Placebos y autoengaños
En Melinda y Melinda (2004), la película que precedió a la presente deriva europea en la filmografía de Woody Allen, el cineasta esbozó el filme-manifiesto que podría esconder la clave de interpretación de todo su discurso: la tragedia y la comedia como mero problema de mirada en el irresoluble empeño de descifrar lo humano. Tras ese trabajo, Allen ha seguido fiel a su disciplina, pero con la actitud de quien se siente absolutamente liberado del deber de forjar nuevas obras mayores: en Match point (2005), por ejemplo, extirpó el contrapeso de comedia que distinguía a la negrísima, monumental Delitos y faltas (1989); y en la libérrima Si la cosa funciona (2009) lograba desarrollar el inesperado ingreso en el lado oscuro de su propio arquetipo que ya se intuía en la poco apreciada Todo lo demás (2003). Quizá habrá que dejar pasar el tiempo para apreciar la secreta grandeza de esta última etapa en la filmografía de Woody Allen, una etapa hecha de obras menores, desaliñadas, a veces antipáticas, pero que, título tras título, confirman la capacidad del creador para ser siempre idéntico a sí mismo siendo, cada vez, distinto.
CONOCERÁS AL HOMBRE DE TUS SUEÑOS
Dirección: Woody Allen.
Intérpretes: Josh Brolin, Naomi Watts, Anthony Hopkins, Lucy Punch.
Género: comedia. España-EE UU, 2010.
Duración: 98 minutos.
En Conocerás al hombre de tus sueños brilla uno de los aspectos de la creatividad de Allen que menos suelen destacarse: su extraordinario oficio como contador de historias, narrador / embaucador capaz de describir una desintegración familiar como un juego improvisado al mismo tiempo que se formulan sus reglas. La película saca fuera de la ecuación toda tentación dramática para contemplar a sus personajes con una mirada a la vez compresiva e implacable.
El tema de fondo son los placebos y autoengaños a los que cada uno recurre para gestionar sus respectivas modalidades de crisis vital: del envenenado romance intergeneracional a la delegación en elementos sobrenaturales. El resultado es una película en la que el viejo Allen vuelve a ser sorprendentemente joven, una obra que parece no ahondar en nada mientras lo dice todo sobre la inmadurez -tanto masculina como femenina- que define nuestro presente. La subtrama literaria del personaje encarnado por Josh Brolin y la electricidad cómica de la actriz Lucy Punch, en el papel de la joven amante que alivia el crepúsculo viril de un woodyallenizado Anthony Hopkins, son las mejores armas de una comedia ligera que golpea en lo profundo.
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