"Era un niño de la calle, me salvó mi madre"
Mario Capecchi, el Nobel estadounidense de Medicina con sangre veronesa, apellido italiano, un padre muerto en África combatiendo contra los americanos, una infancia robando comida con bandas de ladronzuelos en el Véneto y una vida que es difícil de creer aunque sea él el que la cuenta, es una historia profundamente italiana, aunque no haya nada de italiano en su currículo de estudiante, en su triunfo como científico y en su lengua. "Quizás por esto mismo me siento profundamente cercano al país en el que nací y trato de hacer todo lo que puedo por Italia, en mi esfera". Parece como si quisiera excusarse, por no ser bastante italiano.
"Nací en Verona, el 6 de octubre de 1937, hace casi exactamente 70 años, y celebré mi cumpleaños sólo dos días antes de recibir la comunicación de la concesión del Nobel; no habría podido pedir un regalo mejor".
Pregunta. ¿Eran antifascistas sus padres?
Respuesta. Al principio, no. Mi madre era una poetisa, una del grupo de los bohemios, que viajaba mucho y había enseñado y trabajado en la Sorbona, en París. Era hija de una familia de artistas; su madre, mi abuela materna, era una pintora que había nacido en Estados Unidos, Lucy Dodd, y se había casado con un alemán, Ramberg, por lo que firmaba sus cuadros como Dodd Ramberg.
P. Una familia culta, pequeñoburguesa, de artistas, muy alejados del mundo de la ciencia.
R. Mi padre, Luciano, sabía que su esposa, mi madre, tendría problemas por su temperamento rebelde. Cuando se aprobaron las leyes raciales, a pesar de que no nos implicaban porque nosotros no éramos judíos, Lucy, mi madre, empezó a escribir y distribuir opúsculos antifascistas y antialemanes. Mi padre fue enrolado en la aviación, como artillero antiaéreo y enviado a África, pero antes de irse, fue a ver a una familia de campesinos de la región del Alto Adige, al sur de Bolzano, y les dio dinero para que me acogieran en su casa y me mantuvieran, si moría o mi madre era deportada.
P. ¿Su padre murió en el frente africano?
R. Eso creo, porque oficialmente fue clasificado como desaparecido.
P. ¿Y su madre fue arrestada?
R. Por la Gestapo, que vino para llevársela, a plena luz del día. Primero, la llevaron a Dachau, como prisionera política. Yo no había cumplido los 5 años.
P. ¿Se fue con esos campesinos?
R. Durante un año. Después se terminó el dinero y ellos dijeron que ya no podían mantenerme. Me echaron de su casa.
P. Y, ¿a dónde se fue?
R. A ninguna parte. Vagando por la carretera entre Bolzano y Verona encontré a una banda de niños como yo, sin la presencia de adultos, que vagabundeaban tratando de comer lo que podían.
P. ¿Con pequeños trabajos?
R. No, robando. En los caseríos, en las ciudades que atravesábamos en el camino hacia el sur. Intentaban cogernos y nosotros nos escondíamos en toneles vacíos, en los establos, cambiando de lugar continuamente. Empecé a sentirme muy mal y ni siquiera recuerdo con exactitud, pero de repente me encontré en el pasillo de un hospital de Regio Emilia, en 1945.
P. ¿Quién le ingresó?
R. Alguien, un desconocido, un samaritano italiano. Estaba enfermo de tifus y habría muerto si los médicos de ese hospital no me hubieran curado.
P. Fue allí donde su madre, Lucía, le encontró, ¿no?
R. Sí. Había sobrevivido a Dachau y cuando los americanos liberaron el campo de concentración había vuelto a Italia, empezando a buscarme.
P. Y ella decidió emigrar.
R. Inmediatamente. Nos embarcamos en una nave de refugiados y desembarcamos en Nueva York, en donde nos esperaba su hermano Henry, mi tío, al que habíamos logrado advertir de nuestra llegada. Nos subió a un tren y pocas horas después estábamos en Princeton, en donde él enseñaba en la Facultad de Física. En esa época, todavía estaba allí Einstein, y recuerdo haberlo visto. Pero por aquel entonces qué sabía yo de Einstein.
P. Después, fue a la escuela en los Estados Unidos.
R. Al día siguiente, se da cuenta, al día siguiente de haber salido de Ellis Island con mi madre ya estaba en una clase de la elemental, sin entender una palabra.
El resto de esta historia italiana de un Nobel estadounidense, está en sus biografías oficiales. El instituto en Nueva York, la licenciatura en Química y Física, después el descubrimiento de la biología molecular, su admisión en Harvard y el encuentro que le convertiría en un Nobel, con Jim Watson, el padre de la genética moderna, el descubridor de la "doble hélice", de nuestro ADN, el secreto de la vida. Hoy, Mario Capecchi enseña en la Universidad del Estado de Utah.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.