EE UU se niega en Bali a aceptar una fuerte rebaja de emisiones
La UE presiona para bajar los gases de efecto invernadero entre el 25% y el 40%
El nuevo Estados Unidos se parece mucho al viejo. La delegación estadounidense en la Cumbre del Clima de Bali mostró su cara remozada al manifestarse dispuesta al diálogo y asumir la gravedad del cambio climático; y su viejo rostro emisor y aislacionista al negarse a asumir la reducción de emisiones de entre un 25% y un 40% en 2020 para los países desarrollados que figura en el borrador del acuerdo. Pese a las presiones de Washington, Canadá y Japón, el texto mantenía anoche las cifras, algo que la Unión Europea considera imprescindible para implicar a los países en desarrollo. El éxito de la cumbre dependerá en buena medida de que se mantengan esos números en el texto final porque, aunque para el acuerdo de 2009 que releva a Kioto puede no ser determinante, sí lo es políticamente: revelará quién tiene más apoyos, si EE UU o la UE, para renovar Kioto. La UE presionaba anoche a EE UU para que aceptara al menos aquellos recortes.
Los objetivos son mucho más ambiciosos que los pactados en Kioto
Hoy se cumplen 10 años de la firma del Protocolo de Kioto y el contexto en el que se negocia su sucesor, en Bali, es otro. Si hace 10 años los países ricos se comprometieron a reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero un 5,2%, el borrador de acuerdo que ayer recibieron las delegaciones de los 190 países reunidos en Bali para renovar Kioto es muchísimo más ambicioso. El texto arranca: "Respondiendo a la evidencia científica inequívoca de que prevenir los peores impactos del cambio climático requiere al grupo de las partes del anexo de la Convención [los países desarrollados] reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero entre un 25% y un 40% por debajo del nivel de 1990 en 2020 y que las emisiones mundiales de gases tienen que tocar techo en los próximos 10 ó 15 años y reducirse a niveles muy bajos, por debajo de la mitad de los niveles de 2000 en 2050".
Esa cifra "prejuzga la negociación de los próximos dos años", según EE UU. "Estamos aquí para ser constructivos y formar parte de la negociación, pero no es un buen punto de partida", afirmó su representante, Harlan Watson. Este país ha cambiado el tono pero no tanto el fondo. Ahora no bloquea la negociación, sino que forma parte de ella y desde dentro intenta rebajarlo. Preguntado por su soledad en la cumbre después de que Australia anunciase que ratificará Kioto, Watson sonrió: "No me siento solo en absoluto, Turquía tampoco ha firmado el protocolo de Kioto"; y requerido sobre el próximo cambio de Administración en EE UU, advirtió: "El año que viene nosotros seguimos aquí", ya que hasta 2009 no habrá otro gobierno.
La duda en Bali ayer era saber si esas cifras llegarían al texto final, al mandato de la convención, el mapa que debe guiar las negociaciones para que en 2009 haya un nuevo texto. Mientras que el secretario de la Convención de Naciones Unidas contra el Cambio Climático, Yvo de Boer, dijo que había pocas posibilidades de que llegasen al texto final, otros delegados eran más optimistas y aseguraban que esas cifras ya se pactaron en Viena a finales de agosto. "Estados Unidos está forzando la negociación. Deja claro que está aquí, que ya no pone en duda la gravedad del cambio climático ni que sea causa del hombre, pero que no puede asumir tanto de golpe. El reto es conseguir incluirlo", explicó un delegado.
La UE considera necesario un "compromiso fuerte" de los países ricos para conseguir que los grandes emisores como China, India o Brasil, acepten compromisos voluntarios. Estos compromisos no tienen por qué ser de reducción de emisiones, pero sí para limitar su crecimiento o potenciar las energías renovables. Canadá, en una forma de dinamitar el acuerdo, pide que todos los países tengan objetivos obligatorios, algo que nunca aceptarían los países en desarrollo, cuyas emisiones per cápita son mucho más bajas que las del resto.
Las cifras puede que no tengan tanta relevancia a efectos de la lucha contra el calentamiento. Pero será un termómetro de cómo comienza esa negociación, si con la balanza a favor de EE UU, que quiere reducciones voluntarias y nunca en el marco de la ONU, o de la UE. Ayer comenzó una escalada de presiones para inclinar la balanza.
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