Los lácteos chinos están en España
Los caramelos retirados en varios países aparecen en tiendas de Sevilla y Barcelona - La UE prohíbe los bollos y golosinas del país asiático por el caso de la melamina
La alarma por la contaminación de leche en China ha llegado a España, donde ayer podían encontrarse en las tiendas caramelos de una marca implicada en el escándalo de la melamina, una resina industrial utilizada para adulterar la leche que ha causado ya al menos cuatro muertes de bebés y la intoxicación de 53.000 pequeños en el país asiático. Los caramelos White Rabbit, que según análisis realizados en Hong Kong y en Nueva Zelanda contienen la sustancia, y que han sido retirados del mercado en el Reino Unido, eran localizados ayer en Sevilla por la organización de consumidores Facua y todavía por la tarde en tiendas asiáticas visitadas por EL PAÍS en Barcelona.
Las cantidades de sustancia halladas son inocuas para los adultos
En cambio, un niño que tome muchas chucherías estaría en peligro
La Comisión Europea decidió ayer la retirada del mercado de cualquier producto destinado al consumo infantil que tuviera lácteos procedentes del país asiático. Aunque la leche de China estaba prohibida en Europa desde 2002 por falta de garantías, ahora se incluye en otros productos como golosinas o bollería.
La medida urgente va acompañada de la orden de analizar todos los alimentos chinos que tengan al menos un 15% de leche en polvo. "Se trata de asegurar que estamos completamente protegidos", señaló ayer una portavoz comunitaria. El año pasado, los Veintisiete importaron 19.500 toneladas de golosinas chinas con lácteos en su composición. El embargo entra en vigor hoy. "Tenemos que subir un grado nuestras medidas de prevención", dijo la portavoz de Consumo, Nina Papadoulaki.
El umbral del 15% aplicado a caramelos, chocolates o galletas se ha fijado según un análisis de riesgo para la salud de la Agencia Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA). De acuerdo con su estudio, que concluyó que la contaminación era igual que la más alta encontrada hasta ahora, los adultos no están en peligro. Pero, en cambio, los niños que consumen a menudo chucherías estarían más expuestos a sufrir daños renales.
El Ministerio de Sanidad y Consumo español transmitió ayer la orden de la retirada a las comunidades. En Cataluña, los caramelos White Rabbit podían encontrarse en, al menos, tres formatos distintos: bolsas de 227 gramos, cajas de 454 gramos y caramelos de crema de fresa (que también contienen leche condensada y en polvo) de 200 gramos. En al menos media docena de locales del centro de Barcelona se vendían con absoluta normalidad y sin advertencia alguna. La Generalitat dijo que no los había localizado pese a tener constancia de su existencia por diversas llamadas de consumidores.
El Gobierno catalán señaló que tardará tiempo en conseguir la retirada ante la dificultad de localizar un producto que entra al país de forma ilegal. Ninguno de los envases de los caramelos localizados ayer por este diario dispone de una autorización que no sea la original, escrita en mandarín. Su única referencia en español es un burdo adhesivo en el que puede leerse: "Caramelo de leche". EL PAÍS intentó, sin éxito, contactar con las dos empresas que constaban como importadoras: la francesa Paris Store, SA, y la española Xin Shi Dai, SL, afincada en Pinto (Madrid). La primera de estas empresas no contestó al teléfono, mientras la segunda sólo atendía en mandarín y sin ningún responsable que entendiera el castellano.
Los inspectores del Ayuntamiento de Sevilla que acudieron ayer a dos establecimientos de alimentos de importación chinos en Sevilla capital, Hiper Oriente I y II, no encontraron ni rastro de los caramelos White Rabbit Creamy Candies. En el Hiper Oriente I los dueños admitieron que habían comercializado este producto hace apenas tres días. "Entonces vimos esta noticia", dice la regente mostrando un periódico en chino. En el centro de la página, dos guardias chinos entran en una tienda y se llevan las bolsas de caramelos. El conejo blanco de la marca puede verse con claridad en la fotografía. "Nos dimos cuenta de que eran malos y los devolvimos al fabricante", afirma.
El subdirector de Seguridad Alimentaria y Medioambiental de la Consejería de Salud de Andalucía, José Antonio Cordero, confirmó que los propietarios habían devuelto los caramelos a su proveedor en Madrid. "Creemos que estos caramelos llevan años vendiéndose en España y desconocemos aún su nivel de contaminación, no podremos saberlo hasta que un análisis determine el porcentaje de melamina que contienen", dijo Cordero.
El subdirector de Seguridad Alimentaria adelantó que en los casos que se han detectado en otros países, concretamente en Nueva Zelanda, este producto contenía 180 partes por millón de melamina, una sustancia que "no debe estar presente en absoluto, puesto que no es un componente de la leche y puede ser tóxica".
Este periódico rastreó ayer cinco bazares en Madrid y dos supermercados. No encontró los caramelos White Rabbit, aunque sí algunos tipos de dulces que contenían sucedáneos lácteos: una gelatina que contenía, según su etiquetado, leche en polvo sin grasa y unos bombones con nata.
Con información de Margot Molina, Lidia Jiménez, Ricardo M. de Rituerto, Maruxa Ruiz del Árbol, Ferran Balsells y Emilio de Benito.
Vigilancia compartida
- Controles. Los alimentos y otros productos de uso o consumo humano tienen unos sistemas de control en red. La UE, el Ministerio de Sanidad y Consumo y las comunidades autónomas forman parte del entramado, con el fin de asegurar la calidad y evitar trabajos redundantes.
- Entrada. Los productos que no llegan de la UE tienen que pasar un triple control en las aduanas: primero, documental, en el que el importador presenta todos los informes y certificados del país de origen, explica el subdirector de Sanidad Exterior, Óscar González; segundo, de identidad, en el que se comprueba que es lo que se dice; el tercero, físico. Éste es normalmente visual, salvo que haya una alerta previa o que haya una campaña específica (por ejemplo, dulces navideños en diciembre). Una vez pasados estos tres controles -que son iguales en todas las aduanas de la UE-, el producto tiene libre tránsito.
- Inspecciones. Al margen de los permisos, Sanidad Exterior y las consejerías de Consumo realizan análisis aleatorios de todo lo que entra en España, tanto en la aduana como en los lugares de venta o a lo largo de la cadena.
- Alertas. Los avisos sobre el riesgo de un producto pueden partir de cualquiera de los responsables: la UE, el Ministerio de Sanidad y Consumo o las consejerías. A su vez, estos organismos actúan por sus inspecciones o ante denuncias.
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