Uralita debe indemnizar con casi cuatro millones de euros a afectados por amianto
Se trata de la primera sentencia que reconoce a vecinos como perjudicados
Un juzgado de Madrid ha condenado a Uralita a indemnizar con 3.918.594,64 euros a medio centenar de vecinos de Cerdanyola y Ripollet (Barcelona) por los daños derivados de la exposición al polvo de amianto generado por la fábrica que la empresa tenía entre ambas localidades. Los afectados en su momento reclamaban 5.414.139,54 euros.
La sentencia es pionera en España, ya que se trata de la primera vez que los demandantes no son empleados de la fábrica, sino 47 vecinos que vivían en sus inmediaciones y que, según la resolución judicial, sufren enfermedades que son producto del contacto que han mantenido diariamente con el amianto que utilizaba Uralita para fabricar sus materiales. De estos 47 vecinos han sido 45 los que han recibido sentencias favorables.
El Juzgado de Primera Instancia número 46 de Madrid ha considerado que "es claro" que la causa de los padecimientos de los demandantes, o de sus familiares fallecidos, es la actividad industrial realizada desde 1907 en la factoría de Uralita situada entre Cerdanyola y Ripollet, municipios donde han residido durante décadas los afectados.
Según la sentencia, los medios de transmisión que han causado la enfermedades de los demandantes abarcan desde las emisiones de la fábrica en forma de polvo de amianto, la manipulación de las ropas de los trabajadores por parte de sus familiares en sus domicilios y la contaminación derivada de la degradación de depósitos de residuos derivados de la propia actividad industrial.
"Incluida la que probablemente fuera provocada a consecuencia del esparcimiento que durante muchos años se realizaba por los operarios de la propia empresa por las zonas urbanas de ambos municipios, ciertamente con la aquiescencia, incluso complacencia, de la propia población y de las autoridades", añade la sentencia.
Los vecinos contentos, la empresa no habla
"La sentencia es pionera. Estamos muy contentos. No se trata del dinero, sino del reconocimiento: Uralita contaminó todo lo que había a nuestro alrededor", ha comentado Jesús Ferrare, miembro de la Asociación de Afectados por el Amianto y que acudió como público en representación de los enfermos durante el proceso judicial en Madrid. Las compensaciones económicas, ha señalado, esperan que sirvan al menos "para hacer a los enfermos, que ya no se pueden curar, la vida lo más cómoda posible dentro de sus problemas". Sobre las dos personas para las que le sentencia no ha sido favorable, esta semana se reunirán con sus abogados, para estudiar si presentan un recurso. "Sabemos que Uralita recurrirá. Preferiríamos que la sentencia fuera en firme. Pero al menos hemos abierto una vía. Esperamos que todos los enfermos se den cuenta gracias a la sentencia de que, por muy grande que sea Uralita, se puede ganar".
Uralita no hará declaraciones por el momento. La empresa está analizando la sentencia, y un portavoz se ha limitado a señalar que la acatan pero no la comparten, y por eso la recurrirán.
Efectos del amianto
La lista de indemnizaciones es larga. Son 45 los afectados a los que reconocen que su enfermedad está vinculada con el amianto y el juez les otorga compensaciones que van de los 43.000 euros a los 470.000 euros. Los enfermos sufren en su mayoría placas pleurales (endurecimiento en la capa que recubre los pulmones). Estas placas provocan o pueden provocar problemas para respirar, por lo que limitan la actividad del enfermo. A la mayoría se les reconoce además daño moral, que sus abogados pedían por tratarse de una enfermedad incurable y que empeora con el tiempo.
Las compensaciones económicas más altas responden a las lesiones pulmonares que ya están más avanzadas, y que obligan a los enfermos, por ejemplo, a usar bombonas de oxígeno para respirar, así como las de los afectados por un tipo de cáncer pulmonar mortal (mesotelioma).
"Debe concluirse que la causa adecuada o eficiente de los padecimientos de los hoy demandantes, o de sus familiares fallecidos, es la actividad industrial realizada desde 1907 en la factoría de la hoy demandada [Uralita]", dice la sentencia, que concluye que los medios por los que el amianto llegó a los enfermos fueron por la propia fábrica, la manipulación de ropa de sus trabajadores y la "degradación de depósitos de residuos derivados de la propia actividad industrial, incluida la que probablemente fuera provocada a consecuencia del esparcimiento que durante años se realizaba por los operarios de la propia empresa".
El juez añade que esta última acción probablemente se llevaba a cabo con "la aquiescencia, incluso complacencia, de la propia población y de las autoridades". Durante el juicio, Uralita reconoció que en los años setenta esparcía restos de placas y tubos de fibrocemento por las calles, que estaban sin asfaltar. Con la lluvia, las placas compactaban las calles. Los afectados explicaron que nunca creyeron que era peligroso y por eso, siendo niños, jugaban con los restos del material tóxico.
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