En el ahorro está la solución
La tecnología permite reducir el gasto hídrico al detectar fugas y consumos excesivos. España pierde el 17% del suministro en roturas
Si concebimos la ciudad como un organismo vivo, el agua sería su sangre. Profundizando en el símil, que tampoco es que vaya a ganar ningún premio a la originalidad, vemos que el sistema urbano tradicional está lleno de hemorragias de las que se desconoce su localización y tamaño. No se puede calcular con exactitud el suministro que llega a cada una de sus células, o viviendas, cuánto suministro se queda por el camino, o cuándo un órgano, léase parque o jardín, necesita ser regado, o todo lo contrario, porque ha llovido. En una palabra, no se dispone de nervios, o sensores, que transmitan la información a un cerebro u ordenador encargado de gestionar, optimizar, ahorrar un bien escaso. Sin tantas florituras, esta es la idea subyacente en el artículo sobre Ciudades sensoriales escrito por Alicia Asín, cofundadora de Libelium, una empresa aragonesa que diseña y fabrica sensores para la urbe conectada del futuro. "Las nuevas tecnologías hacen posible que, por primera vez, la ciudad como entidad sea capaz de gestionar de manera inteligente el agua", resume.
El primer centro de control de suministro de Barcelona se inauguró en 1976. Hoy está considerado uno de los mejores del mundo
Libelium forma parte de Zinnae (acrónimo de Zaragoza Innova en Agua y Energía): un cluster urbano (empresas, administraciones, universidad y centros de investigación) que impulsa la innovación empresarial vinculada al uso eficiente de este recurso, como motor de empleo. "Utilizamos la ciudad como laboratorio de nuevas soluciones", tercia Clara Presa, de la oficina técnica de Zinnae, a cargo de la organización Ecología y Desarrollo (Ecodes). En el flamante ecobarrio de Valdespartera, socio también de este cluster, los contadores son electrónicos, y se trabaja con riego automatizado y conectado con una estación meteorológica y con balsas de agua de lluvia. Otra plataforma de experimentación con fuego real, SmartSantander, que ha convertido la capital cántabra en campo de pruebas de tecnología novedosa, prevé el regadío inteligente en zonas verdes: "Se instalarán sensores que midan parámetros como la humedad de la tierra; además, el etiquetado de plantas ofrecerá información para su mantenimiento". Comenzará en el parque de Las Llamas, dentro de la segunda etapa del proyecto, desde finales de 2011.
Hoy no hace falta regar es un programa del Canal de Isabel II que funciona desde 2007 y recomienda diariamente, vía SMS, la conveniencia o no del riego, en función, por ejemplo, del tiempo que vaya a hacer ese día. El organismo que gestiona el suministro en la Comunidad de Madrid destina, según resalta, buena parte de I+D+i a "establecer nuevas tecnologías que incrementen nuestra eficiencia". Agbar, grupo empresarial encargado de Aigües de Barcelona y de otros servicios relacionados con el ciclo integral de este recurso en distintas ciudades españolas, ha constituido un centro tecnológico dedicado a la investigación, Cetaqua, con instalaciones en Barcelona y en Santiago de Compostela.
En 2009 (últimos datos del INE), se suministraron a las redes públicas de abastecimiento urbano de España 4.709 hectómetros cúbicos de agua: de media, el 16,8% se perdió en fugas, roturas y averías; un 8,9% quedó sin registrar debido a "consumos estimados, errores de medida, fraudes u otras causas". "Llega un momento en que las cosas no pueden mejorar haciéndose de la forma clásica", sostiene Ricardo Klatovsky, vicepresidente del sector utilities para IBM Sur de Europa. Avanzar pasa por una buena aplicación de las tecnologías de la información. Como en Tokio, que ahorra 170 millones de dólares al año por la detección temprana de escapes gracias a sensores en su red de distribución, según Alicia Asín.
El primer Centro de Control Operativo (CCO) de Aigües de Barcelona se inauguró en 1976. Hoy está considerado uno de los más modernos del mundo. Es el cerebro de la red, el que detecta si las reservas son adecuadas, si el nivel de desinfección es correcto, si hay incidencias (y a cuántos clientes afecta), si se producen caídas del suministro eléctrico. Permite tomar decisiones en tiempo real, tanto técnicas como económicas. Y es motivo de orgullo para Agbar, que se postula como pionero en la creación, desarrollo y aplicación de este y otros sistemas de optimización, como la división de la red por sectores (para conocer mejor cada área y actuar con mayor rapidez ante posibles incidencias), la instalación de contadores inteligentes o el sistema Metresa, para detectar qué trozos de la red necesitan rehabilitación.
Por ahí van también los tiros en Canal de Isabel II, que reseña la instalación de más de 1.100 instrumentos de medida de caudal y presión en el último lustro; cerca de 500 equipos más en los próximos años. "Disponemos de un completo sistema de telecontrol que permite conocer en tiempo real la situación hidráulica de las infraestructuras de abastecimiento y saneamiento", apunta. Lo que, según añade, además de garantizar el funcionamiento permite saber "los hábitos y patrones de consumo de los madrileños".
Contabilizar, medir, determinar el punto de partida como primer paso para mejorar. Posible gracias a una tecnología cada vez más asequible, según lo entiende Klatovsky, para quien el agua no es solo suministro o saneamiento, sino también recurso natural, un aliado (cuando se produce un incendio), un problema (en el caso de una inundación). Todas estas variables entran en el planteamiento integral que IBM desarrolla en la isla de Malta: sensores, soluciones inteligentes de lectura, informatización de los procesos, cruce de datos (se experimenta, por ejemplo, con la factura única de luz y agua). ¿Objetivo? smarter water.
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