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La ayuda al desarrollo ya no se podrá gastar en la cúpula de Barceló

España congela los fondos en 2009, pero mantiene el objetivo de lograr el 0,7% en la legislatura - Los FAD serán sustituidos por dos nuevos tipos de ayudas

Es poco común que el debate sobre una obra de arte logre una asistencia récord de diputados a una sesión de control del Congreso. Ocurrió el pasado noviembre a propósito de la polémica por la cúpula de la sede de la ONU en Ginebra encargada al pintor Miquel Barceló y en la que el Estado español se gastó ocho millones de euros, 500.000 de ellos procedentes de fondos de cooperación.

Aunque la reprobación al ministro de Asuntos Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, propuesta por el PP, no fue apoyada por ningún otro grupo parlamentario, no faltaron las verbales: "Falta de transparencia" (CiU), uso "antiestético" de los fondos (PNV), "error político y estético" (IU-ICV). Tras esta lluvia de quejas, el Ejecutivo abordará "de forma inminente" la reforma de la ley que regula los Fondos de ayuda al Desarrollo (FAD). La primera pincelada de este cambio -demandado por las ONG especializadas en el desarrollo y los propios partidos desde hace años- aparece en el Plan Director de la Cooperación Española 2009-2012, al que ha tenido acceso EL PAÍS. Hoy lo aprobará el Consejo de Ministros y pasará posteriormente al Congreso.

Se reformará "de forma inminente" la ley de 1976 que regula los FAD
El dinero que se aporte será "exclusivamente" para cooperación

Desaparecen los FAD y se crean dos tipos de fondos nuevos. Ambos exigen que todos los proyectos financiados vayan siempre ligados a la cooperación. Uno de ellos se denominará Fondo para la Promoción del Desarrollo (Fonprode), será "un instrumento exclusivamente de cooperación al desarrollo, y todas sus operaciones serán de carácter no ligado" (es decir, que los créditos no estarán condicionados a que se contraten bienes y servicios españoles, para favorecer a los de los países destinatarios), según especifica el texto. Este presupuesto va a ser gestionado por el Ministerio de Asuntos Exteriores. El segundo será el Fondo para la Internacionalización de la Empresa (Fiem), que será "un instrumento de política comercial" y el plan señala que sólo "cuando, cumpliendo con los criterios del Comité de Ayuda al Desarrollo, se ajusten a las directrices de los documentos de planificación de la Cooperación Española, podrán ser computados como ayuda al desarrollo". Este presupuesto será gestionado por el Ministerio de Industria, Turismo y Comercio.

En la actualidad, los FAD son gestionados por ambos ministerios (Exteriores e Industria) pero están regulados por un real decreto ley de 1976 sobre medidas fiscales de fomento a la exportación y de comercio interior. La regulación está obsoleta e intoxicada por una maraña de decretos posteriores, lo que ha contribuido a que los gobiernos hayan usado estos fondos para fines no relacionados directamente con la cooperación, como es el caso de la cúpula de Barceló. Ni se cumplen ahora debidamente los fines comerciales ni los de cooperación.

El Ejecutivo asegura que en los aproximadamente 5.000 millones de euros (cifra aún por cerrar) que se invirtieron en 2008 en cooperación no se ha incluido la cantidad con la que se financió el polémico proyecto artístico.

En cuanto saltó la polémica de la cúpula de Barceló, el Gobierno hizo malabarismos para intentar justificar que no había pagado los 500.000 euros con los Fondos de Ayuda al Desarrollo (FAD), pero, en cualquier caso, lo hizo con presupuesto ligado a la cooperación que se usa para lo que el Ejecutivo denomina "acción de política exterior". Con ella se han pagado también, por ejemplo, cantidades destinadas a la convención internacional para la eliminación de armas atómicas, según ha reconocido el Ejecutivo. Algo que tiene tan poco que ver con la cooperación internacional como la cúpula de Barceló.

Aparte de la reforma de los FAD, el nuevo plan de cooperación (2009-2012) prevé congelar el primer año el presupuesto (los 5.000 millones de 2008 representan el 0,5% del PIB); alcanzar el 0,56% en 2010, y -tal y como recordó recientemente José Luis Rodríguez Zapatero- mantiene el objetivo de alcanzar el 0,7% al finalizar el plan. Es el tercero que se pone en marcha (el segundo con los socialistas) y hace mayor hincapié que los anteriores en las ayudas al África subsahariana y a Latinoamérica y menos en las destinadas a los países balcánicos, Turquía y China.

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