Y ahora ¿dónde invierto mi dinero?
Los expertos aconsejan mantener a corto plazo el ahorro en productos conservadores
La venta de cajas fuertes se ha disparado en EE UU en los últimos meses por la desconfianza de los inversores a los bancos. La misma reacción sucedió ya durante la Gran Depresión. Muchos ahorradores se preguntan qué hacer con su dinero. La respuesta no es sencilla. La crisis que viven los mercados tiene un hecho diferencial con otros momentos de turbulencias: casi ningún activo se salva de la quema. La renta variable acumula caídas del 45% en el año, los fondos de inversión y los planes de pensiones pierden de media un 4% y un 6%, respectivamente, el precio de los pisos cae, el mercado de renta fija está moribundo por la falta de liquidez y el temor a más suspensiones de pagos... Ante este panorama la única alternativa a la caja fuerte parece estar en la deuda pública, más por su seguridad que por su rentabilidad, y en los depósitos bancarios.
La Bolsa empieza a ofrecer precios muy atractivos para invertir a largo plazo La rentabilidad por dividendo de 21 valores del Ibex supera el 5%
En los fondos monetarios hay que vigilar de cerca las comisiones
Los asesores financieros consultados por EL PAÍS creen que a corto plazo la volatilidad seguirá siendo extrema por lo que aconsejan a aquellos inversores con un horizonte temporal no superior a los 12 meses y con un perfil conservador mantener la apuesta en los activos de bajo riesgo (Letras del Tesoro, fondos monetarios y depósitos). Si el ahorrador, sin embargo, no tiene una necesidad de liquidez inmediata y su sistema nervioso le permite diseñar una estrategia a largo plazo puede ser buen momento para confeccionar carteras con más riesgo.
"El pequeño inversor, antes de seleccionar un activo concreto, debe reflexionar sobre los motivos por los que acude al mercado", señala Enrique Borrajeros, director de Abante. En esta reflexión no conviene pensar en la rentabilidad que le gustaría obtener sino en la rentabilidad que necesita para cumplir sus objetivos vitales. "Si lo que necesita es un rendimiento que le compense la inflación no tiene por qué asumir riesgos y le basta con comprar deuda pública o un depósito. En cambio, si el inversor quiere que sus ahorros le renten por encima del 7% debe asumir mayor riesgo y ahí creemos que el momento actual ofrece una oportunidad histórica para comprar barato en Bolsa", añade Borrajeros.
En un momento de mercado tan complejo, con una recesión económica global a las puertas, la pregunta fundamental no es tanto dónde invertir sino cómo invertir. Fernando Luque, analista de
Morningstar, da varios consejos a los inversores. El primero de ellos es que actúen realmente a largo plazo. "Muchas personas dicen tener este propósito pero muy pocos lo cumplen". Diferentes estudios señalan que el tiempo medio de permanencia en renta variable es inferior a tres años. "Eso, por supuesto, no es largo plazo; para invertir en acciones hay que tener mínimo un horizonte de cinco años. Si no es así mejor olvidarse de la Bolsa", advierte Luque. Otro de sus consejos es que el inversor diversifique, que entre en distintos activos, tanto de renta variable como de renta fija. ¿Por qué? "Porque nadie sabe con certeza lo que ocurrirá mañana y porque es la mejor forma de protegerse de los vaivenes de los mercados". La tercera recomendación de Luque tiene que ver con la obligación de revisar la cartera de inversión de forma periódica. "Invertir a largo plazo no significa comprar y quedarse de brazos cruzados. Hay que adaptarse a las circunstancias del mercado y al paso del tiempo puesto que cuanto más se acerque el final del periodo de inversión que nos hemos marcado, menos riesgo habrá que asumir en las inversiones".
