África da un golpe sobre la mesa y bloquea un día la cumbre del clima
"Nuestra gente muere por el calentamiento y Occidente no hace nada" - España teme que Copenhague quede reducido a un "acuerdo político"
Los países africanos, con apoyo de otros grandes como Brasil, China e India, dieron ayer un golpe sobre la mesa de la negociación del clima que retumbó por todo el planeta. Durante un día, los negociadores del continente fueron los protagonistas. "Si no hablamos de cifras de reducción de emisiones y de cosas serias, esto es un ejercicio inútil", resumió Lumumba Sanislaus Di-Aping, el sudanés que preside el G-77, el heterogéneo grupo que incluye a grandes economías como Brasil, India o Pakistán.
Los africanos reflejaron su hartazgo de escuchar las cuitas de la UE y la Administración de Obama -que ayer acordaron en la primera cumbre bilateral en Washington crear un consejo de energía para aprobar políticas que reduzcan la contaminación, informa David Alandete-. Y dejaron también claro que están cansados de viajar por todo el planeta en cumbres que luego se resuelven en una reunión a puerta cerrada entre ocho países. Para expresar su malestar no ahorraron dramatismo. "África sufre ya el cambio climático y la gente se muere a causa del modo de vida occidental mientras los países desarrollados ocultan cuál será su reducción de emisiones", declaró en una concurrida sala de prensa el argelino Kamel Djamouai, portavoz del grupo africano.
El mundo pobre está por prorrogar Kioto. El desarrollado persigue otro pacto
Sin tiempo para la negociación, se diluye la esperanza de lograr un tratado
El lunes por la tarde, sus negociadores ya abandonaron las reuniones informales previstas y ayer continuaron sin acudir a la mesa que busca renovar el Protocolo de Kioto. Sólo regresaron tras una larga reunión con la UE en la que llegaron al acuerdo de aumentar el número de sesiones dedicadas a tratar los objetivos de reducción de emisiones. El presidente de esa negociación -hay dos-, John Ashe, declaró a Reuters que el boicoteo es "extremadamente grave", porque sólo quedan tres días de negociación antes de Copenhague. El texto sigue con 300 páginas y lleno de corchetes en los que no hay acuerdo. La ronda de negociación, en la que sí está EE UU y que busca un pacto a largo lazo, funcionó normalmente.
La pataleta de los países en desarrollo esconde el temor a que en realidad Kioto esté muerto. Ellos quieren pactar un segundo periodo de cumplimiento para 2012-2020 pero dentro del mismo acuerdo, que tiene objetivos vinculantes para los desarrollados mientras que deja fuera a los emergentes. Mientras, las naciones ricas cada vez hablan más abiertamente -la UE lo ha dicho- de que hay que plantearse un nuevo protocolo.
Y como no hay consenso ni en la forma, las esperanzas de alcanzar un acuerdo completo en Copenhague se desvanecen. La número dos de la Oficina Española de Cambio Climático, Paz Valiente, se sinceró en un acto paralelo a la cumbre: "La situación está muy complicada. Tenemos un texto de negociación de 300 páginas lleno de paréntesis. No es la postura oficial de la UE, pero se empieza a ver que lo que probablemente se consiga sea un acuerdo político al más alto nivel. Pero con toda seguridad no será algo cerrado, concluyente y exhaustivo". La voz de España en esta cumbre es relevante porque como presidencia entrante en la UE está en las negociaciones junto a Suecia y la Comisión. En Bali en 2007, los países se dieron dos años para lograr un nuevo tratado. Parece que el tiempo ha servido de poco.
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