Dos buques abren una nueva ruta entre Europa y Asia por el Ártico
El deshielo acorta un 27% el tránsito de mercancías de Seúl a Rotterdam
El Ártico está cada vez más transitado. Conforme el hielo se retira en verano -atribuido al calentamiento global- empresarios y gobiernos miran al norte. Esta vez ha sido un armador alemán el que ha utilizado el hasta ahora intransitable paso del Noreste -la ruta que une Asia y Europa a través de Siberia- para llevar en dos de sus buques material para una central de gas que Rusia construye allí. Los cargueros iban escoltados por dos rompehielos (le quita mérito, pero había que asegurar la carga) aunque los propietarios afirman que su presencia no hubiera hecho falta, que sólo un día encontraron hielo en el 40% de la superficie.
La firma Beluga Group, con sede en Bremen, recibió a principios de año el encargo de General Electric de transportar dos turbinas de gas entre la bahía de Ulsan (Corea del Sur) y Surgut, en Siberia. "En abril de 2009 solicitamos permiso a las autoridades rusas para cruzar el paso del Noreste", explica la portavoz de la empresa en un correo electrónico. "La autorización fue aprobada el 21 de agosto después de que el ministerio ruso de Agricultura, el de Defensa y el servicio secreto comprobaran varios cientos de documentos". No debían de estar acostumbrados a expedir un permiso así. Aunque la ruta la habían utilizado antes buques rusos ayudados por rompehielos, según la empresa, sus buques Fraternity y Foresight son los primeros cargueros en completar el paso.
La temperatura en el Polo Norte es la mayor en 2.000 años
Los cargueros dejaron la bahía coreana de Ulsan el 23 y el 28 de julio y se reunieron en Vladivostok. El 31 de agosto, ya entrando en el Ártico, se les unieron los rompehielos Rossia y Let Polbey y el lunes pasado llegaron a Novy Port, en la costa de Siberia. La carga total del convoy era de 44 contenedores de 200 toneladas. El Fraternity descargó allí y prosiguió viaje el jueves hacia Rotterdam. El Foresight se encuentra descargando actualmente en las barcazas que llevarán su destino final a Surgut, donde se construye una central de gas en ciclo combinado de 800 megavatios.
Que dos cargueros hayan llegado a Novy Port desde Corea es un orgullo para sus armadores pero es, sobre todo, un símbolo de cómo ante nuestros ojos el mundo está cambiando rápidamente.
Walt Meier, científico del centro nacional del Hielo de EE UU (NSIDC, por sus siglas en inglés), explica por teléfono que la evidencia es irrefutable. "En los últimos 30 años [desde que los satélites de EE UU miden cada dos días el hielo ártico] la tendencia es muy clara. Hay menos hielo y es más fino. Hay variaciones naturales y repuntes, pero el descenso sólo se explica con el aumento de las temperaturas que muchos científicos han ligado a la emisión de gases de efecto invernadero de origen humano". Las palabras de Meier demuestran que los científicos cada vez con menos reparos vinculan el calentamiento global con los bruscos cambios observados en el Ártico. Un estudio de otro centro oficial estadounidense y publicado en la revista Science el pasado 4 de septiembre concluyó que la última década ha sido la más cálida en la zona en 2.000 años.
El Ártico es especialmente sensible al calentamiento. Al ser en la mayor parte agua que se hiela y se funde -no como la Antártida, que tiene tierra bajo el hielo- una leve subida se nota y genera una espiral negativa. Cuando el hielo se retira deja paso al agua, que a su vez absorbe radiación solar que antes era reflejada por el hielo. Como resultado, el Ártico se calienta más y más.
Aunque la extensión mínima de hielo se dio el 16 de septiembre de 2007, el verano 2009 será el tercer año con menos hielo. "Ha habido un repunte y hay oscilaciones, pero la tendencia es muy clara", insiste Meier. Si el año pasado se abrió el paso del Noroeste (la ruta por Canadá) este año ha quedado libre de hielo la del Noreste (Siberia).
El profesor de Relaciones Internacionales de la Universidad Pompeu Fabra y experto en el Ártico, Pablo Pareja, explica que el Paso del Noreste es especialmente interesante para Japón y Rusia. "Japón importa el 80% de su energía a través del Mar Meridional de China, unas aguas que se disputan China, Taiwan, Vietnam y Filipinas y que están infestadas de piratas. Para ellos tener una ruta alternativa es crucial. También es importante para Rusia, porque controlaría una importante ruta marítima a través de la cual podría dar salida a sus materias primas de Siberia".
Hay más ventajas. La ruta entre Japón y Hamburgo es un 27% más corta si se hace por el Ártico que por el Canal de Suez, y también evita los piratas de Somalia. La empresa Beluga asegura que prepara nuevos buques para aprovechar las entre seis y ocho semanas que calcula que el paso será navegable en verano los próximos años. En unos días, el hielo volverá a ganar terreno y a cerrar el paso.
El deshielo abre paso también a los yacimientos de gas y petróleo que esconden las aguas árticas y las disputas entre los países por controlar un territorio hasta ahora sin dueño. Todos los países ribereños han reclamado a la ONU su soberanía hasta casi el polo, Rusia plantó una bandera en el lecho marino bajo el Polo Norte y Canadá planea instalar una base militar en pleno paso del Noroeste para mostrar sus intenciones.
El ministro danés de Exteriores, Per Stig Moller, explicaba a este diario el pasado mayo que también hay riesgos: "En unos años podemos tener un vertido como el Exxon Valdez en el Ártico. Tenemos que prepararnos".
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