Partiendo de estas premisas generales las recomendaciones de inversión concretas para cada activo en función del contexto actual y, sobre todo, de las perspectivas para 2009, son las siguientes:
- RENTA VARIABLE
Si se mira de forma objetiva y con una perspectiva histórica es evidente que la Bolsa está barata. El problema es que el sentimiento del mercado se aproxima al pánico y no se puede descartar que las mismas acciones se puedan comprar más baratas dentro de unos meses. Una vez dicho esto, la opinión más extendida entre los analistas es que aunque la economía real empiece a sufrir las consecuencias de la crisis financiera en 2009, la Bolsa, como indicador adelantado, empezará a descontar un escenario si no de recuperación plena al menos de normalización financiera.
Desde este punto de vista, Alicia Jiménez, responsable del Departamento de Análisis de
Self Trade, propone tres tipos de estrategias en renta variable. La primera de ellas es a través de los fondos cotizados (ETF son sus siglas en inglés). Estos productos replican el comportamiento de un índice bursátil y al ser fondos de gestión pasiva sus comisiones son bajas. "Un ETF es el instrumento ideal para aquellos que vean oportunidades en Bolsa pero que todavía no se atrevan a comprar acciones de compañías concretas por temor a equivocarse", indica.
Otra alternativa es comprar títulos en aquellos sectores que han sido castigados excesivamente en los últimos meses. El problema aquí es que las estimaciones de beneficios de las empresas (el dato que se suele utilizar junto con la cotización para determinar si un valor está caro o barato) están desfasadas y tendrán que ser corregidas a la baja en muchos casos. "Conviene utilizar más el ratio que compara el precio con el valor teórico contable. De acuerdo con este indicador, aparte de la banca donde de momento quizás convenga mantenerse al margen, los sectores más atractivos son los medios de comunicación, consumo cíclico, telecomunicaciones y tecnología", apunta.
Otra estrategia de inversión que encaja en el contexto de incertidumbre actual es aquella que se basa en el dividendo de las empresas. El crash bursátil ha elevado la rentabilidad por dividendo de muchos valores. En el caso del Ibex hay 21 compañías cuyos títulos ofrecen un interés superior al 5%, según datos de la consultora Factset. Los valores más rentables son
Telecinco, BME, Criteria,
BBVA y Banco Santander (todos por encima del 8%).
El problema es que estas rentabilidades se basan en el supuesto de que las compañías mantengan su actual política de retribución en el futuro, lo que se antoja difícil en un contexto de recesión. "Cuando las compañías se tienen que apretar el cinturón el dividendo se resiente. Por lo tanto, aquellos inversores que busquen rentabilidades seguras deben valorar, además de las previsiones de dividendo, la fortaleza del balance de las compañías y su calificación crediticia", advierte Jiménez.
- RENTA FIJA
Los depósitos a plazo se mantienen como la alternativa más interesante para los ahorradores conservadores. Al atractivo interés de estos productos (las entidades siguen lanzando depósitos con réditos que superan en más de dos puntos el Euríbor) hay que añadir ahora su mayor seguridad.
El Gobierno español ha decidido elevar de 20.000 a 100.000 euros la garantía por cliente y entidad. Es decir, un ahorrador que disponga de varias cuentas en un único banco tendrá una protección de hasta 100.000 euros. Y en una cuenta con dos titulares, la cobertura de 100.000 euros será para cada uno de ellos. En el caso de las sucursales de entidades extranjeras que operan en España, se aplica la legislación del país de origen. El fondo de garantía holandés (del que dependen los clientes de ING) también ha elevado la protección hasta los 100.000 euros. Otros países como Irlanda, Alemania, Grecia, Dinamarca y Portugal han optado por garantizar el 100% de los depósitos.
En los últimos años la denominada guerra del pasivo se ha recrudecido para beneficio de los inversores. Las dificultades para captar financiación en el mercado interbancario y la necesidad de fortalecer sus balances han obligado a las entidades financieras a echar el resto en la oferta de depósitos para captar ahorro de sus clientes. Sin embargo, la subida de las rentabilidades de estos productos no es infinita. Los expertos aconsejan a aquellos inversores que quieran adquirir un depósito no demorarse mucho ya que el rédito que ofrecen podría empezar a perder atractivo en los próximos meses.
