El Papa oficia por vez primera la misa de espaldas a los fieles
Por primera vez tras la reforma del Concilio Vaticano II, el Papa ofició ayer una misa dando la espalda a los fieles, como en el ritual preconciliar, aunque la eucaristía sí se desarrolló según el Misal introducido por Pablo VI en 1970, que "es y permanece" como la forma de la liturgia, según precisó el propio Pontífice cuando liberalizó la celebración de la misa en latín, el pasado julio.
Benedicto XVI celebró la misa en la inigualable e imponente Capilla Sixtina con motivo de la Fiesta del Bautismo de Jesús y durante la misma bautizó a 13 niños, todos hijos de empleados del Vaticano.
Un decreto de Benedicto XVI recuperó la misa en latín el pasado julio
El papa Ratzinger quiso oficiar en el antiguo altar pegado a la pared en la que Miguel Angel pintó el Juicio Final y por tanto dio la espalda a los fieles, con la mirada puesta en el gran Crucifijo existente. Leyó la homilía en un trono colocado en la pared derecha y no en el centro de la capilla.
Hasta ahora, para oficiar la misa en la Sixtina se utilizaba un altar móvil, que se colocaba delante del Juicio Final. En él ofició siempre Juan Pablo II, y también lo había hecho así hasta el momento Benedicto XVI, durante los dos años de su pontificado.
La Oficina de Celebraciones Litúrgicas del Sumo Pontífice precisó que se decidió utilizar el antiguo altar para "no alterar la belleza y la armonía de esta joya arquitectónica". "Ello significa que en algunos momentos el Papa dará la espalda a los fieles y mirará a la cruz", señaló el Vaticano. Benedicto XVI ofició en italiano.
Con la celebración de la misa dando la espalda a los fieles, el Papa, según los observadores vaticanos, ha querido dar visibilidad a su decisión de facilitar la misa según el rito tridentino, que liberalizó en un documento presentado en julio del pasado año y que entró en vigor en septiembre.
Benedicto XVI precisó en ese documento que la misa en latín según el rito tridentino o de San Pío V nunca fue jurídicamente suspendida y siempre estuvo permitida, y que en estos años muchas personas y movimientos como el del cismático arzobispo Lefebvre permanecían ligados a la misma.
De ahí la necesidad de un reglamento más claro para llegar, además, a "una reconciliación interna en el seno de la Iglesia". Con esas palabras tendió la mano al movimiento cismático, que no reconoce el Concilio Vaticano II.
El Pontífice subrayó que el "temor a que se menoscabe y se ponga en duda" la autoridad del Vaticano II no existe, ya que el Misal de su antecesor Pablo VI "obviamente es y permanece la forma normal de la liturgia ordinaria" y el tridentino es la "extraordinaria". "Se trata de un doble uso del mismo y único rito", afirmó el Papa.
Benedicto XVI continúa así con su intención de reincorporar algunos de los antiguos rituales considerados desfasados por la Iglesia actual. También en julio, el Papa emitió un decreto para ampliar el uso del oficio en latín, en lo que se consideró un guiño a los sectores más tradicionales de la Iglesia católica.
En muchas ocasiones, el Papa ha expresado su deseo de recuperar los himnos gregorianos para acompañar la celebración de la Misa.
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