No más bombillas incandescentes de 100 vatios
Desde hoy no se pueden distribuir las de más de 100 vatios.- En 2010 desaparecerán las más de 75 y todos los tipos en 2012
Las bombillas incandescentes de más de 100 vatios han empezado hoy a ser retiradas del mercado de la Unión Europea (UE), el primer paso hacia la retirada total de las bombillas tradicionales en 2012, según informa la Comisión Europea. Fabricantes e intermediarios no pueden ya distribuir este tipo de lámparas tradicionales a tiendas y grandes almacenes, aunque eso sí pueden vender las que tengan en sus almacenes hasta agotar existencias. "Es algo que no podemos evitar", ha alegado un experto comunitario en rueda de prensa, quien ha reconocido que la venta de estas últimas bombillas incandescentes puede "durar meses". La CE ha aclarado que serán las autoridades nacionales las que controlen la aplicación de la nueva norma.
Es el principio del fin de la bombilla tradicional. Su retirada gradual, que comienza hoy, seguirá en septiembre de 2010 con la desaparición de las lámparas incandescentes de más de 75 vatios. Un año después, se retirarán las que superen los 60 vatios para finalmente eliminar todos los tipos en 2012, tal y como aprobó la UE el pasado diciembre. El Ejecutivo comunitario estima que la medida permitirá un ahorro anual de 40.000 millones de kilovatios a la hora (KWh) a partir de 2020, lo que equivale al consumo eléctrico de 11 millones de hogares.
Más precio por más vida
De este modo, las emisiones de CO2 se reducirán anualmente en 15 millones de toneladas, lo que contribuirá a alcanzar el objetivo de reducir el 20% de las emisiones para 2020, valoró la CE. Los consumidores podrán elegir a partir de ahora entre las bombillas fluorescentes compactas de larga duración (que ahorran un 75%) o las halógenas, equivalentes a las incandescentes en la calidad de iluminación y que ahorran entre un 25 y un 50%. También pueden optar por los dispositivos LED (diodo emisor de luz), aunque la CE reconoce que ésta es una tecnología todavía "emergente" que emite muy poca luz, por lo que su uso es bastante limitado.
La diferencia de precio entre las bombillas tradicionales y las de nueva generación es importante, ya que las primeras cuestan alrededor de 60 céntimos y las eficientes varían entre 1,5 y diez euros, aunque permiten ahorrar más energía y tienen una mayor vida útil. Bruselas confía en que su precio se reduzca con el aumento de la demanda. Junto al incremento del coste, la posibilidad de que las bombillas fluorescentes puedan tener riesgos para la salud, ya que contienen mercurio y emiten luz ultravioleta, es otro de los aspectos más polémicos.
El Ejecutivo comunitario, no obstante, reitera que no existen riesgos para la salud a pesar de que cada bombilla fluorescente contiene unos cinco miligramos de mercurio, por lo que deben desecharse en contenedores especiales. El presidente de la Comisión, José Manuel Durão Barroso, se reunirá la semana que viene con los líderes de los grupos políticos del Parlamento Europeo, institución que ya dio su visto bueno a la propuesta de la CE. Asimismo, el Ejecutivo comunitario anuncia que se lanzarán diferentes medidas a finales de este año y principios del próximo que afectarán a diferentes electrodomésticos como aparatos de aire acondicionado o frigoríficos para aumentar la eficiencia energética de los hogares europeos.
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