La moda del botellón llega a Suiza
El fenómeno juvenil desata la polémica en el país del orden y la limpieza
El fenómeno por el que miles de jóvenes se reúnen en un lugar público para beber alcohol hasta la madrugada ha alcanzado Suiza y varias ciudades se encuentran ante la disyuntiva de permitir o prohibir esta moda que se considera importada de España. Entre otras cosas, porque el botellón choca con dos de los valores suizos más asentados y que forman parte de las señas de identidad del país alpino: el orden y la limpieza.
La inquietud social y de los responsables políticoss en torno al botellón, como se llama también en Suiza, se ha agravado este verano después de que en Ginebra tuviera lugar el primer botellón helvético el pasado 18 de julio. Las autoridades municipales, que se vieron ante un hecho consumado, prohibieron después otro previsto para el 8 de agosto, pero esta semana han autorizado con condiciones un botellón que tendrá lugar este viernes en el céntrico parque de los Bastiones. La decisión del Ayuntamiento de Ginebra choca con las adoptadas por Zúrich, Berna y Lausana, que han optado por prohibir sendos botellones previstos.
"Lo que queremos evitar es la lógica del gato y el ratón. En ese caso nosotros saldríamos perdiendo, pues si prohibimos el botellón en el parque de los Bastiones, a través de Internet los jóvenes lo convocarían en otro lugar", ha afirmado Pierre Maudet, magistrado del Consejo Administrativo de Ginebra. Según Manuel Tornare, alcalde de la ciudad, la autorización se ha dado después de mantenerse varias reuniones con los organizadores del evento, encabezados por un joven llamado Javier Martínez.
Las condiciones impuestas por el Ayuntamiento han sido aceptadas por los organizadores, que creen que les van a permitir demostrar que los jóvenes pueden ser responsables. Así, los organizadores han aceptado establecer "brigadas de limpieza", y según Martínez, "ya estamos reclutando a voluntarios en Internet". También están buscando entre 20 y 30 voluntarios para que hagan de "vigías" con el fin de evitar que la situación se desmande. A cambio, el Ayuntamiento se ha comprometido a colocar suficientes retretes y contenedores para las botellas vacías, y asociaciones de lucha contra el alcoholismo y la droga, como Noche Blanca, y la brigada de menores de la policía estarán presentes en el lugar. Las autoridades también han fijado un horario: de nueve de la noche a dos de la madrugada.
El acuerdo es elogiado hoy por varios comentaristas en el rotativo local La Tribune de Genève, quienes lo consideran "una decisión sabia" puesto que, "al encarar la realidad de frente, se ofrece la posibilidad de encauzar la fiesta, guardar un control relativo e instaurar algunas reglas elementales". Sin embargo, en un foro abierto por el diario en su página web las opiniones difieren entre aquellos que recuerdan que "todos hemos sido jóvenes" y los que lamentan las consecuencias de esta moda: basura, suciedad, vomitonas y comas etílicos.
La ciudad de Lausana decidió ayer prohibir un botellón previsto para el próximo sábado, y el Ayuntamiento justificó la decisión alegando que no había recibido garantías de los organizadores respecto a la salud pública y a que no habría desmanes.
En Zúrich, la municipalidad tampoco está dispuesta a dar el paso de permitir el botellón y se ha prohibido el programado para el 29 de agosto.Según el reglamento de la policía, que ha establecido una serie de medidas para impedir la concentración, se necesita una autorización para hacer uso de un lugar público para un evento que se sale de lo ordinario, como es el caso de miles de jóvenes que se reúnen con el objetivo declarado de beber alcohol. Y si finalmente tiene lugar la fiesta, los gastos médicos que puedan generarse correrán a cargo de los participantes, ha advertido el Ayuntamiento.
El martes, el alcalde de Berna, Alexander Tschappat, declaró que, aunque aún no ha recibido ninguna petición, en ningún caso autorizará un botellón que se está organizando para el 30 de agosto vía Internet.
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