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Columna
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El 'sexy' del ama de casa

Mayor igualitarismo, más licenciadas, más mujeres ejecutivas o en puestos de dirección pero, ¿qué decir de aquellas películas italianas de la segunda posguerra en donde Claudia Cardinale, Sofía Loren o Gina Lollobrigida eran turbadoras amas de casa? ¿Qué hombre, machista o feminista, no ha continuado sintiendo una especial atracción por aquellas mujeres a la vez fieles y bravas?

De este material en blanco y negro se ha valido la publicidad de Dolce&Gabbana para anunciar la colección de primavera 2010. Se trata de una secuencia de fotos con Madonna fregando un plato ante cacharros pringosos; Madonna pelándose una naranja a solas y junto a la mesa de la cocina; Madonna comiendo espaguetis con las manos, Madonna llorando (¿una infidelidad conyugal?), sentada en la cama de matrimonio y ante la mirada de su hija; Madonna, en fin, en su azotea, ante la cuerda de tender la ropa, recogiendo una prenda interior y aspirando su perfume y el sueño de su destino.

Los publicistas son quienes reflejan con mayor precisión el espíritu de nuestro tiempo

Sin muchas dudas, los creativos de la publicidad se han convertido ya en los primeros y más audaces creadores de nuestro tiempo. Se llaman creativos y no creadores para no caer en la vana pomposidad, pero son, de hecho, quienes ahora -como antes los novelistas, los intelectuales o los pintores- reflejan con mayor precisión el espíritu de nuestro tiempo.

Se llaman creativos, tipos incisivos que se dedican día y noche a captar las vetas de la sociedad y a olfatear en las fisuras por donde humea la intensidad de los deseos.

¿Madonna ama de casa? Las webs van llenándose, desde que la campaña ha comenzado (ayer en EL PAÍS, página 11), de comentarios que condenan esa patraña de una Madonna trabajando en el hogar, y no faltan tampoco lubricias que se revuelcan en el sexy de la mujer confinada o atada a lo doméstico. Lo sometido, dependiente y esclavo, al modo que reproduce el ama de casa convencional, hoy reciclada en las fotos de Dolce&Gabbana, ha formado parte de la institución matrimonial que, a su vez, desarrolló el sadismo de los esposos y amantes.

¿Maltrato doméstico? La figura que recoge esta campaña no dice nada que pueda considerarse tan explícito como un texto sociológico pero, en las escenas de soledad, en las estampas de su abandono, en el registro de su vida rodeada de cacharros, en el retrato de su sufrimiento provocado por la posible traición conyugal, se brinda todo un sistema de significados.

Se evoca aquí, si se atiende al diseño de los muebles y objetos, la época de la posguerra italiana expuesta en los filmes de Vittorio de Sica o de Rossellini. Un tiempo que ahora, en plena crisis económica o pos tercera guerra mundial, se percibe con formidable nitidez.

De hecho, acaso no se encuentre en todo Arco y sus alrededores, en toda feria de arte contemporánea, una plasmación con más fuertes referencias (materiales, afectivas o sexuales) a la Gran Crisis. Un efecto que han logrado -a base del gancho de Madonna, efectivamente- los creativos publicitarios para Dolce&Gabbana. Antes fue mujer fatal, sacrílega, masoquista, despiadada. Ahora es una triste ama de casa. A despecho de los que todavía siguen odiando el fenómeno publicitario, he aquí una meticulosa secuencia de la contemporaneidad.

Queda para las feministas que ya se cebaban activamente con la Madonna colipoterra, obscena mujer objeto, el blanco de esta otra mujer objeto, madre y esposa sufrida, resignada limpiadora, esclava, criada y obligada prostituta, a tiempo parcial.

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