Brasil aguanta el pulso contra el sida
Merck advierte que "expropiar" la patente del fármaco puede frenar la investigación científica
El laboratorio Merck Sharp & Dhome se siente "profundamente decepcionado" por la decisión del Gobierno de Lula de saltarse la patente para proporcionar tratamiento antisida a 75.000 infectados en Brasil. Es la primera vez que un gobierno actúa de esta manera. El fármaco se producirá como un genérico.
Esta "expropiación de la propiedad intelectual", avisó el laboratorio, podría frenar su interés por la investigación de enfermedades que afectan a países en vías de desarrollo. Y "tendrá un impacto negativo en la reputación de Brasil como país industrializado que quiere atraer la inversión exterior", advirtieron.
A pesar de que la medida adoptada por el Gobierno de Lula da Silva permite a Brasil iniciar la producción nacional del medicamento o importar genéricos al considerarlo de interés público, el laboratorio muestra su disposición a "explorar un acuerdo mutuamente aceptable".
En este sentido, Merck Sharp & Dhome asegura continuar "compartiendo con el Gobierno el objetivo común de mejorar la salud y el bienestar" de los infectados por VIH. Y mantiene que comercializa el Stocrin y el Crixivan a un precio menor que en "cualquier país con una riqueza y carga de enfermedad comparable".
Además, el laboratorio advierte en el comunicado de la imagen negativa que esta medida tendrá sobre otras empresas basadas en la investigación. Finalmente, Merck confía en que Brasil reconsidere la decisión por el bien de los intereses "de los pacientes del virus HIV en todo el mundo".
Intermón Oxfam confía en que la actitud de Brasil siente un precedente para que otros países sigan su ejemplo, según declaró el coordinador de investigaciones de esta ONG, Gonzalo Fanjul. Fanjul dijo que la dificultad del acceso a los medicamentos por parte de los pacientes con menos renta es "un problema complejo con una solución sencilla".
Eludir la patente de los grandes laboratorios sobre sus medicamentos y producir el mismo compuesto en genéricos más baratos es una práctica permitida por la Organización Mundial del Comercio desde 2001. Sin embargo, ningún país había actuado así hasta ahora. Las multinacionales farmacéuticas habían logrado contener estas iniciativas abaratando los costes de estos fármacos en los países más pobres y concediendo licencias a las empresas locales. Así detenían la entrada de otros fabricantes de genéricos que les hicieran la competencia.
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