Imposible regular la mala educación
Los abucheos a Zapatero, libertad de expresión para unos y falta de respeto para otros, retratan a una sociedad polarizada - Escepticismo ante el intento del Gobierno de pactar un protocolo para evitarlos
"A ti no te va a pasar nada. Es libertad de expresión". Es, según la esposa del presidente cántabro, Miguel Ángel Revilla, lo que le contestó Esperanza Aguirre cuando ella se quejó por los abucheos a Zapatero el martes durante la ofrenda a los caídos en la Fiesta Nacional. ¿Es libertad de expresión o una falta de respeto? Y en cualquier caso, ¿se puede regular la mala educación? ¿Tiene alguna posibilidad de triunfo el nuevo protocolo que el Gobierno pretende pactar con el resto de grupos parlamentarios?
Premeditados y organizados, como aseguran desde el PSOE, o la reacción espontánea de ciudadanos molestos por la gestión del presidente del Gobierno, como lo ha descrito el PP, los abucheos del martes pasado, como los del año anterior, y el previo, absorbieron todo lo demás, también el momento más solemne y emotivo, el del homenaje a los militares y guardias civiles muertos este año en acto de servicio. Los pitidos lo acapararon todo. Molestos, el Rey y el Príncipe quisieron que el mensaje que trascendiera de los corrillos de la recepción en Zarzuela fuera el de su reproche a esa actitud de una parte del público. A que la Fiesta Nacional, el desfile de más de 3.000 soldados, 153 vehículos, y 50 aeronaves, quedara reducido, de nuevo, a un grito: "¡Za-pa-te-ro, di-mi-sión!".
"A los toreros les gritan y no se mueven", dice una diputada del PP
El abucheo no puede regularse por ley ni restringirse media hora, opina el PP
Llamazares: "No hay solución. Solo que los ciudadanos lo impidan"
Un socialista acusa a los alborotadores de abusar del silencio de la ofrenda
Elzo: "Hay gente que vive de insultar. Se ha trasladado de la tele a la política"
El PP exigió detenciones cuando el increpado fue el ex presidente Aznar
El abucheado comentó, resignado, esa misma tarde: "Son parte del guión". Al día siguiente añadió que los abucheadores tenían "lógicamente derecho" a hacerlo pero "deberían intentar mantener un respeto".
El líder de la oposición, Mariano Rajoy, guardó silencio. En su partido predominaban la teoría de la libertad de expresión y las respuestas justificadoras.
Javier Elzo, catedrático emérito de Sociología en la Universidad de Deusto y director de la Cuarta Encuesta Europea de Valores en España, presentada el pasado junio, opina que lo ocurrido el martes durante la Fiesta Nacional es "una falta de respeto, que no tiene nada que ver en con la libertad de expresión y es impensable en otros países. Es impensable por ejemplo que al presidente [Nicolas] Sarkozy, al que han abucheado ya unas cuantas veces, le pitaran en el Arco del Triunfo en un homenaje al soldado desconocido. Hay otro respeto".
El sociólogo atribuye las pitadas a "un contexto muy preocupante de polarización política y mediática" y a que, sencillamente, ha aumentado la mala educación. "Lo vemos continuamente en la televisión, en determinados programas en los que la gente vive simplemente de insultar al otro. Y se ha trasladado a la política".
"Como la gente estaba tan lejos...", arrancó Aguirre cuando le pidieron, al día siguiente, una condena a los que gritaron durante la ofrenda a los caídos. En la misma línea, el portavoz de Presupuestos del PP en el Congreso, Vicente Martínez-Pujalte, dijo desconocer si "los que estaban abucheando sabían que en ese momento se estaba produciendo el homenaje a los caídos", pero que, en cualquier caso, Zapatero "merecía los pitos por los 4,5 millones de parados".
El alcalde de Madrid, Alberto Ruiz-Gallardón, que en el alboroto del año pasado consolaba a Zapatero ante las cámaras -"Podían elegir otro día. A mí me parece una falta de respeto", dijo- opina ahora: "Los abucheos hay que asumirlos con naturalidad y normalidad".
El presidente de la Xunta de Galicia, Alberto Núñez Feijóo fue el único que se atrevió a hacer una condena sin rebajas: "Creo que sobra siempre abuchear a los políticos, y en los momentos solemnes, al izar la bandera o el homenaje a los caídos, aún más. No debemos acostumbrarnos a que la Fiesta Nacional sea un abucheo a un presidente, por muy mal que lo haga".