"En el corto plazo para un inversor con un perfil de riesgo medio el valor sigue estando en los depósitos. Sin embargo, en 2009 la situación podría cambiar. La tendencia en los tipos de interés es bajista. Además, las medidas adoptadas por los Gobiernos para inyectar liquidez al sistema han tenido como efecto una rápida caída del Euríbor. Si a medida que el indicador interbancario subía había que aumentar el interés de los depósitos, cuando el Euríbor cae lo lógico es esperar la misma tendencia en el interés que ofrecen los productos bancarios", comenta Daniel Suárez, de Analistas Financieros Internacionales (AFI).
Además de los depósitos, el otro claro ganador de la crisis ha sido la deuda pública, especialmente las Letras del Tesoro. El pésimo año que llevan la mayoría de los activos financieros y el miedo que surgió en torno a la seguridad de los depósitos han elevado la demanda de las emisiones del Estado. Los inversores están dispuestos a renunciar a la rentabilidad a cambio de preservar su capital. Este sentimiento de mercado ha sido aprovechado por el Gobierno que ha lanzado una campaña publicitaria para vender las excelencias de la deuda pública. El dinero que capta por esta vía le vendrá muy bien para, entre otras cosas, financiar el programa de ayuda a las entidades financieras aprobado recientemente.
En la última subasta de letras a 12 meses, celebrada el pasado 17 de octubre, se solicitaron 7.135 millones de euros y se adjudicaron 4.866 millones a un tipo de interés medio del 3,32% y a un marginal del 3,40%. La fuerte demanda ha hecho que la rentabilidad de las letras en la subasta inicial caiga de manera importante (en junio el marginal era del 4,67%) pero aun así al inversor le conviene acudir al mercado primario ya que en el secundario el interés de las letras a 12 meses es incluso inferior (por debajo del 3%).
El pequeño inversor que desee acudir a las subastas de deuda pública tiene varias alternativas. La primera es a través de Internet. El Tesoro permite suscribir valores y traspasarlos a través de su web. Otro canal es adquirir títulos a través de su intermediario financiero (banco, caja y sociedad o agencias de valores). Además, cualquier persona física o jurídica residente en España puede ser titular de una Cuenta Directa en el Banco de España. Bastará con adquirir una obligación, un bono o una letra. Cuando los particulares presenten sus peticiones de suscripción de deuda pública, deberán depositar con carácter previo como mínimo el 2% de su importe nominal en metálico o mediante cheque. Esta aportación servirá de garantía.
¿Y qué pasa con la deuda corporativa? La desconfianza que hay en el mercado a los balances de las compañías ha hecho que los bonos empresariales renten en muchos casos por encima del 10%. A pesar de este importante reclamo, los expertos recomiendan cautela. "En renta fija empresarial sólo aconsejaríamos comprar bonos de grupos de máxima solvencia. La deuda de alto rendimiento todavía presenta muchos riesgos en relación con el año que viene", argumenta Daniel Suárez.
