se ha acabado?. Pero si a finales de 2008 el telescopio fallaba varias veces cada noche, ahora las noches enteras de observación sin fallo alguno son la norma.
Fases siguientes
Osiris, el primer instrumento científico, se montó en diciembre, y ahora está produciendo datos científicos de manera rutinaria. Faltan cosas, por supuesto, principalmente montar el siguiente instrumento científico que será CanariCam. Para esto hay que poner en marcha el segundo foco del GTC. Esto se hará durante el verano y otoño, de modo que CanariCam esté montado en GTC antes de fin de año. Luego vendrán más focos, más instrumentos científicos, que son los que determinan la ciencia que GTC podrá llevar a cabo. Pero por ahora se está trabajando no sólo en mejorar las prestaciones del telescopio y aumentar sus capacidades, sino también en hacer ciencia.
Varios son los programas científicos ya realizados, desde programas que pretenden caracterizar las atmósferas de planetas extrasolares, programas que mediante la observación de supernovas distantes tratan de estudiar la ecuación de estado de la Energía Oscura, o programas que buscan los objetos sub-estelares, enanas marrones, más fríos nunca vistos. Sin olvidar las observaciones ya realizadas para detectar una gran condensación de galaxias que explicaran la mancha fría encontrada en el fondo cósmico de microondas.
Los primeros resultados científicos saldrán pronto. Lo que tenemos ahora es un telescopio de primera clase para la Astronomía española.
José Miguel Rodríguez Espinosa ha sido el director científico del Telescopio GTC hasta su puesta en funcionamiento; es investigador del Instituto de Astrofísica de Canarias y miembro de la Sociedad Española de Astronomía.
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