La portavoz de Defensa del Grupo Popular en el Congreso, Beatriz Rodríguez-Salmones, lamenta el griterío durante el homenaje a los caídos, pero añade: "El otro día, en una entrevista en EL PAÍS, la ministra de Defensa aseguraba que nunca había ido a los toros. No se puede gobernar un país sin haber ido a los toros, sin saber cómo el público grita y les tira de todo a los toreros y los toreros no mueven ni una ceja. El español grita mucho más que el resto de europeos. No es salvajismo, es una forma de expresión. En el Gobierno deberían ser un poco más toreros. El abucheo es una forma hasta suave de expresar un rechazo. En EE UU, los presidentes tienen todos los días a la puerta de su casa a gente gritando con pancartas. No me quiero ni imaginar si Zapatero viviera en la calle Alcalá, ¡no se podría pasar de la cantidad de gente que habría gritando!".
El PSOE mantiene que los abucheos del martes fueron una falta de respeto. "En ningún país del mundo el día de la Fiesta Nacional se insulta al presidente del modo tan vergonzoso y descarado que ayer ocurrió", manifestó el presidente del Congreso, José Bono. El del Senado, Javier Rojo, comentó que la presidenta del Tribunal Constitucional, María Emilia Casas, y el del Supremo, Carlos Dívar, estaban tan indignados como él. "Ha sido lamentable", resumía él mismo. "Lamentable", repetía el ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, abroncado también hace pocos días en la celebración de la patrona de la Guardia Civil, y para quien es "muy duro" que "la extrema derecha se apropie" de la fiesta de todos los españoles, lo que resulta "difícil de explicar" a los embajadores extranjeros invitados al acto.
El portavoz de Defensa del Grupo Socialista en el Congreso, Jesús Cuadrado, critica a Aguirre "por tratar de pasar como mercancía de libertad de expresión lo que fue un acto vil de una catadura moral muy baja. No es cierto que los que abucheaban no supieran que en ese momento se estaba produciendo la ofrenda a los caídos, y ella lo sabe. Se anunció dos veces por megafonía. Y los gritos arreciaron cuando se hizo el silencio, cuando sabían que se iban a escuchar mejor. Sentí una profunda vergüenza cuando vi cómo la extrema derecha le robaba su momento de homenaje a las viudas, a los hijos y a los padres de los militares que fallecieron defendiendo la seguridad de todos los españoles".
Cuadrado, como la mayoría de los socialistas, cree que los alborotadores estaban organizados. "Cuando se calienta la olla, puede explotar. La extrema derecha es una parte muy pequeña de la sociedad, pero hay un sector del PP que pretende mantener a esa clientela satisfecha. Y una minoría puede espantar a una mayoría, es la historia de nuestro país".
Para Gaspar Llamazares, de IU, "los abucheos no tenían nada que ver con la libertad de expresión. Era libertad de insulto, de linchamiento, de rebuzno. Para el PP demostraban el desgaste del Gobierno y para el Gobierno el desgaste que les hace el PP. Esto demuestra que no hay consenso sobre los límites de la crítica democrática. Se cree que en política vale todo, se le ha dado tintes de normalidad al insulto. Y los insultos arrecian en tiempos de crisis, al igual que la polarización política".
Gritos contra los políticos, como recordaba el ex presidente Felipe González, ha habido siempre, pero el malestar por la situación económica y la polarización política parecen haberlos exacerbado. En febrero, el ex presidente José María Aznar era recibido con insultos como fascista y asesino en la Universidad de Oviedo. Él respondió con un gesto obsceno (una peineta) y la frase: "Algunos, es que no pueden vivir sin mí". Su partido, entonces sí criticó con dureza a los abucheadores. Aguirre los calificó de "absolutamente impresentables", como la pitada, añadió, que habían recibido los Reyes durante la final de la Copa del Rey de Baloncesto en Barakaldo. El vicesecretario popular de comunicación, Esteban González Pons, de "agresión intolerante e intolerable". El alcalde de Oviedo, Gabino de Lorenzo, del mismo partido, aseguró: "España ha retrocedido 70 años", y exigió a la Delegación del Gobierno que hiciera todo lo posible por detener a quienes increparon y ponerlos ante el juez.
Cuando la presidenta madrileña, Esperanza Aguirre, fue abucheada en el hospital público Ramón y Cajal en 2008, se encaró con los abucheadores -"estáis pagados para meter follón"-. Se dio la orden, además, de que el incidente no se emitiera en Telemadrid.
