Primer paso hacia la pastilla que previene el sida
Un ensayo realizado por un español pone las bases para la profilaxis de la enfermedad
¿Por qué esperar a tener sida para empezar a tomar los antivirales? ¿Y si se pudiera evitar la infección medicándose antes de exponerse al VIH (virus de la inmunodeficiencia humana, que causa el sida)? La idea, denominada en los circuitos científicos profilaxis preexposición, no es nueva, pero un ensayo realizado por el español Gerardo García-Lerma ha puesto las bases para que sea algo más que una buena idea.
El trabajo, hecho con macacos rhesus, consiste en exponer a los animales al VIS (el virus de la inmunodeficiencia de los simios, el primo del VIH) por vía rectal. Pero antes -y, en algunos casos, después- se ha tratado a los monos con un fármaco antiviral. Los resultados muestran que no hay una protección total (de los 24 animales del ensayo, se infectaron 23, aunque lo hicieron más tarde que los del grupo de control, lo que indica que sí había una cierta protección).
Dependiendo de cuántos días se les diera la pastilla, la probabilidad de que el virus se transmitiera se reducía hasta 16 veces, según los datos presentados en la Conferencia sobre Retrovirus y Enfermedades Oportunistas (CROI en inglés) que se celebra estos días en Montreal (Canadá). La CROI es la reunión más importante científicamente sobre el virus que causa el sida.
En cualquier otra enfermedad, unos resultados que en algunos casos se quedan sólo en una reducción del 50% de las probabilidades de ser infectado no serían tan relevantes. Pero hace ya tiempo que los investigadores especializados en sida han rebajado sus expectativas. En el campo de las vacunas se habla de "volver a los laboratorios", por ejemplo. Por eso, en la misma conferencia se ha recibido como una gran novedad unos ensayos con un gel vaginal que reducen un 30% la transmisión sexual del VIH.
La idea final, según los mayores expertos, como Michel Sidibé, presidente de Onusida, es tener una batería de posibilidades, sobre todo teniendo en cuenta que el VIH se transmite mayoritariamente por vía sexual, y los hábitos en este campo son muy difíciles de cambiar.
Una profilaxis preexposición efectiva podría ayudar, por ejemplo, a personas dedicadas a la prostitución que saben que sus clientes les van a exigir realizar el acto sexual sin preservativo. También puede ser más cómodo para una pareja monógama con uno de los miembros infectados que estar pendiente del condón.
Claro que también tiene inconvenientes: los medicamentos antivirales no están exentos de efectos secundarios, en algunos casos muy graves (dolencias cardiovasculares o hepáticas), aparte de que el uso de los preservativos es mucho más barato (un tratamiento con antivirales puede costar 600 euros al mes) y sirve para proteger de otras enfermedades de transmisión sexual (sífilis, gonorrea, clamidia), que están en aumento.
La profilaxis preexposición completaría la llamada posexposición, es decir, una especie de píldora del día siguiente que se da a personas después de haber mantenido, voluntaria o accidentalmente, una práctica de riesgo. Éstas pueden ir desde haber sufrido una violación por parte de una persona con el VIH hasta el personal sanitario que se pincha con una aguja que ha estado antes en contacto con la sangre de una persona infectada por el virus.
Estos tratamientos están más regulados, aunque en España, según el Plan Nacional sobre Sida, queda mucho por investigar. El abordaje actual es similar al que se hacía antes de que existiera la píldora del día siguiente para evitar embarazos: usar una combinación de los antivirales ya existentes durante 24 a 36 semanas. Es caro, pero para una vez en la vida, funciona.
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