SAVATER ABORDA EL LADO FILOSÓFICO DE BORGES
El pensador imparte un curso magistral en la UIMP sobre el autor de 'El Aleph' y 'Ficciones', en el que analiza la dimensión irónica y metafísica de su obra
El Borges escéptico, de fino sentido del humor, eterno bromista de lo serio, es el que durante tres días, desde el lunes hasta hoy, desentraña Fernando Savater en un curso de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP). Borges: la ironía metafísica se titula la lección. Y es el mismo nombre que llevará un libro que el pensador publicará próximamente. 'En el curso y en el libro analizo esa relación entre pensamiento y literatura que hay en Borges. Él desarrolla como pocos el pensamiento poético y lo hace con un punto de ironía, con escepticismo, precisamente porque sabe que la búsqueda de lo profundo es una tarea que no se cierra', afirma Savater.
Entre él y Borges existe una relación de casi 40 años. 'Es el único autor importante del que he leído todo lo que ha escrito', dice Savater. 'Empecé con El Aleph y busqué sus libros por todas partes', asegura. Ambos se han considerado de profesión lectores. 'Los dos admitimos esa vocación por la lectura. Lo emocionante es el hecho de leer, el descubrimiento de algunos libros es de las cosas más importantes que me han ocurrido en la vida', cuenta.
Savater desgrana a Borges en una clase concurrida, con más de 100 alumnos entre los que hay incluso detractores del autor de Ficciones. Uno comenta que lo detesta porque nunca sabe a qué atenerse con él. Savater los trata de convencer: 'Precisamente los autores desasosegantes son los que nos ayudan más a encontrar la verdad. Causar desasosiego no es malo. La verdad puede estar en lugares diferentes de los que pensamos, nunca en la autocomplacencia', dice. Y a partir de ahí desenmascara y pone en solfa a algunos clásicos, mete en duelo a Shakespeare contra Calderón o afirma que los filósofos que escriben bien son 'un poco golfos'.
Para Savater, Borges será uno de los emblemas del siglo XX. 'Se adelantó a la posmodernidad con su juego de fuentes, con la creación de una erudición inventada, con su utilización de la supertextualidad', explica. También subraya su afición por las boutades y comenta que estuvo más comprometido con la realidad de lo que la gente cree.
'Juzgar a Borges por sus opiniones políticas sería como hacerlo por sus juicios deportivos. Lo primero con lo que tiene que comprometerse un autor es con su obra', asegura el autor de Ética para Amador. Y es que hablamos de alguien, como enumera Savater, que se decantó por la República española en la guerra civil, fue un furibundo antinazi, se enfrentó a Perón, se dejó engañar por Pinochet para que le condecorara y firmó el primer manifiesto contra los desaparecidos en Argentina junto a Ernesto Sábato.
Savater sabe bien de jugarse la vida. No en vano pasea con guardaespaldas por la península de la Magdalena, porque es esa bestia libérrima que quiere acallar ETA. 'A veces me siento un poco frustrado porque me da la sensación de que la vida se reduce a hablar sobre Arzalluz', cuenta. Para Savater, el deber de los intelectuales es 'la búsqueda de la verdad, enterarse de lo que pasa y no decir nada que sirva para caer bien'.
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