La ministra de Defensa, Carme Chacón, se ha propuesto, con la vicepresidenta primera del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega, negociar con todos los grupos parlamentarios para redactar un nuevo protocolo de la Fiesta Nacional que impida que los abucheos sigan acaparando toda la atención ese día. Pero no parece que vayan a tener mucho éxito.
Rajoy, que guardaba silencio sobre los pitidos, se apresuró a comentar esta iniciativa: "Me parece surrealista", dijo. Rodríguez-Salmones, su portavoz de Defensa en el Congreso, opinaba: "No hace falta reglamentar nada. Yo pondría unas pantallas gigantes, así la gente vería a esas familias doloridas en ese momento de profunda emoción y respeto. He oído a la ministra decir que hay otros 364 días al año para criticar al Gobierno, pero ¡no nos pueden restringir ni media hora! No se puede regular por ley el abucheo".
Cuadrado opina que más eficaz que los posibles cambios organizativos para el próximo desfile de la Fiesta Nacional sería "una declaración institucional de todos los partidos, en el Congreso y el Senado, sobre la necesidad de respetar la fiesta de todos los españoles".
Llamazares es pesimista: "No hay solución. Los protocolos no van a servir de nada y además se van a utilizar como un ataque a la libertad de expresión. Si se alejan más las tribunas pagarían justos por pecadores. La única cosa que podría funcionar es que los propios ciudadanos no dejaran a los que insultan y abuchean, los maleducados y sembradores de odio, ocupar la calle".
La peineta de Aznar y otras pitadas
- Rubalcaba, en un desfile de la Guardia Civil (10/10/2010). Los abucheos le obligaron a interrumpir su discurso.
- Montilla, en la protesta contra la sentencia del Estatuto (10/07/2010). Tuvo que salir escoltado. De la pitada del desfile opina: "Los que gobernamos debemos estar acostumbrados".
- Aznar, en la Universidad de Oviedo (18/02/2010). Le gritaron asesino y fascista. Él respondió con una peineta y dijo: "Algunos no pueden vivir sin mí".
- Aguirre, en La noche de los teatros (27/03/2009). Un centenar de personas le gritó "¡Fuera, fuera!". Ella se encaró con los que vociferaban.
Por qué había quinceañeros con banderas franquistas
"Hace 20 años me pasaba exactamente lo mismo y era la misma gente", asegura el ex presidente del Gobierno Felipe González sobre los abucheos a Zapatero durante el desfile de la Fiesta Nacional. No era del todo cierto, porque el martes, muchos de los que habían acudido solo para gritar al presidente aún no los habían cumplido. Grupos de quinceañeros con polos caros pasearon ufanos banderas franquistas. Otros planeaban con esmero la consigna a gritar y se lamentaban de los lejos que estaban de la tribuna de las autoridades.
El presidente del Senado, Javier Rojo, se mostró especialmente alarmado por que los gritos y pitadas que oía con más fuerza eran de chavales. "Me recordó a las barbaridades que nos gritaban a los demócratas los niños en el País Vasco, lo que oían en sus casas", comentó con la diputada de UPyD, Rosa Díez.
'Cara al sol' adolescente
A Gaspar Llamazares, de IU, también le llamó la atención que en este tipo de incidentes cada vez haya gente más joven. "Yo me he encontrado con adolescentes que me han cantado el Cara al sol. Y me daban ganas de preguntar: ¿Tú dónde aprendes eso? Me pregunto dónde socializan esas actitudes tan intolerantes esos colectivos de jóvenes de clase bien. Me imagino que con sus familias, seguro que no es en la educación pública. Hay una minoría importante que piensa y actúa aún en claves de extrema derecha, de dictadura, y determinados barrios que se consideran todavía zona nacional".
Fuentes del Ministerio de Defensa aseguran que los abucheos estaban organizados y que a los que increparon a Zapatero "se les había convocado a través de redes sociales como Facebook y Twitter".
El catedrático de sociología Javier Elzo asegura que se trata de "un fenómeno nuevo". "Francia consiguió movilizar a los chavales de los liceos para manifestarse contra el retiro". En el caso de los grupos de quinceañeros que acudieron a lanzar abucheos durante el desfile militar del 12 de octubre añade: "¿Por qué han ido los quinceañeros a abuchear a Zapatero si están tan alejados de la política? Hay una parte muy importante de la adolescencia que es muy fácilmente influenciable por gentes con ideologías muy radicales".
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