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Rusia y Noruega trocean su Ártico para extraer el gas y el petróleo

Los países zanjan 40 años de disputas y acuerdan explotar juntos los enormes yacimientos - El deshielo impulsa la carrera, muy contestada por los ecologistas

El Ártico, olvidado durante décadas, está en el punto de mira de las potencias del norte. El deshielo deja al descubierto las enormes reservas sin explotar de gas y petróleo -un cuarto de las que hay en el mundo- y la carrera por trocearlo está en marcha. Rusia y Noruega acaban de poner fin a un contencioso que duraba casi 40 años con el reparto de las aguas del mar de Barents y del Océano Ártico. Y, ayer, los ministros de Exteriores de Canadá y Rusia reclamaron, cada una como propio, el lecho marino de la cordillera submarina de Lomonósov. Acordaron, eso sí, que la disputa se decida en la ONU, en la Convención de Derecho Marítimo.

El espacio marino que Noruega y Rusia se disputaban desde hace décadas cubre una superficie de unos 175.000 kilómetros cuadrados, rica sobre todo en gas y petróleo. Los rusos eran partidarios de una repartición "por sectores"; los noruegos, de trazar una línea que simplemente dividiera en dos las aguas. La solución se acordó en abril, durante la visita del presidente ruso Dmitri Medvédev a Oslo, y anteayer se oficializó con la firma del acuerdo, que divide la zona en disputa en "dos partes equivalentes". Pero lo más importante del tratado de limitación de espacios marinos y colaboración -firmado en el puerto nórdico ruso de Múrmansk, con la presencia de Medvédev y del primer ministro noruego, Jens Stoltenberg- es que este estipula que "todo yacimiento que cruce la línea de demarcación, solo podrá ser explotado conjuntamente y como un todo", según explicó un portavoz del Gobierno ruso. Así se evitará que la explotación de los yacimientos se vea congelada por disputas territoriales.

La región concentra el 25% de las reservas aún por descubrir

Según los expertos, la mayoría de las reservas de gas y petróleo de esta zona se encuentran en el lado ruso, pero el problema para el Kremlin es que las firmas del país no están en condiciones de explotarlos en las profundas aguas de esos mares sin la colaboración de los noruegos, cuya empresa pública, Statoil Hydro, tiene la experiencia y la técnica necesarias porque en el círculo polar ya tiene en explotación un yacimiento de gas. Noruega mira al polo ante el agotamiento de los pozos en el Mar del Norte. Statoil y la rusa Gazprom ya acordaron en 2009 explotar juntos el yacimiento de Shtockam, una gigantesca bolsa de gas en el lado ruso, aunque la han aplazado hasta 2016 por la caída de la demanda.

Se estima que la plataforma continental del mar de Barents contiene más de 7.000 millones de toneladas de combustible convencional y que se podría extraer más de 20 millones de toneladas de hidrocarburos al año. Yuri Trútnev, ministro ruso de Recursos Naturales, sostiene que "el Ártico contiene el 25% de los recursos de hidrocarburos por descubrir del planeta". Un estudio del Servicio Geológico de Estados Unidos la situó en 2005 como la segunda región del mundo con mayores yacimientos aún ocultos.

La carrera por el petróleo y el gas no se puede entender sin el deshielo. El pasado 10 de septiembre, el hielo ártico alcanzó su mínimo anual, con 4,76 millones de kilómetros cuadrados, un 31% menos que la media entre 1979 y 2000. Es la tercera menor cifra desde que en 1979 comenzaron las mediciones con satélite. A partir de ahora y hasta la primavera, el hielo vuelve a ganar terreno. Las previsiones de los científicos apuntan a que el calentamiento puede dejar el polo sin hielo en verano alrededor de 2070, una fecha que con frecuencia se revisa a la baja.

Los ecologistas son muy críticos con la explotación del Ártico. Consideran que un vertido allí sería mucho peor que en cualquier otra parte y que, a la vez, las condiciones lo hacen mucho más probable. Si en el golfo de México BP ha tardado meses en sellar un pozo, hacerlo en aguas remotas y heladas, salpicadas de icebergs sería mucho más complicado. A petroleras, científicos y ecologistas se han unido las navieras. Ayer, un carguero noruego con acero completó la ruta entre Europa y China por Siberia. Hace un año se realizó por primera vez, pero ya es cada vez más frecuente.

Los últimos en llegar han sido los diplomáticos. Los ministros de Exteriores de Canadá, Lawrence Cannon, y de Rusia, Serguéi Lavrov, reafirmaron ayer en Moscú las posiciones de sus respectivos países, que sostienen que la Lomonósov Ridge es una continuación de sus plataformas continentales. Esta cadena submarina se extiende a lo largo de 1.800 kilómetros dividiendo el Ártico. Si cualquiera de los países prueba que la Lomonósov es continuación de su plataforma continental, entonces podrá reclamar derechos sobre los recursos naturales sobre una superficie mucho mayor a la comprendida en la zona económica exclusiva de 200 millas náuticas.

Rusia se ha adelantado a los otros países que quieren ampliar su plataforma continental a vastas zonas del Ártico. Además de presentar ante la ONU los documentos necesarios para obtener el reconocimiento a los territorios que pretende -y la Convención de Derecho Marítimo entrega al Estado correspondiente todos los derechos sobre su plataforma continental-, aprobó el año pasado una estrategia a aplicar en esa zona por lo menos hasta 2020.

Con información de Rafael Méndez.

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