_
_
_
_
Crítica:CINE
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

En caída libre

Ahora que, por fin, parece que a Arnold Schwarzenegger le ha salido trabajo para una temporada larga, y además, y si nadie lo remedia, nada menos que de gobernador de California, habría que ir pensando en encontrarle algo parecido a su más persistente imitador cinematográfico, el belga Jean-Claude van Damme. El tiempo no pasa en vano, y en el caso de los armarios hiperhormonados que a veces fungen de actores, resulta brutal: nuestro karateka preferido ya no está para muchos trotes, y la degradación de su personaje más habitual por obra y gracia de un consumo televisivo abusivo no lo hacen precisamente un campeón de las taquillas.

No lo ayudan mucho, ciertamente, películas como este Salvaje, enésima revisitación del universo carcelario y cargado con todos los tópicos conocidos: abusos indecibles por parte de quienes deberían velar por la vida y salud de los condenados, mafias organizadas que viven de venderlo prácticamente todo, un sistema judicial corrompido hasta el vómito (aunque no sufran, no estamos en los USA, sino en... Rusia, ostentando otra vez sus fuerzas de seguridad el dudoso honor de ser los más malos entre los malos). Por no faltar, ni siquiera falta el chico bueno, un poco alocado y víctima propicia, por supuesto; y por encima de todos, nuestro hombre, tratado con ejemplar maldad por haberse tomado en su mano una justicia que el país en el que trabaja como ingeniero no le ha brindado.

SALVAJE

Dirección: Ringo Lam. Intérpretes: Jean-Claude van Damme, Lawrence Taylor, Marnie Alton, Malakai Davidson, Billy Reick. Género: criminal carcelario, EE UU, 2003. Duración: 96 minutos.

Ni siquiera le ayuda, en fin, Ringo Lam, chino de Hong Kong que le ha dirigido en tres ocasiones. Lo intenta en las estomagantes secuencias de pelea, sólo tolerables para amantes de estos desquiciamientos, y en dar algún ritmillo a lo tantas veces visto. Lo demás, que no es poco (las peripecias, el resto de los personajes, entre ellos el negro incógnito que jamás habla; el asunto de su esposa), se mueve entre el lugar común y el sencillo y puro atropello al sentido común: ustedes mismos.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_