FONDOS DE INVERSIÓN
El pésimo momento de la Bolsa y la competencia de los depósitos han hecho mella en la industria de la inversión colectiva. En lo que va de año los fondos españoles han sufrido reembolsos netos de 43.000 millones de euros y la pérdida de 1,5 millones de partícipes. A pesar de estas cifras, los asesores financieros insisten en que los fondos constituyen uno de los instrumentos de inversión más adecuados para los minoritarios. "Es el mejor vehículo tanto desde el punto de vista fiscal, ya que el traspaso de un fondo a otro no tributa, como de accesibilidad a los mercados porque la inversión en determinados activos sólo se puede realizar a través de fondos, así como de control de riesgo al ser productos diversificados", sostiene Fernando Luque.Entre las diferentes categorías de fondos de inversión los más conservadores son los monetarios por su liquidez y por su menor riesgo al invertir en deuda a muy corto plazo. Eso sí, sus rentabilidades no son para tirar cohetes: en los últimos 12 meses la rentabilidad media de los fondos monetarios españoles se ha situado en el 2,79% frente a una inflación situada en el 4,5%.A la hora de contratar un fondo monetario (en España hay más de un centenar a la venta) los expertos aconsejan fijarse en dos aspectos. El dato más determinante es la comisión. Estos fondos invierten en deuda a muy corto plazo (Letras del Tesoro y pagarés de empresas), que paga un cupón bajo pero a cambio el riesgo asumido por el inversor es menor. Ante esta combinación, una comisión de gestión elevada puede comerse buena parte de las ganancias del partícipe. Por eso, los monetarios no suelen cobrar más allá del 1,5% del patrimonio. "El inversor debe elegir fondos con bajas comisiones de gestión y depósito. A largo plazo estos gastos tienen un impacto importante sobre la rentabilidad de la inversión", señala el experto de Morningstar.Otro aspecto a tener en cuenta a la hora de contratar un monetario es su política de inversión. Estos fondos tienen un riesgo bajo pero hay productos que asumen más riesgo que otros porque no sólo invierten en deuda pública sino también en emisiones corporativas. En este sentido, en las últimas semanas se han registrado en la CNMV, ante la fuerte demanda de los inversores, diferentes fondos monetarios y de renta fija a corto plazo que sólo invierten en deuda pública soberana con la más alta calificación crediticia.Otra categoría de fondos que los expertos recomiendan en el contexto actual del mercado son los denominados fondepósitos. Éstos son fondos que invierten la mayor parte de su cartera en depósitos bancarios a corto plazo. El resto se coloca en activos de renta fija o privada emitida en mercados autorizados. Con objeto de reducir el riesgo, la exposición a los activos de la entidad emisora no puede exceder el 20% del total. Las rentabilidades de los fondepósitos no supera los intereses que dan los mejores depósitos a plazo del mercado. A cambio tienen un mejor tratamiento fiscal (el traspaso de un fondo a otro no tributa) y sus comisiones son inferiores a la de los fondos monetarios. Desde que en 2005 la modificación del reglamento de instituciones de inversión colectiva dio luz verde a los fondos para invertir en una serie de productos hasta entonces vedados entre los que se encontraban los depósitos, la oferta de fondepósitos en el mercado ya supera la veintena.Por último, para aquellos inversores con menor aversión al riesgo, los expertos también aconsejan diversificar la cartera con fondos de rentabilidad absoluta. Estos productos intentan ganar con independencia de la evolución de los mercados.
El alivio fiscal
La única noticia positiva de la caída libre de los mercados la puede deparar Hacienda. Sí, Hacienda. Restan poco más de dos meses para que se cierre el ejercicio fiscal de 2008 (sobre el que se tendrá que rendir cuentas en mayo del año que viene) y en este periodo de tiempo el inversor puede jugar sus bazas compensando plusvalías con minusvalías con el objetivo de que la factura con el fisco le sea lo más favorable posible.
El particular puede ahorrarse un 18% de impuestos sobre las plusvalías que haya logrado o prevea obtener si hace efectivas éstas y también las pérdidas por el mismo importe. En principio, por cada 1.000 euros de ganancias, Hacienda se quedará con 180 euros (el 18%). Sin embargo, por cada euro de pérdidas que se hagan efectivas y que compensen las anteriores plusvalías, el particular se ahorrará 18 céntimos. Si las minusvalías superan a las plusvalías materializadas, el contribuyente tiene cuatro años de crédito fiscal para poder completar su compensación.
El nuevo IRPF también permite ahorrarse al inversor un 18% de impuestos sobre las plusvalías logradas en 2008 si cuenta con minusvalías que obtuvo durante los ejercicios 2004, 2005 y 2006 siempre que éstas se hubieran obtenido en operaciones de más de un año de antigüedad. -
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