El Papa cree "eficaz" el silencio de Pío XII ante el Holocausto
Benedicto XVI da luz verde a la polémica beatificación
El silencio de Pío XII sobre el Holocausto nazi no se basó en el miedo, ni en la connivencia, sino en la convicción de que, callando, su ayuda y solidaridad hacia los judíos sería más eficaz. Ésta es la reconstrucción histórica que hizo ayer Benedicto XVI del polémico papado de Pacelli con ocasión del 50º aniversario de su muerte, durante la misa celebrada en el marco del sínodo de los obispos. Allí invitó a los católicos a rezar "porque prosiga felizmente la causa de beatificación del siervo de Dios Pío XII".
Sus palabras se interpretan como la luz verde a este proceso, solicitado por el Concilio Vaticano II, pero después paralizada, hasta que su expediente fue aprobado por la Congregación para las Causas de los Santos en mayo de 2006 con el voto unánime de obispos y cardenales. Ante las fuertes presiones del mundo judío, el propio Ratzinger pidió entonces una investigación histórica más profunda, y detuvo así un proceso que ahora parece decidido a reactivar.
La polémica sobre Pío XII ha vuelto esta semana al primer plano con las declaraciones del rabino jefe de Haifa, Shear Yesuv Cohen, invitado por el Papa al sínodo, quien tras hablar ante los obispos dijo a los periodistas sobre Pacelli: "Creemos que no debería ser beatificado o tomado como modelo, porque no consiguió salvarnos ni levantar la voz, aunque buscase ayudar secretamente".
"Evitar lo peor"
Pero, según Ratzinger, Pío XII "actuó a menudo de forma secreta y silenciosa porque, a la luz de las circunstancias de aquel complejo momento histórico, intuyó que sólo así podría evitar lo peor y salvar el mayor número posible de judíos". Y trató de justificarlo. Aprovechó la misa para rememorar algunas de las intervenciones públicas de Pío XII contra el nazismo. Entre ellas, el radiomensaje que pronunció en la Navidad de 1942 y en el que "con voz rota por la conmoción", deploró la situación que atravesaba Europa en esos momentos con estas palabras: "Centenares de miles de personas, sin culpa propia y por razones de nacionalidad o estirpe, están siendo destinadas a la muerte o a un progresivo desgaste".
Contra lo que piensa hoy gran parte de la comunidad judía, Pío XII no fue por tanto tibio con el nazismo. Esa mala fama, subrayó el Papa, es injusta, y obedece a que el debate histórico, "no siempre sereno", no ha sabido "mostrar todos los aspectos de su poliédrico papado". La prueba, añadió Ratzinger, es que la labor de Pío XII por la paz fue agradecida "al final de la guerra, y en el momento de su muerte, por las más altas autoridades del mundo judío".
Por ejemplo, dijo el Papa, por la primera ministra de Israel, Golda Meir, quien escribió esto: "Cuando el martirio más terrorífico cayó sobre nuestro pueblo, durante los 10 años del terror nazi, la voz del Pontífice se levantó a favor de las víctimas".
El domingo, la Comunidad de San Egidio y la Comunidad judía de Roma marcharán juntas por el barrio romano del Trastévere para recordar a los más de mil judíos que fueron deportados a Auschwitz durante la ocupación nazi de la capital.
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